El narco también va a la escuela en Tamaulipas
En Reynosa, el crimen organizado se disputaba el control de las tiendas escolares en 30 planteles de la ciudad
En otras épocas era algo inolvidable. La memoria colectiva lo tiene segmentado porque no se trataba de una medida nacional o de una instrucción que diera la Federación y se aplicara a todos por igual, cada Estado lo hacía de manera distinta, en algunos no existía, en otros era un par de veces al año, en unos desapareció antes y en otros nunca llegó. Aquí en la Ciudad de México, en mi primaria, le llamaban “el día de la cooperativa”, el cual era un día cada ciclo escolar en el que en un sobre o en una bolsa, la “tienda” donde se vendía toda la comida, bebida y botanas del recreo te regresaba una simbólica cantidad de dinero. A veces eran 18 pesos, otros años 24 pesos, a veces menos. El recuerdo lo atesoro porque a nadie le daban tanto dinero para gastar en aquella época y porque de pronto, sin avisarte, te formabas en la tienda de la escuela y te daban un sobre que te gastabas casi al instante en el mismo lugar.
De pronto, en esta época en la que vivimos, estas cooperativas han sido cooptadas por el narco, “oh sorpresa”, exclamará más de uno. Hace poco más de 100 días, leía una nota en la portada de un diario nacional, donde se consignaba que, en Reynosa, Tamaulipas, el crimen organizado se disputaba el control de las tiendas escolares en 30 planteles de la ciudad. De acuerdo con el reporte del 17 de junio, los planteles de educación básica habrían recibido amenazas de hombres que acudieron en grupos a exigir el control de las ‘tienditas’, para llevarse parte de sus ganancias. De no ‘cooperar’, estos pequeños comercios pagarían “las consecuencias”, de acuerdo con testimonios anónimos de maestros que temían por su integridad, pues ellos mismos fueron amenazados.
Ante esta insólita intervención del crimen organizado, las escuelas denunciaron las amenazas y solicitaron el apoyo de las autoridades. La secretaria de Educación de Tamaulipas, Lucía Aimé Castillo, aseguró un día después que ya se estaba trabajando con las fuerzas de seguridad pública para proteger a las escuelas.
Confirmó que se estaba presentando esa problemática, pero aseguró que se fortalecería el contacto de la Secretaría con la policía para buscar elementos “disuasivos” que evitaran riesgos para la comunidad. Sin embargo, la dependencia no respondió a nuestra petición de entrevista para conocer el estatus del problema 100 días después: si la extorsión y las amenazas siguen, si los criminales fueron “disuadidos” o si, como suele ocurrir en este país, la ciudadanía acabó cediendo para no tener que cerrar sus negocios, o huir de la ciudad, o todas las anteriores. No obtuvimos respuesta de la Secretaría sobre eso.
El sector educativo ya ha sido víctima de los grupos criminales en el pasado, como en septiembre de 2014, cuando tres hombres armados irrumpieron en la UVM Reynosa para extorsionar a la dirección y el plantel cerró seis días; o en abril de ese mismo año, cuando un estudiante fue expulsado por cobrar protección a sus compañeros y después regresó al aula con un amparo.
Sin embargo, hasta ahora no se había registrado (o sabido de) extorsiones a las cooperativas, que suelen ser manejadas por los padres de familia o por las propias escuelas, muchas veces en trabajo conjunto con emprendedores a quienes se les permite vender sus productos a los estudiantes. Es decir, que no se trata de una empresa millonaria o de un sector altamente productivo con ganancias exorbitantes —como bares y antros—. Se trata de cooperativas escolares, donde el efectivo que fluye es lo que cada niño lleva para su almuerzo en el receso.
100 días después, nadie habla de eso. La Unión Nacional de Padres de Familia, en la sección Reynosa, encargados al menos en ese estado de llevar la administración de estas tiendas, nos dijeron que no tenían ningún reporte, que no están siendo acosados. Sin embargo, los maestros que denunciaron este flagelo dicen lo contrario; incluso medios locales refieren que han recibido cartas de ciudadanos pidiendo apoyo para impedir que los criminales se apoderen de las tiendas escolares.
Entre la espiral de silencio y el miedo en Reynosa, nos hemos enterado en la última semana del control casi total por parte del crimen organizado del mercado del aguacate y el limón en Michoacán; de comunidades enteras en disputa de grupos criminales en Chiapas; de los homicidios diarios a autoridades de Chilpancingo en Guerrero; de una industria del narcotráfico que ya es la quinta empleadora en nuestro país.
¿De cuánto es el botín de una escuela primaria de Reynosa? No importa. Los niños también deben pagar derecho de piso.
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