El Mencho y su hermano Don Rodo, una vida burlando la justicia: de pequeños ‘dealers’ de heroína en EE UU a cabezas del cartel más poderoso de México

El bloqueo de un juez al traslado de Abraham Oseguera, hermano del líder del CJNG, a EE UU se añade a su detención el año pasado y la liberación a los nueve días. El entonces presidente lo consideró prueba de la corrupción del sistema judicial

Nemesio Oseguera y Abraham Oseguera.SEDENA

Un día de septiembre de 1992, dos hermanos mexicanos entran al bar Imperial, en San Francisco, California, para vender cinco onzas de heroína, unos 140 gramos. Desde 1986, el menor, Nemesio, cruza habitualmente el Río Bravo cargado de marihuana y otras sustancias. Ese año es arrestado en posesión de material robado y una pistola. En los calabozos de la ciudad californiana, la policía le toma una fotografía en la que parece más un adolescente detenido por fumar mota que el hombre que se convertirá en el narcotraficante más buscado por la DEA. Para ese día de otoño del 92, ya habrá sido deportado un par de veces, pero siempre encuentra la manera de regresar. Aunque el que ha negociado el trato esta vez es el mayor, Abraham, al que las drogas también le han costeado ya un abultado expediente. Los compradores pagan 9.500 dólares por el material, pero son policías y los billetes están marcados. Tres semanas después, los hermanos Oseguera Cervantes son detenidos en cargos federales. Nemesio, al que llaman Mencho, defiende su inocencia. Los fiscales le advierten: si no asume su responsabilidad, Abraham cargará con todo y podrían sentenciarle a perpetua. El Mencho acaba declarándose culpable para proteger a su hermano. Pasarán algunos años en prisión. En las celdas, conocerá a tipos como él a los que, años después, reclutará para su naciente cartel, Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Más de 30 años después, la DEA (la Administración de Control de Drogas estadounidense, por sus siglas en inglés) ofrece 15 millones de dólares por la cabeza del Mencho, que tras la entrega a Estados Unidos de Rafael Caro Quintero, viejo capo del Cártel de Guadalajara, es la pieza más codiciada por los gringos. Y su hermano Abraham, alias Don Rodo, vuelve a ser el cabo suelto por el que las autoridades tratan de llegar al gran líder del CJNG. Abraham Oseguera Cervantes está, una vez más, en manos de las autoridades mexicanas. Fue detenido el 28 de febrero, un día después de un inédito traslado masivo de 29 narcotraficantes mexicanos a Estados Unidos, entre ellos el propio Caro Quintero, los líderes de Los Zetas, el último gran heredero del Cártel de Juárez y otro de los hermanos Oseguera Cervantes, Antonio, apodado Tony Montana por el protagonista de Scarface, en uno de esos casos habituales en el mundo del narco en que la realidad imita al cine.

Abraham Oseguera, 'Don Rodo', presunto operador del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).SEDENA

El marco es único: nunca antes México había regalado a Estados Unidos tantos capos de golpe. El Gobierno de Claudia Sheinbaum trató de usarlos como moneda de cambio contra Donald Trump, que amenazaba con imponer aranceles del 25% a los productos mexicanos si Sheinbaum no recrudecía la cruzada contra los cárteles, paralizaba el tráfico de fentanilo y el cruce de migrantes. Ni los 29 narcos entregados en bandeja aplacaron al republicano, que este martes dinamitó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte al aprobar los impuestos. Y entre medias ha quedado Don Rodo, náugrafo de la relación bilateral y, posiblemente, uno de los futuros ases en la manga de Sheinbaum, que aún confía en sentar a su homólogo estadounidense a la mesa de negociaciones.

Abraham Oseguera Cervantes, sin embargo, es experto en jugar con la justicia mexicana. De momento, el juez de distrito de Ciudad de México Juan Mateo Brieba de Castro ha paralizado cualquier movimiento del Gobierno federal que pudiera conducir a que Don Rodo acabe, como sus 29 compañeros de profesión, al norte de la frontera. La próxima audiencia será el lunes 10 de marzo, donde se decidirá si la decisión se mantiene. Mientras tanto, el hermano del Mencho aguarda en prisión preventiva, con varias acusaciones sobre sus espaldas por parte de la Fiscalía General de la República (FGR).

