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“Los resultados van a traer muy probablemente una judicialización de la elección”

Pamela San Martín, exconsejera del Instituto Nacional Electoral, habla sobre la legitimidad del organismo electoral y la tensión entre este y el presidente López Obrador

Camila Osorio
Consejo General del INE PAMELA SAN MARTIN
Pamela San Martin durante una sesión del Instituto Nacional Electoral en agosto de 2019.Institutos Electorales (CUARTOSCURO)

Si la democracia fuera un partido de fútbol, una de sus árbitros ejemplares sería la abogada Pamela San Martín (Ciudad de México, 44 años). Hoy consultora y analista política, ella fue del 2014 al 2020 una de once consejeros del Instituto Nacional Electoral, institución encargada de organizar y arbitrar elecciones libres en México. En esos años, estuvo a cargo de organizar al menos 30 elecciones locales en todo el país, incluida la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México en 2016. Presidió el Comité de Radio y Televisión del 2014 al 2015, que garantiza que todos los partidos y candidatos tengan acceso a medios, y del 2017 al 2020, se enfocó en vigilar que partidos y candidatos cumpliesen con las reglas de financiación determinadas por la ley.

EL PAÍS la entrevista sobre las elecciones más grandes en la historia de México, las intervenciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral, y los retos que enfrenta el INE para proteger su legitimidad.

Pregunta. El INE denunció a López Obrador por hacer propaganda electoral en 29 de 36 mañaneras, y el presidente ha acusado al INE de ser un ente parcializado contra su partido. ¿Hay algún precedente de una tensión parecida entre el Ejecutivo y el INE en la historia reciente de México?

Respuesta. Un clima de tensión, digamos, por arriba de la mesa, una tensión explícita entre el presidente y la autoridad: no, no tiene ningún precedente en la historia reciente. Presiones por debajo de la mesa, intentos de influir en el árbitro electoral a través de mecanismos indirectos, ahí estaríamos hablando de otras cuestiones. Pero esta dinámica que se ha dado en esta elección no tiene precedente.

Esto genera un conjunto de preocupaciones. Por un lado, por las características de las confrontaciones: evidencian a un presidente que, al margen de la Constitución, ha estado interviniendo en los procesos electorales. La Constitución le prohíbe expresamente –no sólo al presidente sino a todos los servidores públicos– buscar influir en las preferencias electorales a favor o en contra de cualquier candidatura o de cualquier partido. Pero el presidente ha actuado más como un presidente de partido en la confrontación con el Instituto. ¿A mí me preocupa que él no le tenga cariño al INE? Pues, no, no me preocupa. El presidente tiene derecho a opinar lo que considere, igual que cualquier persona puede criticar al INE. Pero cuando esto se hace al margen de la Constitución, ahí se vuelve problemático.

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Por otra parte, esta tensión ha sustituido una parte importante del debate de las campañas electorales. En lugar de estar hablando de la competencia política, se hablaba de la discusión entre el INE y el presidente, y eso creo que no abona al mejor desarrollo del proceso electoral. En este problema también ha contribuido el propio INE a partir de la forma como ha enfrentado esas mismas discusiones, y la forma en la que ha enfrentado algunas de las decisiones que han tomado. Yo comparto gran parte de ellas, pero requerían mejores explicaciones a la ciudadanía.

P. ¿A qué decisiones en particular se refiere?

R. Hubo dos momentos arquetípicos en el enfrentamiento entre el INE, y el presidente, y Morena. Primero, cuando se da el tema de la sobrerepresentación, para garantizar mejor representación en relación votos/escaños acorde a la Constitución; y luego cuando fueron las pérdidas de registro de Felix Salgado Macedonio y de Raúl Morón.

P. Sobre la segunda, ¿qué opina de esa decisión que inhabilitó a los candidatos Salgado Macedonio en Guerrero y Morón en Michoacán?

R. Que no es una decisión novedosa, porque el criterio lo había fijado el INE en 2016. La regla era: si no me presentas un informe de gastos de campaña, la consecuencia es que se niega o se cancela el registro. Pero el Tribunal Electoral, en el 2016, no le dio la razón al INE, y le regresó las candidaturas a aquellos a los que el INE les había bajado las candidaturas. Hubo una explicación del Tribunal Electoral entonces, dijo que fue porque el INE no había garantizado una audiencia y etcétera. Entonces el INE estableció un procedimiento para hacer lo que el Tribunal deseaba que hiciera. Y ahora, en el 2021, el INE aplicó la misma regla que había aplicado antes. Pero ahora, el Tribunal no ayudó. ¿En qué sentido? Decía: ‘Yo te digo que lo valores, pero te lo regreso a ti para que lo valores, y luego me lo regresas a mí’, y pareciera que es un jueguito de baile en el que lo que se hace es perder tiempo, y en tiempo en las campañas electorales es el bien más escaso.

Un par de semanas después, el INE resuelve un caso de la gobernatura de San Luis Potosí, que, según dicho por el INE, es el mismo supuesto. Y ahora decide que no, que no necesariamente se tiene que perder el registro, que ahora se valora el momento en el que estamos en la competencia, y entonces, ahora sí es más importante el derecho a ser votado y el derecho a votar de la ciudadanía, que la relevancia que tienen la Fiscalía y la rendición de cuentas. ¿Qué pasó ahí? La pregunta es ¿y por qué cambió de criterio? Digamos, si vas a cambiar de criterio como autoridad, se requiere una explicación mucho más amplia de por qué tomé un criterio distinto antes y ahora lo voy a cambiar. Porque si no, pareciera que es un juego de antojos. Y eso no contribuye a la discusión.

