Toda la verdad sobre Pablo Iglesias
Siempre ha existido la duda de si el líder de Unidas Podemos quería hacer la revolución o ser famoso, y es posible que ni siquiera él mismo lo sepa
Siempre ha existido la duda de si Pablo Iglesias quería hacer la revolución o ser famoso, y es posible que ni siquiera él mismo lo sepa. Cuando apareció, hablaba de desmontar “el régimen del 78”: es decir, la democracia española. Elogiaba las estrategias comunicativas de la derecha radical en Estados Unidos.
Su lenguaje flirteaba con la violencia. Se mostraba ...
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Siempre ha existido la duda de si Pablo Iglesias quería hacer la revolución o ser famoso, y es posible que ni siquiera él mismo lo sepa. Cuando apareció, hablaba de desmontar “el régimen del 78”: es decir, la democracia española. Elogiaba las estrategias comunicativas de la derecha radical en Estados Unidos.
Su lenguaje flirteaba con la violencia. Se mostraba cercano a la izquierda abertzale, comprensivo con los fines, indulgente con los medios. La televisión debía sustituir al Parlamento. Era crítico con la Transición: veía en ella una traición de la izquierda. Reprochaba que ficciones como La vaquilla mostraran que la Guerra Civil fue también un drama humano. Su visión del pasado era curiosamente hollywoodiense, puro kitsch. Estaba en contra de la casta. Defendía una república plurinacional y una dialéctica de amigo-enemigo.
La vida tiene sus paradojas. El régimen del 78 lo ha tratado bien, y el capitalismo nada mal: ahí está en su chalet en las afueras. Él es vicepresidente; su partido ha perdido atractivo y sus viejas reivindicaciones contra la desigualdad carecen de verosimilitud. Tiene escasa influencia en el Gobierno, trabaja poco y mal, y su formación, que quería superar al PSOE, solo puede sobrevivir como hermano pequeño de un Partido Socialista en minoría e incapaz de pactar con el centro y la derecha. Ha repetido los pecados de la casta y ha añadido otros nuevos. Aplastó a la disidencia, muestra personalismo. La gente más cercana a él ocupa puestos importantes: la renovación de la democracia ha terminado en un leninismo con suscripción a Netflix. Su pareja es ministra y su exasesora dirige un periódico dedicado a la propaganda, la mentira y el señalamiento de periodistas críticos. El ministerio, el medio y el portavoz parlamentario de su partido se dedican a esparcir fake news. Se utilizan denuncias falsas para anular voces incómodas.
Se señala la incongruencia de un vicepresidente que dice que su país no es una democracia plena o la afrenta de equiparar a los exiliados que huían de la guerra y la dictadura con un prófugo de la justicia de un Estado de derecho. Pero el sabotaje de la España constitucional y la impugnación de la trayectoria democrática de la izquierda son las dos ideas básicas de Pablo Iglesias, y el presidente del Gobierno lo sabe perfectamente. Es ocioso discutir sobre la verdad de Iglesias. Conocemos lo esencial. Toda la verdad sobre Pablo Iglesias es Pedro Sánchez. @gascondaniel