Morena perfila su fuerza electoral a seis meses de los comicios más grandes de México
Las elecciones intermedias de junio generan una industria de cargos y nombramientos de la que nadie quiere quedarse fuera
En un contexto de recesión económica, la industria electoral florece y avanza hacia una nueva primavera. Más de 20.000 puestos de elección popular, a los que se unen miles de operadores, asesores o publicistas engrasan estos días una maquinaria que comienza a andar y que agotará el país hasta el 6 de junio cuando se celebrarán las elecciones más grandes de la historia de México.
La irrupción de los superdelegados como una nueva y poderosa figura política, la obligación de paridad de género, la alianza de los principales partidos de oposición contra Morena o el estado anímico en que llega el partido en el poder son algunas de las novedades para la elección, entre otros, de 15 gobernadores, 500 diputados, 30 congresos locales y casi 2.000 ayuntamientos.
En los últimos días, el movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador ha definido los nombres de los candidatos a las gubernaturas lo que ha significado el cierre en falso de algunas heridas, evidenciado la fractura que arrastra desde su fundación el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Este miércoles Raúl Morón para Michoacán, Rubén Rocha para Sinaloa y Félix Salgado Macedonio para Guerrero han sido los últimos nombres conocidos. Sin embargo, el peculiar método elegido, las encuestas elaboradas por la dirección del partido, han hecho aflorar acusaciones de nepotismo y datos manipulados.
Mientras en Campeche, Baja California Sur y Baja California Layda Sansores, Víctor Castro y Marina del Pilar fueron elegidas en relativa calma, otras cinco ‘primarias’ se celebraron entre reproches y amagos de violencia sin que se conozcan los efectos que puede tener sobre el electorado. En Nuevo León, Tlaxcala, Guerrero, Zacatecas y Chihuahua los derrotados anunciaron impugnaciones y un hombre, Cesar Yañez, antiguo secretario de López Obrador, personifica como pocos el ambiente que se respira en la formación. La esposa de Yañez, Dulce María Silva, con quien apareció en la portada de la revista ¡Hola!, lo que le costó que López Obrador lo apartara de su puesto, cargó con dureza contra Morena cuando su partido no la eligió para ser candidata en Tlaxcala. Esta semana fue su hermana, Claudia Yáñez, quien acusó de nepotismo a Morena cuando no la eligió para ser gobernadora en Colima y se pasó al bando opositor convirtiéndose en candidata de la alianza PAN,PRI y PRD.
Precisamente Colima es uno de los más representativos sobre la fuerza de los superdelegados, una figura creada por López Obrador al principio de su mandato para gestionar directamente los programas sociales. En este Estado del Pacífico, uno de los más violentos de México, Indira Vizcaíno renunció a su cargo de superdelegada en Colima el 30 de octubre y, 51 días después, fue elegida candidata a la gubernatura de la entidad. Su opositora, Claudia Yáñez, la acusó de utilizar programas sociales para promocionarse. Los reproches continuaron en el Estado de Nayarit, donde la dirigencia nacional eligió a Miguel Ángel Navarro, pese a que la dirigencia estatal de Morena lo había vetado.
En Baja Californa Sur, el exdelegado, Victor Castro, fue elegido frente a Alejandro Lage, exasesor en el desarrollo de los proyectos estratégicos de López Obrador quien acusó a su partido de “dedazo”. Lage, uno de los fundadores de Morena criticó que la figura de superdelegados y los programas sociales que maneja, haya servido como estrategia electoral. “Los superdelegados son un proyecto electoral, y nunca funcionaron como superdelegados, desde el punto de vista técnico y de administración pública, nunca fueron ni operadores políticos, fueron repartidores de dinero para posicionar su imagen con las becas y los programas sociales (...) lamentablemente la 4T heredó del PRI el dedazo”, dijo en una entrevista.
Otra de las elecciones convulsas se dio en la elección de David Monreal en Zacatecas. Su rival, José Narro Céspedes, reprochó a la cúpula del partido haber apoyado abiertamente a Monreal. “Nosotros no competimos contra David, competimos contra un apellido”, dijo en referencia a Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado.
Las aguas también estuvieron agitadas en Nuevo León, donde la designación de Clara Luz Flores, fue mal recibida por quienes se consideran fundadores del partido en Nuevo León. Un panorama similar se vivió en Tlaxcala. Mientras a Lorena Cuéllar se convertía en la aspirante reconocida por Mario Delgado en la colonia Roma, las derrotadas Sandra Domínguez y Dulce Silva acusaron de manipulación y oscurantismo el método de las encuestas. En Chihuahua, fue Juan Carlos Loera de la Rosa, otro ex superdelegado el elegido en medio de las acusaciones de su opositor Cruz Pérez. En Guerrero, apurando el límite legal, este miércoles se anunció la elección del polémico Félix Salgado Macedonio, cuya elección frente a Pablo Amílcar ha mantenido durante meses en pie de guerra al partido.
Las consecuencias de la división son todavía una incógnita en el partido. Morena medirá fuerzas a nivel local en más de la mitad del país, pero esta vez López Obrador no estará en la papeleta electoral y la popularidad presidencial no es suficiente para neutralizar los muchos los factores locales que mueven una elección intermedia.
La maquinaria electoral carga pilas antes de arrancar un agitado 2021 donde 95 millones de mexicanos están llamados a las urnas, cinco más que en 2018, y para la que habrá que instalar 161.000 casillas de votación, 4.000 más que en la elección presidencial. Una industria electoral para la que el Instituto Nacional Electoral (INE) tendrá que contratar 50.000 supervisores.
Por su parte, la oposición decidió unirse para hacer frente al tsunami López Obrador en una inédita alianza de todos contra Morena cuya efectividad es difícil de calcular. La alianza entre la derecha del Partido Acción Nacional (PAN) y las izquierdas del Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) los convierte en aliados de una extraña amalgama cuyo único motor ideológico es frenar a Morena. Actualmente las encuestas señalan que solo el 30% de los mexicanos rechaza frontalmente al mandatario por lo que las elecciones intermedias pueden marcar también el techo del movimiento anti López Obrador.
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