La muerte de cientos de peces en un río reabre el problema de la contaminación en Oaxaca
Los primeros análisis indican que las mojarras sin vida pudieron morir por la falta de oxígeno en el agua, mientras que los habitantes de Juchitán creen que pudieron ser arrojadas por comerciantes de la zona
Las aguas del río Los Perros, en Juchitán (Oaxaca), amanecieron el miércoles con un tono verdoso y cubiertas por cientos de peces muertos. No era la primera vez que ocurría, pero nunca antes se habían contado tantos. La contaminación de las aguas dulces del río ha sido una constante problemática en el municipio: inundaciones, desbordamientos a causa de los residuos, aguas negras derramadas... La aparición de las mojarras, un ...
Las aguas del río Los Perros, en Juchitán (Oaxaca), amanecieron el miércoles con un tono verdoso y cubiertas por cientos de peces muertos. No era la primera vez que ocurría, pero nunca antes se habían contado tantos. La contaminación de las aguas dulces del río ha sido una constante problemática en el municipio: inundaciones, desbordamientos a causa de los residuos, aguas negras derramadas... La aparición de las mojarras, un tipo de pez de agua salada que en raras ocasiones nada en las aguas dulces, ha despertado la sorpresa entre los vecinos de la zona, que llegan a plantear la duda de si los peces murieron a causa de la contaminación o si fueron tirados al río previamente. Los primeros análisis consideran que la posibilidad podría ser la de la falta de oxígeno.
El río Los Perros recorre nueve municipios del este de Oaxaca a través de sus casi 100 kilómetros de longitud, y desemboca en la Laguna Superior que da paso al océano Pacífico. La imagen de este jueves en Juchitán (unos 114.000 habitantes) ha sido la de la excavadora que retiraba los peces del agua del río para enterrarlos posteriormente en un basurero. Los investigadores mostraban su preocupación porque los restos de los peces llegaran a la laguna. “Ahorita ya los levantaron. Dijeron que los iban a enterrar por salud. Es una situación terrible, son muchos peces”, comenta la periodista Diana Manzo, que ha cubierto el caso desde el inicio. Cuenta que esta situación había ocurrido anteriormente, pero que entonces los peces se podían contar con los dedos de las manos (ahora, “eran como 500”).
El municipio de Juchitán está cerca de la laguna en la que desemboca el río, a unos 12 kilómetros, por lo que el pescado y los mariscos son uno de los alimentos referenciales en la dieta de la población local. “Hay muchos negocios y el pescado se vende mucho al mayoreo. Algunos vecinos dicen que alguien que los compró y que con el calor que hizo se descompuso y lo fue a arrojar allí. Los vecinos creen que puede ser eso, porque hay peces de aguas negras que siguen ahí, pero no es lo que dicen los activistas”, explica Manzo.
Las autoridades locales y académicas fueron desde el pasado miércoles a la zona para tratar de clarificar el porqué de las muertes de los peces. “Se tomaron muestras, para saber cuál es la sustancia que provocó la muerte de estos peces endémicos del río de Los Perros. Hay flora, hay fauna, estamos preocupados”, comentaba a la periodista la directora de Salud del municipio, Lilibeth Jiménez. La directora hablaba de “peces endémicos”, con los que declinaba la tesis de los vecinos lanzaban la incógnita de cómo las mojarras, más comunes en las aguas saladas, habían llegado al lugar.
Elsa Mendoza, una de las investigadoras del laboratorio de Calidad del Agua de la Universidad del Istmo (Unistmo), relacionaba los primeros análisis a una posible falta de oxígeno en el agua de río. “El nivel de oxígeno estaba por debajo de lo normal, es probable que haya sido la causa de la muerte de los peces”. La investigadora fue parte del equipo que analizó la temperatura, la conductividad (las sales en el agua) y la cantidad de oxígeno en Los Perros. Fue esta última, la cantidad de oxígeno, la que preocupó, al estar notablemente por debajo de la concentración habitual —los análisis registraron menos de tres miligramos por litro, mientras que la cantidad recomendable era la de cinco milímetros—. “La concentración no cumple con los criterios ecológicos. Además, hay una descarga de aguas residuales sin tratar, que no solo [impacta] por su olor fétido, sino también por su baja concentración de oxígeno”, afirmaba.
Manzo narra que tras el fuerte sismo que azotó a México en 2017 con 7,7 grados, las dos plantas de tratamiento de aguas residuales dejaron de funcionar. Esto provocó que las aguas negras (como se conoce a los desechos humanos) de una de las nueve secciones en las que se divide el municipio terminaran por caer en las aguas del río. A ello, se suman la basura que en ocasiones tira la gente a Los Perros. 2021, en plena pandemia, el río se desbordó, fue muestra de ello tras el desbordamiento del río en la localidad. En las aguas, flotaban envases de plástico, restos de basura e incluso mascarillas. El coordinador del Comité de Cuenca del río Los Perros, Tomás Chiñas, alertaba entonces de la problemática que esto creaba en el lugar, con afectaciones directas a las aguas superficiales, pero daños en las aguas potables subterráneas. “El tema de los residuos sólidos urbanos es muy complicado, está relacionado con el estilo de vida actual. Lo ocurrido en el puente del chaparro de Juchitán es consecuencia de ese uso indiscriminado de envases desechables”, comentaba entonces el coordinador al Megacanal Istmo.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país