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La desarticulación de la oposición deja vía libre a Morena con vistas a las elecciones de junio

Los problemas de liderazgo y el escaso empuje de las coaliciones desdibujan las alternativas ante la presencia constante de López Obrador en la arena política

El presidente Andrés Manuel López Obrador, en el municipio de Tlaltenango (Zacatecas), en febrero.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, en el municipio de Tlaltenango (Zacatecas), en febrero.Presidencia de México (EFE/Presidencia de México)
Francesco Manetto

Las elecciones federales y locales del 6 de junio en las que los mexicanos están llamados a renovar la Cámara de Diputados, las gubernaturas de 15 de las 32 entidades federativas y elegir a unos 20.000 cargos públicos suponen una prueba decisiva para la definición del tablero político. Los comicios no van a ser solo un amplio termómetro de la aceptación del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se aproxima a la segunda mitad de su sexenio. Las urnas dejarán clara también la proyección de una oposición que por el momento aparece desdibujada ante la constante presencia del presidente y su partido, Morena, en todos los debates.

López Obrador, que con sus conferencias de prensa matutinas habilitó una tribuna cotidiana para llevar la batuta de la agenda, actúa como mandatario y al mismo tiempo con una actitud propia de un opositor que aún no ha acabado de romper con el pasado. Y lo que vino antes de las presidenciales de 2018 se encuentra ahora desarticulado. Las encuestas disponibles hasta ahora arrojan un panorama generalmente favorable para el Movimiento Regeneración Nacional. El promedio de estudios de opinión elaborado por la plataforma Oraculus y publicado esta semana deja a esa formación cerca de la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, que se aseguraría con el apoyo del Partido del Trabajo o de los verdes. La suma de Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadanos (MC) se queda en cualquier caso lejos de una mayoría.

La fórmula de coalición opositora Va por México, presentada las pasadas Navidades con el propósito de “rescatar” al país, se ha quedado de momento en un cartel electoral con previsiones inciertas. En los Estados donde se han realizado encuestas (Campeche, Chihuahua, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas) donde el PAN, el PRI y el PRD se presentan bajo distintas fórmulas y no siempre en conjunto, solo en Querétaro Morena comienza la campaña en clara desventaja, según los datos recopilados por el observatorio electoral del Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas (CEDE). Colima es uno de los Estados en los que el PRI nunca ha perdido, pero de momento no se disponen de proyecciones electorales.

Las estimaciones favorables al movimiento de López Obrador chocan aparentemente con la cantidad de polémicas y conflictos que afronta el presidente, que mantiene pulsos o enfrentamientos abiertos con sectores productivos, el movimiento feminista, gremios y desde esta semana también con el Poder Judicial. Uno de los Estados que han acaparado los focos del debate ha sido Guerrero, donde Morena concurre con un candidato, Félix Salgado Macedonio, sobre el que pesan dos denuncias por violación y otras acusaciones de acoso sexual. El mandatario y el aparato de la formación mantuvieron su respaldo a ese político pese a la indignación de la sociedad y al malestar interno. Sin embargo, al menos según los datos registrados hasta ahora, Morena parte como favorito también en esa plaza.

Un estudio de SIMO Consulting para EL PAÍS realizado la última semana de febrero le otorga el 35% de la intención de voto en Guerrero y un 31% a escala nacional. Y mientras López Obrador mantiene una estrategia de cuerpo a cuerpo que le está funcionando para polarizar, con promesas rentables en las urnas como la bajada del precio de la factura de la luz gracias a su reforma eléctrica, las voces de la oposición apenas tienen eco. Su principal rival en las presidenciales de 2018, Ricardo Anaya, expresidente del PAN, trata de mantener presencia a través de las redes sociales. Pero no solo ha sido incapaz de marca una agenda, sino que los desatinos en sus cuestionamientos al Gobierno -como la insinuación de que las clases más vulnerables se gastan el sueldo en caguamas o litronas- le acaban de costar una oleada de críticas y memes.

Este sábado la campaña -precampaña en algunos Estados- ha proseguido en tono menor. Marko Cortés, presidente del comité ejecutivo del PAN, se ha desplazado a Baja California para apoyar a Lupita Jones como candidata de la alianza opositora en ese Estado. El líder del PRI, Alejandro Moreno, hizo campaña en Tabasco. El discurso que intentan articular tiene el propósito de demostrar que Morena y López Obrador, que han hecho bandera de la lucha contra la pobreza y la corrupción, es una treta electoral.

Mientras tanto, la violencia política contra los candidatos locales, la verdadera tragedia de todos los procesos electorales en el país, no se detiene. El último episodio ha sido el asesinato de Ivonne Gallegos Carreño, candidata de Va por México a la presidencia del municipio de Ocotlán, en Oaxaca. Aunque las cifras son menores que en las campañas anteriores, hasta hoy han sido asesinados 61 políticos y casi 80 funcionarios. Los partidos más golpeados son el PRI y Morena.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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