Es la segunda vez en menos de un año que Don Rodo da con sus huesos en prisión. En abril de 2024, la Guardia Nacional lo capturó en Autlán de Navarro, un municipio de 65.000 habitantes en el Jalisco rural. Y, en un inesperado giro de guion, el juez federal Rogelio León Díaz Villarreal lo liberó tras nueve días encarcelado al considerar que había contradicciones en el relato policial sobre el operativo que condujo a su detención. La madrugada del 30 de abril, Abraham Oseguera abandonó un penal del Estado de México en camisa de cuadros y custodiado por tres militares, fue recogido por un vehículo y volvió a desaparecer en el mundo criminal mexicano. Fue un escándalo, uno más en lo que se refiere a la relación de la justicia y los grandes narcos en México.

“Un asunto de Estado”

Para el entonces presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la liberación fue un “asunto de Estado”, la prueba de la corrupción del sistema judicial, y Rogelio León, un “juez que favorece a presuntos delincuentes”. Los policías de Autlán incluso participaron en el juicio como testigos de la defensa, a favor de Don Rodo. La FGR anunció que recurriría la decisión y denunciaría a los agentes por colaborar con el CJNG, pero de aquello nunca más se supo. Para el Ejército, el hermano del Mencho era, sin lugar a dudas, “uno de los principales coordinadores de las operaciones logísticas y financieras, dedicado al lavado de dinero y encargado del tráfico y venta de drogas” en el cártel. “Uno de los principales operadores logísticos, financieros y generadores de violencia”.

Pese al ruido, Don Rodo quedó libre. Hasta este febrero, cuando su cabeza volvió a ser de utilidad para las autoridades. No estaba lejos de donde lo encontraron la otra vez: en el poblado de Atajeas de Covarrubias, también en Jalisco, a poco más de una hora de Autlán. Junto a él cayeron otros tres miembros del CJNG, armas, dinero en efectivo y un alijo de drogas. Abraham Oseguera Cervantes jugaba un rol clave en la organización criminal de su hermano: lavar su fortuna a través de “la compra de ranchos, terrenos y propiedades, además se apoyaba de notarios públicos de Ciudad Guzmán y Autlán para gestionar los cambios de nombre de los propietarios”, según fuentes de seguridad. Su esposa, Virginia Virginia León Osornio, también participaba en el esquema e invertía en nombre del cártel en minas de oro de Michoacán y Nayarit, “con el objeto de aumentar el patrimonio financiero de su cuñado Rubén Oseguera”.

No es difícil trazar el camino que, de permitirlo el juez, seguirá Don Rodo: la estrategia de la justicia estadounidense es asediar al Mencho a través de su familia. Su hermano Antonio, Tony Montana, fue detenido en 2022 y trasladado a Estados Unidos la semana pasada. Su hijo Rubén, El Menchito, fue declarado culpable de narcotráfico el pasado septiembre en una corte de Washington (también él, como Don Rodo, pasó por una prisión mexicana y fue liberado antes de su captura definitiva). Su yerno, Cristian Fernando Gutiérrez El Guacho, parte de la cúpula del CJNG, fue arrestado el pasado noviembre en California tras haber fingido su propia muerte para burlar la ley.

Estados Unidos estrecha el cerco sobre su presa, que se mantiene escondido, dicen los expertos, en algún lugar de la sierra de su natal Michoacán. Aun así, su influencia no parece disminuir. El mismo día del traslado de 29 narcos, mientras el foco de la prensa estaba puesto en Caro Quintero y compañía, la esposa del Mencho, Rosalinda González Valencia, señalada como operadora financiera del CJNG, abandonaba discretamente una cárcel de Morelos tras tres años presa, pese a las impugnaciones de la Fiscalía.

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