La disputa por el maíz transgénico, el primer golpe del TMEC a México en medio de las tensiones comerciales con Estados Unidos
El Gobierno de Sheinbaum manda una señal de buena voluntad acatando la prohibición a las importaciones de grano, tal y como dicta un tratado que Trump está poniendo a prueba con sus medidas proteccionistas
La última disputa comercial entre México y Estados Unidos tiene como protagonista al maíz transgénico. El Gobierno mexicano ha tenido que retirar la prohibición de importar variedades modificadas genéticamente por decisión del Panel de Solución de Controversias del TMEC, el tratado de libre comercio entre los tres países de Norteamérica. El fallo del árbitro comercial concluye que las restricciones a la importación de maíz transgénico impuestas por México carecen de fundamento científico y que son violatorias del acuerdo. La resolución fue emitida en diciembre del año pasado y esta semana México se ha puesto manos a la obra para cumplir con el fallo echando marcha atrás al decreto de prohibición. Una señal de la voluntad de México por cumplir con el tratado y mantener las aguas tranquilas en medio del delicado momento que vive la relación comercial entre ambos vecinos.
El choque se produce en medio de la crisis entre el Gobierno de Claudia Sheinbaum y la Administración de Donald Trump, apenas unos días después de que Estados Unidos amenazara con imponer aranceles del 25% a los productos mexicanos. La actitud proteccionista de Trump siembra dudas de cara a la revisión del tratado prevista formalmente para 2026. Trump está marcando el territorio y Sheinbaum ya ha mostrado públicamente que su estrategia pasa directamente por defender las disposiciones del tratado, que han propulsado las exportaciones hasta convertir a México en el primer socio comercial de EE UU y representar más de la tercera parte del PIB.
La del maíz no es la primera controversia comercial que se resuelve desde la firma del TMEC en 2018, pero sí es la que más golpea a México “en términos de reputación”, señala Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). México había ganado durante los últimos años un par de controversias elevadas a los paneles del tratado. Una relacionada con el sector automotriz y otra con conflictos laborales. Este es el primer varapalo y puede que no sea el último. En diciembre, todavía con Joe Biden en la Casa Blanca, su Administración solicitó tres nuevos paneles laborales por supuestas violaciones sobre los derechos de libertad de asociación y negociación colectiva. Y también tienen pendiente un próximo round sobre política energética que todavía no tiene fecha, pero que de fallar en contra de México podría tener consecuencias mucho más graves para el Gobierno de Sheinbaum.
En el conflicto del maíz, el matiz está en la siembra y no en la importación. México es autosuficiente en maíz blanco, utilizado para la fabricación de tortilla, la base de la dieta nacional. Sin embargo, importa grandes cantidades de maíz amarillo de Estados Unidos, utilizado para alimentar al ganado y elaborar algunos alimentos industrializados. Sheinbaum ha señalado que espera que el Congreso, con la mayoría de Morena y sus socios, apruebe este mismo año una reforma a la Constitución que prohíba la siembra de maíz genéticamente modificado, sin embargo, ha desistido de la idea impulsada por López Obrador que buscaba proteger las variedades nativas de maíz, también impidiendo la importación.
“Este cambio en la política manda un mensaje de que el Gobierno de Sheinbaum busca estar alineado con las disposiciones del TMEC”, subraya Gutiérrez. La iniciativa necesita ser aprobada por mayoría calificada tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista cuentan con los votos suficientes para llevarla adelante. Después, el documento deberá ser enviado a los congresos locales, donde necesitará el aval de al menos 17 de los 32 Estados para ser promulgado. El acuerdo publicado este miércoles por las autoridades mexicanas anula varias disposiciones aprobadas en 2023, entre ellas, las que prohibían fabricar tortillas y masa con maíz transgénico.