Por eso, creo que las cuestiones se tienen que poner en una cierta y justa dimensión. ¿Hay una injerencia brutal del presidente? Sí, ¿Han habido cosas que el INE ha hecho que han generado cuestionamientos sobre sus decisiones? También creo que sí.

P. ¿Qué opina de las propuestas de reformar el INE?

R. Hoy, yo creo que esa es una discusión en el marco del calor de la contienda. Hoy, para mí, todavía no es un tema. Cuando termine esto, y se empiecen a presentar proyectos de reforma, entonces empezamos a discutir. Pero bueno, después de la elección de 2018 se presentaron 50 iniciativas de reforma, y ninguna se discutió. Muchísimos de mis colegas del INE estaban muy preocupados en ese entonces, y finalmente no pasó ni una sola para discusión. Ahorita muchos de los señalamientos en torno a la reforma se han dado como respuesta a las decisiones que el INE ha tomado, decisiones que no le han gustado a un partido. Ese tipo de respuestas no es que me gusten, pero no me sorprenden.

P. Las elecciones del domingo son las más grandes de México, 2.415 cargos de elección popular. ¿Ve al INE preparado para el reto que viene?

R. Para el reto del domingo no hay ningún problema. Quizás nosotros decimos INE y pensamos en el Consejo General, pero el INE es una institución muy grande que está formada por muchísimos servidores públicos que hacen su trabajo impresionantemente bien. Me tranquiliza además que desde hace semanas el tema pareciera que no es el coronavirus, porque se han tomado suficientes medidas de seguridad, y no se escucha que la gente tenga temor de votar por el virus.

La siguiente etapa, que va a ser muy compleja, es la de fiscalización de los recursos de los partidos y la fiscalización de candidatas y de candidatos. Pasado el 6 de junio viene la etapa de resolver la fiscalización. Se empezó ese proceso a lo largo de las campañas, pero su resolución viene en este espacio. Ahí, hay áreas de oportunidad para el INE. El INE tendrá que dar unos resultados mucho mejores que los que han dado en otros años. Creo que, si hay un espacio donde es necesario fortalecer el trabajo del INE, es en la fiscalización. Ahí enfrentará un reto grande que veremos cómo lo enfrenta. Yo espero que haya tomado todas las medidas de previsión para que eso no se vuelva un problema adicional a lo que probablemente será el conflicto postelectoral, que es el conflicto si no se acepta la derrota.

P. ¿Le preocupa que empeoren los ataques al INE si los partidos o el presidente no aceptan los resultados?

R. Sí, me preocupa la no aceptabilidad de la derrota, y no sólo por parte del Gobierno. Tenemos un país brutalmente polarizado entre dos ideas que se centran en el único que no está teóricamente en la competencia, que es el presidente de la República. O se está a favor del presidente o se está en contra. Y toda la campaña política lo que hemos visto es eso, esa discusión con el presidente. ¿Cuáles son las propuestas? ¿cuáles son los proyectos? Incluso, ¿qué significa estar a favor o en contra del presidente? O el presidente es el futuro y la esperanza de este país; o el presidente es el autoritarismo que está llegando a México y el regreso del PRI de los años 70.

Hemos sido absolutamente huérfanos de cualquier tipo de propuesta. Y en esa lógica, de esa polarización tan fuerte, y ante una tradición de los partidos de elecciones anteriores de no aceptar la derrota, ¿cómo se va a reaccionar ante esta derrota? No sólo desde el Gobierno. Los resultados van a traer muy probablemente una judicialización de la elección y un ambiente muy complejo, sea cual sea el resultado.

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P. ¿Le preocupa que se vea afectada la legitimidad del INE si esta pelea se agudiza después del domingo?

R. Me preocupa, pero me preocupa más que el propio INE no esté de frente a ella. La crisis de legitimidad, la forma de atenderla no es pidiéndole al presidente que deje de criticar, sino tomando decisiones con una rendición de cuentas, con una rigurosidad que permita que las decisiones hablen por sí mismas. Creo que no se trata de pedirle otro estilo al presidente, sino la propia actuación del INE puede ser la mayor garante de su legitimidad.

P. Quizás esto es poner sal en la herida, ¿pero cree que fue un error del Tribunal Electoral no suspender las mañaneras durante la campaña electoral?

R. Yo, honestamente, hubiera suspendido las mañaneras como se había hecho anteriormente. Puedo encontrar una lógica en que las mañaneras no se suspendieran en el contexto en el que estamos, porque la Constitución establece que la propaganda [gubernamental] durante campaña se vale si está sujeta a las excepciones de salud, educación o protección civil en caso emergencia. Claramente tenemos un tema de salud y de protección civil permanente en el país en este momento. Entonces, bajo ese contexto, lo entendería.

Ojo, esa no fue la razón que dio el Tribunal. El Tribunal habló en general de que no había ningún problema con que se hiciera la conferencia de la mañana porque era otra forma de comunicar, siempre y cuando no se dijera X. Entiendo una lógica que tenga que haber un espacio de difusión de información, de salud y de protección civil. El tema es que el 99% de las mañaneras no se dedican a eso. Digamos, como un querer ser permisivo con el presidente lo entendería bajo esa mirada. Pero cuando el presidente habla de todo menos de eso, pues no le encuentro demasiada justificación. Yo creo que fue un error y que las consecuencias se están viviendo.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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