Educación de calidad, una tarea compartida

Con sus cerca de 35 millones de estudiantes de distintos niveles, México tiene un enorme potencial y una indudable cantera de talento. Pero el sector enfrenta desafíos complejos y multifactoriales como la falta de infraestructura en comunidades rurales, la dificultad para acceder a tecnologías modernas en las aulas o la deserción escolar.

Desde su etapa más básica hasta el ámbito de las especializaciones, la educación transforma la vida de las personas y prepara a las sociedades para encarar de mejor forma los desafíos del futuro. Ante tendencias laborales como el teletrabajo o la llegada de soluciones impulsadas por inteligencia artificial (IA), pero sobre todo frente a un entorno profesional mucho más exigente -con aspectos como la sostenibilidad, la inclusión y la formación continua al frente de la estrategia empresarial-, lograr una calidad educativa, ética y responsable resulta esencial para el desarrollo de países como México.

En esta carrera por cerrar las distintas brechas que aún delinean el rezago educativo, el trabajo en equipo desde los distintos actores sociales -con especial énfasis en la iniciativa público-privada y con enfoque multidisciplinar- es fundamental para obtener los mejores resultados e impulsar el talento.

Bajo esta premisa, la compañía Iberdrola México promueve el desarrollo social a través de programas que, desde distintos rubros, fomentan la educación de calidad. Con iniciativas como Impulso STEM -que desarrolla el talento femenino en disciplinas científicas y tecnológicas- y Luces de Esperanza, que electrifica comunidades rurales alejadas con energía solar, la empresa ha trabajado de cerca con gobiernos, instituciones educativas y comunidades.

Para Paola Martínez, directora de Comunicación y Responsabilidad Social de Iberdrola México, la formación es fundamental para impulsar el talento de todas las personas: “Alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, Iberdrola México apuesta por la educación de calidad, inclusiva y equitativa, porque entiende que es fundamental para impulsar el desarrollo social de las comunidades y para detonar el empleo de calidad, cerrando además la brecha de género”.

Una lección para toda la vida

Al poco tiempo de que el programa Luces de Esperanza de Iberdrola México llegase al Telebachillerato Comunitario 62 de la comunidad de San José Monte Chiquito, en el estado de Puebla, la dinámica de sus maestros, alumnos, padres y comunidad aledaña cambió de forma positiva.

La maestra Claudia Lizbeth Torres, directora del plantel, cuenta a detalle que lograr la instalación de sistemas fotovoltaicos e impulsar la educación de calidad en la escuela fue resultado de un esfuerzo colectivo:

“Además de la instalación de los paneles solares, se involucró desde un primer momento a los jóvenes, trabajando materiales sobre las energías renovables y sus ventajas. Iberdrola México, por su parte, estuvo muy de cerca con los padres, la comunidad y los maestros para poder realizar el proyecto”, cuenta la maestra Torres.

La formación es vista por Iberdrola México como un factor esencial para contribuir al desarrollo profesional de las personas y ampliar sus oportunidades de crecimiento. Es por ello que creó el programa Impulso STEM, beneficiando hasta la fecha con becas de estudio a más de 76 jóvenes, la mitad de ellas mujeres.

Wendoly Ortiz Pérez, estudiante de Energías Renovables, es una de ellas. Cuenta que antes de ingresar a la carrera siempre alimentó el sueño de acceder a la universidad y que, gracias a este proyecto, hoy puede cursar el último semestre de carrera y pensar ya en sus primeros pasos profesionales.

“Algo que destaco de este programa es que está dirigido a que más mujeres tengamos la oportunidad de entrar a trabajos en altos mandos sin sufrir ningún tipo de desigualdad. Cuando yo entré sólo éramos cinco mujeres en todo un grupo de ingeniería, ahora somos 14 y ya somos mayoría. Además, se me ha tomado mucho en cuenta. Y que tu comunidad sepa que estás haciendo algo importante también es parte del desarrollo personal”, expresa Wendoly, quien actualmente realiza sus prácticas de ingeniería en el Instituto de Energías Renovables (IER).

Andrea Martínez es una de las primeras graduadas de Impulso STEM. Estudió en la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (UTVCO) y trabaja hoy en una consultoría de negocios. Para ella, la calidad de la educación es un compromiso múltiple y perdurable, que va más allá de los alumnos destacados o de las instituciones de excelencia.

“El apoyo que te dan en Impulso STEM es muy amplio. No solo en la parte económica, sino también porque te ofrecen apoyo emocional, te ayudan a conocerte a ti misma y a relacionarte mejor con los demás. Se crea una red de apoyo muy bonita donde todos velan por la educación”, concluye la joven.