Doble derrota unilateral en Cataluña
La conclusión es clara: en ambos polos se impone el diálogo bilateral, mientras resulta derrotado el unilateralismo excluyente
El 14-F ha supuesto una clara victoria política del secesionismo en número de escaños, pues gana cuatro, y en porcentaje de votos emitidos, pasando por vez primera del 50%. Pero es una derrota social porque pierden votos en cifras absolutas, siendo elegidos tan solo por el 27% del censo electoral, lo que no les permite hablar de victoria plebiscitaria. Es verdad que también el unionismo ha sufrido una derrota tanto políti...
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El 14-F ha supuesto una clara victoria política del secesionismo en número de escaños, pues gana cuatro, y en porcentaje de votos emitidos, pasando por vez primera del 50%. Pero es una derrota social porque pierden votos en cifras absolutas, siendo elegidos tan solo por el 27% del censo electoral, lo que no les permite hablar de victoria plebiscitaria. Es verdad que también el unionismo ha sufrido una derrota tanto política como social, pues pierde en escaños, en porcentaje y en número de votos. Pero estas cifras son engañosas, pues confunden en cada bando a los unilaterales, que no reconocen al adversario sino que lo excluyen como si fuera el enemigo, con los bilaterales, que sí lo reconocen estando dispuestos a dialogar con él.
Pues bien, si los separamos entre sí, el saldo de los comicios es muy distinto. En el polo unionista, los unilaterales (Vox+Cs+PP: la “foto de Colón”) han perdido votos, porcentaje y escaños; mientras que los bilaterales (PSC+ECP) han ganado en votos, en porcentaje y en escaños. Y en el polo secesionista ha ocurrido lo mismo: los unilaterales de Junts per Catalunya pierden la primogenitura y por tanto la presidencia, mientras que ganan ambas los bilaterales de ERC. La conclusión es clara: en ambos polos se impone el diálogo bilateral y resulta derrotado el unilateralismo excluyente.
¿Qué espacio hay para el diálogo entre bloques? Por parte unionista, muy amplio, pues dominará la oposición en Cataluña mientras dispone del Gobierno en Madrid, sin temor a la resistencia que opongan los derrotados PP y Cs. Pero el problema se sitúa en el bloque secesionista. ¿Sabrá ERC ejercer la presidencia con suficiente liderazgo, sin dejarse intimidar por el griterío unilateral de Junts y la CUP? Es de temer que no, pues su posición es análoga a la del Partido Republicano en EE UU, que sigue teniendo pánico a Trump aunque este haya perdido la presidencia. Y lo mismo le puede pasar a ERC, muerto de miedo a lo que pueda decir Puigdemont aunque haya perdido la presidencia.
Pero supongamos que ERC vence su timidez, o su complejo de inferioridad, y le planta cara a Junts. ¿Qué margen de maniobra existe para el diálogo bilateral entre ERC y el PSC? Doy por supuesto que la presidencia será para aquel y la oposición para este. Pero, aun así, creo que hay margen para la esperanza con tal de que el diálogo se entable con dos condiciones. En primer lugar, ha de ser realista, de modo que verse sobre cuestiones de gobierno (pandemia, derechos sociales, modelo productivo, concierto económico) y no sobre falsos problemas identitarios. Y en segundo lugar ha de ser un diálogo posibilista, que no pida la luna del todo o nada sino que descienda a lo concreto y factible: en lugar de plantear una ilegal “amnistía”, ¿por qué no hablar de indultos?; y en lugar de exigir el inconstitucional “derecho de autodeterminación”, ¿por qué no negociar los términos de un referendo pactado y no vinculante, al estilo escocés? Hay margen.