El enigma de la Isla Bermeja: qué se sabe de su posible desaparición y su trascendencia geopolítica

Registros antiguos documentan la existencia de un islote a 100 kilómetros del noroeste de la península de Yucatán, pero hasta ahora no se ha podido encontrar el territorio

La península de Yucatán, en México, el 16 de noviembre de 2019.Gerard Puigmal (Getty Images)

El debate por el cambio de nombre del Golfo de México y la delimitación de las fronteras marítimas de cada país ha reavivado el misterio de la Isla Bermeja, un territorio que aparece en documentos históricos pero que nunca ha sido localizado. Mapas antiguos sitúan al islote en las coordenadas 22 grados, 33 minutos latitud norte y 91 grados, 22 minutos longitud oeste, a 100 kilómetros de la península de Yucatán, pero las búsquedas que se han realizado en los últimos años no han arrojado evidencias concretas de su existencia.

La Isla Bermeja se menciona tanto en textos de navegación escritos por viajeros europeos como en la cartografía de los siglos XVI al XIX. La primera vez que apareció en los registros náuticos fue en 1536. “Es una isleta pequeña y que de lejos bermejéa”, escribió Alonso de Chaves en Espejo de Navegantes. Los cartógrafos portugueses incluyeron a la Isla Bermeja en sus mapas, que posteriormente fueron replicados por los franceses. De acuerdo con una investigación realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), por siglos no se verificaron las coordenadas del islote, y simplemente se tomó como verdad lo que estaba representado en mapas anteriores.

La primera búsqueda oficial fue comisionada por Juan Baptista Bonet, jefe de escuadra de la Real Armada en 1775, a esta le siguió la del marino Ciriaco de Cevallos entre 1804 y 1805, en ninguno de los casos se pudo localizar la Isla Bermeja, sin embargo, se le siguió representando en la cartografía ante el enigma de su desaparición.

Su importancia geopolítica

A finales de la década de los 90, comprobar la existencia de la Isla Bermeja adquirió relevancia para el gobierno de Ernesto Zedillo, puesto que podría significar una ventaja en las negociaciones con Estados Unidos por el espacio en el Golfo de México conocido como “Hoyo de Dona”, el cual se caracteriza por la riqueza de sus recursos naturales como el petróleo y el gas. En 1997, las autoridades enviaron a un buque de la Armada para tratar de localizar el islote, pero no se encontró rastro alguno.

En su momento comenzaron a circular teorías de conspiración para tratar de explicar qué había pasado con la Isla Bermeja. Quizá se había hundido a causa de un maremoto, pudo desaparecer a causa del calentamiento global, o incluso se dijo que fue dinamitada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para beneficiar a Estados Unidos. Curiosamente, las relaciones bilaterales con el país vecino han provocado que esta “isla fantasma” sea nuevamente de importancia para el Gobierno mexicano.

Una de las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump al asumir su segundo mandato pedía que el Golfo de México pasara a llamarse Golfo de América. Aunque se puso en duda su viabilidad, Google anunció que sustituirá en su aplicación Maps el nombre, al menos para usuarios en Estados Unidos. La presidenta Claudia Sheinbaum fue cuestionada en su Mañanera sobre la posible amenaza que esto representa para la soberanía de México sobre sus fronteras marítimas, tomando como ejemplo lo que pasó con la Isla Bermeja. La mandataria explicó que ha tenido conversaciones al respecto con el secretario de Marina, el almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, y que próximamente lo invitará a su conferencia para informar más detalles.

¿Qué han revelado las investigaciones?

Hasta ahora, las investigaciones oficiales han determinado que nunca existió la Isla Bermeja, y que se trata de un error cartográfico que se repitió por siglos sin que nadie lo verificara. La búsqueda más completa es la de la Universidad Autónoma de México (UNAM), que en 2009 realizó una investigación multidisciplinaria que incluyó un análisis histórico y cartográfico, un recorrido en el buque Justo Sierra, y un levantamiento aéreo en el que participaron siete entidades universitarias. “La batimetría incluyó una profundidad de mil 472 metros y la superficie analizada por el buque fue de 223 kilómetros cuadrados. La observación aérea abarcó 10 mil 488 kilómetros cuadrados, aunque en torno a una superficie de 454 kilómetros cuadrados se levantaron 933 impresiones fotográficas digitales”, se lee en el boletín. Finalmente, se estableció que actualmente no existe la Isla Bermeja, y tampoco se encontraron vestigios de su posible ubicación en esas coordenadas.

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