Daños colaterales de la vuelta al campo
Los lectores escriben de los problemas que puede desencadenar un éxodo de la ciudad, de la precariedad laboral de los jóvenes y del machismo, entre otros asuntos
Los autóctonos del mundo rural vivimos con la sensación de que un gran volcán está a punto de estallar. Probablemente, en los últimos días de Pompeya, muy pocos pudieron adivinar lo que se les venía encima. Ahora, el más que probable éxodo de la ciudad al campo podría romper el encanto que aún conservan algunos lugares, en los que puedes andar libremente, sin el impacto ambiental que provoca la colocación masiva de alambradas. Aunque se habla mucho de los beneficios que traerá consigo ...
Los autóctonos del mundo rural vivimos con la sensación de que un gran volcán está a punto de estallar. Probablemente, en los últimos días de Pompeya, muy pocos pudieron adivinar lo que se les venía encima. Ahora, el más que probable éxodo de la ciudad al campo podría romper el encanto que aún conservan algunos lugares, en los que puedes andar libremente, sin el impacto ambiental que provoca la colocación masiva de alambradas. Aunque se habla mucho de los beneficios que traerá consigo el poblamiento de la España vacía, no serán pocos los quebraderos de cabeza para los lugareños que se rigen por el respeto a los lindes, caminos, sendas, pozos y eras comunitarias, y demás bienes de interés común. Esperemos que este movimiento pendular no se tenga que agregar como daño colateral a la pandemia de la covid-19.
José Solano Martínez. Cartagena (Murcia)
Adjunto currículo
Soy un joven de 30 años. Vivo con mis padres, ella es auxiliar de enfermería y él, autónomo en la construcción. He tenido diversos trabajos para pagar los estudios (un grado y dos másteres): peón agrícola, peón en bodega, cajero-reponedor y otros en ETT. La única oferta de trabajo indefinido fue un puesto recuperando huevos putrefactos para envasar la clara que después se vende en el supermercado. Ahora preparo oposiciones cobrando un ERTE por haber trabajado escasas horas semanales en un pub, pero no habrá plaza para todos. Juventud, divino tesoro.
Adrián Villanueva Maiques. Requena (Valencia)
Machismo subyacente
Aún hoy seguimos con la pésima educación de ciertos señores que insultan públicamente y sin vergüenza a las mujeres. Unos piden perdón; les traiciona el subconsciente, entiendo, pero eso no los disculpa. Otros se crecen con la polémica creada, orgullosos de su machismo. Un alcalde: “Cada vez que veo esos morritos...”; un doctor en medicina referente a “las enfermeras infecciosas”; un diputado en el hemiciclo: “Agarrarse fuerte a la coleta...”; el poema de un juez dedicado a una ministra: “Por una inquieta bragueta...”, y acabo con el presidente del Consejo Europeo y “la escena del sofá”.
Carmen Alonso Núñez. Madrid
Agua radiactiva
El Gobierno de Japón está pensando verter al mar el agua radiactiva de Fukushima. El planeta no se salva con decisiones así. Se desconoce qué puede pasar si las aguas contaminadas llegan al océano. Todos los países deben unir sus fuerzas para que esto no ocurra. No sé que se puede hacer con esa agua almacenada, pero desde luego nunca verterla al mar.
Marta Yu Bejar Alonso. Madrid
Mi apoyo a Cercas
Todo mi apoyo a Javier Cercas ante el acoso de ese nacionalismo fanático que hace de la mentira y el insulto su seña de identidad. Hay que ser profundamente ignorante y personalmente deshonesto para hablar de este escritor como promotor de un levantamiento militar en Cataluña. ¡Qué banalización de la palabra “fascismo” por todas partes, pero qué ignominia relacionarla con Cercas!
Enrique Cámara Díez. Segovia
Los textos de esta sección tienen que enviarse exclusivamente a EL PAÍS y no deben tener más de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, teléfono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PAÍS se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dará información sobre estas colaboraciones. La dirección para escribir en esta sección es CartasDirector@elpais.es