Merche Cimas, psicóloga: “Las familias deben perder el miedo a poner más límites con las pantallas”
Para la psicóloga especializada en adolescencia y en dependencia a las nuevas tecnologías, antes de los 14 años no es una edad recomendable para que un menor tenga su primer ‘smartphone’ porque cognitivamente no tiene la madurez para gestionar el tiempo de uso o el contenido de las redes sociales
“Los padres no están preparados para ayudar a sus hijos para un buen uso del teléfono móvil porque les falta muchísima información sobre qué contenidos son saludables”, expone Merche Cimas (Madrid, 49 años), psicóloga especializada en adolescencia y en dependencia a las nuevas tecnologías, con más de 15 años de experiencia profesional. Cimas, además de su trabajo en su consulta en Palma —donde reside—, realiza talleres y cursos para familias y colegios sobre el empleo responsable y consciente de las nuevas tecnologías. La experta celebra que Baleares se haya unido a otras comunidades autónomas como Madrid, Galicia o Cataluña, con medidas que limitan o prohíben los teléfonos móviles en las aulas. “Los educadores han comprobado cómo han disminuido los problemas de ciberbullying, por ejemplo”, recalca.
En la actualidad, está inmersa en un proyecto audiovisual que pronto verá la luz. Se trata de la serie documental Desconnectats sobre adolescentes y pantallas para IB3 Televisó, donde se explora el impacto de los dispositivos móviles en los jóvenes, con testimonios reales y consideraciones de profesionales.
PREGUNTA. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de menores de entre 10 y 15 años que tiene un teléfono móvil se ha reducido en 2024 respecto al año anterior, aunque solo un 1%. ¿Qué opina?
RESPUESTA. La reducción ha sido muy pequeña y seguimos con datos poco alentadores. Cerca del 70% de niños a los 12 años dispone de un smartphone y se dispara al 88% a los 13, edades nada recomendables porque cognitivamente un menor no tiene la madurez necesaria para afrontar lo que supone tener mensajería, el contenido de las redes sociales o gestionar el tiempo de uso y tampoco ha dado tiempo a poder formarle.
P. ¿Qué cree que ofrecen a los jóvenes las interacciones online?
R. Cuando se sienten aislados o con malestar les ofrecen una alternativa a poder descargar sus emociones, pero nos estamos dando cuenta que la profundidad de la conversación se pierde mucho en el mundo online, ya que hablan con fotos o gifts, conllevando una pérdida de profundidad.
P. ¿Qué actitudes deberían mejorar los padres en cuanto a la gestión del teléfono móvil con sus hijos?
R. Las familias deben perder el miedo a poner más límites con las pantallas. Por ejemplo, si los hijos duermen con el móvil, deberían implantar la norma de dejarlo fuera de la habitación a la hora de dormir. O cuando van amigos a casa, que sea un espacio libre de móviles durante unas horas.
P. En fechas navideñas o cumpleaños las pantallas son el regalo más ansiado por los jóvenes. ¿Sabe si los progenitores suelen tener conversaciones antes de que el niño o adolescente sea dueño de un dispositivo propio?
R. Lamentablemente no se suele instruir al menor antes de su entrega. Les hablan de los límites de horarios y poco más, y no es suficiente. Habría que aprovechar hacerlo en momentos donde salen temas como la pornografía o el juego online, y formarles al respecto.
P. ¿A qué edades considera que los niños pueden estar preparados para tener su primer móvil? ¿Cómo pueden los padres controlar lo que hacen sin invadir?
R. A partir de los 14 o 15 años. Antes de esto, los padres con sus propios teléfonos pueden irlos formando desde los 11 o 12 años, explicándoles acerca de los contenidos que ven o que les comparten, sobre las noticias falsas… Ayudándolos en ese sentido, estarán más preparados y gestionarán mejor el uso de las redes sociales y de la información que vean y los padres no necesitarán estar tan encima de ellos y les dejarán más espacio.
P. ¿Conoce si desde los centros educativos se conciencia sobre los daños que puede causar el teléfono móvil o si se llevan a cabo iniciativas para frenar su uso incontrolado?
R. Se imparte alguna charla aislada, y no en todos. Desde mi punto de vista, debería haber formaciones tanto para el alumnado como para las familias de manera continuada, para que conozcan las aplicaciones, cómo se puede usar la inteligencia artificial (IA) para hacer los deberes, la importancia de hablar con los hijos… El mal uso del móvil es un tema de salud pública. El impacto en los menores es demasiado importante y no se están tomando las medidas necesarias.
P. ¿Considera que existe un alto porcentaje de niños y adolescentes que acuden a terapia frente a un empleo excesivo del dispositivo o que acentúa los problemas de salud mental ya presentes en los menores?
R. No acuden a terapia por este motivo, porque no tienen conciencia del mal uso. Vienen cuando saltan otros problemas asociados, como puede ser el fracaso escolar o el mal comportamiento. En las niñas detonan muchos problemas de autoimagen, que, en muchas ocasiones, derivan en trastornos de conducta alimentaria. En los varones, principalmente, suelen darse problemas de adicción relacionados con los videojuegos y youtubers que están 24 horas conectados. Los problemas de falta de sueño también son importantes en todos los menores.
P. ¿Qué estrategias recomendaría a padres y educadores para explicar al niño cómo le puede afectar adentrarse tanto en el mundo digital?
R. Primero que se formen los adultos. Existen muchas páginas web donde pueden hacerlo de manera gratuita, como la de INCIBE y Empantallados, o solicitar charlas en sus colegios o institutos con educadores. Por otro lado, que se tenga en cuenta la edad del niño para darles un dispositivo, generando pensamiento crítico sobre los contenidos, sobre su opinión sobre algunos influencers, viendo documentales, películas, series sobre el tema, como El dilema de las redes sociales, Her, Black Mirror o Generación Porno. Podrá entender mejor el impacto negativo, y nuestra guía será más efectiva a los 15 que los 11 años con las normas que se deben poner.