¿Puede un bebé usar perfume? Consejos y posibles riesgos de las colonias
Se recomienda no usar colonias en menores de tres años por su piel sensible y por los efectos tóxicos derivados de una ingesta accidental. Además, el empleo de fragancias enmascara el aroma natural de la piel de la madre, que proporciona seguridad a los más pequeños
Hay colonias que han perfumado tradicionalmente la infancia de distintas generaciones desde hace décadas. Fragancias altamente reconocibles, que no pasan desapercibidas entre las personas que pasean o se cruzan con un niño o niña que ha sido perfumado con ellas. Y es que, pese a que los bebés de manera natural tienen un olor característico que siempre agrada, hay cierta tendencia al uso de las esencias. Pero su empleo en los niños, lejos de ser apropiado, puede resultar nocivo.
Uno de los motivos por los que no se recomienda la utilización de colonias en la población infantil, sobre todo en menores de tres años, es porque los pequeños tienen una alta sensibilidad y las fragancias pueden provocarles efectos tóxicos. “Este riesgo se debe principalmente a dos factores: por un lado, la posibilidad de ingestión accidental del producto (por ejemplo, al chuparse las manos) y, por otro, por las características de su piel, más fina y sensible”, señala Carmela Martínez, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Universitario del Henares. Por ello, no se aconseja perfumar a los bebés durante el primer año o al menos los primeros seis meses de vida. “Esto es especialmente importante durante el periodo neonatal (primeros 28 días de vida), en el que la mejor colonia es el aroma natural de la piel de su mamá (o papá). Este olor reconforta al recién nacido y le hace sentirse más seguro”, añade.
El conducto olfativo del bebé es extremadamente sensible, por eso es mejor evitar los olores fuertes y los productos químicos de las fragancias, ya que pueden molestarle o causarle alergias. A la hora de elegir una colonia infantil, es importante revisar su composición y asegurarse de que no contenga alcohol, puesto que resulta muy irritante. “En las colonias existen 26 sustancias alérgenas recogidas por el Comité Científico de la Comunidad Europea que pueden afectar al bebé y hacer que desarrolle alergia”, apunta Martínez. Asimismo, es crucial que las colonias se conserven en un lugar fresco y seco y no se mezclen con otras cremas o lociones (como repelentes de insectos o espray solar).
En los primeros seis meses, el sistema olfativo del niño es aún inmaduro y está en desarrollo. El olfato le sirve al bebé para el reconocimiento de su madre, de su padre, y de la leche materna, que le proporciona calma y seguridad. “Si se le expone al olor de una colonia, se anulan los olores procedentes del entorno y el bebé pierde este sistema tan importante de reconocimiento. Además, a partir del contacto de la piel con las sustancias químicas contenidas en la colonia, pueden aparecer sensibilizaciones alérgicas que más adelante pueden ocasionarle problemas”, explica María Luz García, jefa del servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Severo Ochoa.
El acto de perfumar a un bebé no es una necesidad del niño, sino de los adultos que lo rodean, a quienes les agrada que el bebé desprenda un determinado aroma. “Sin embargo, la mejor forma de que un bebé o un niño huela bien es el baño diario y el cambio de ropa al menos una vez al día”, destaca García.
El momento más adecuado para empezar a perfumar a los niños, “teniendo en cuenta que es totalmente prescindible”, en opinión de Pepe Serrano, miembro de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y autor del libro Bebepedia (ed. Roca Editorial), estaría alrededor de los dos años. “Su aplicación debe ser sobre la ropa, en pequeñas cantidades, sabiendo que el producto no le va a ocasionar ninguna irritación y también con el beneplácito del niño porque, si va a oler todo el día y va a estar en desacuerdo con lo que le ponemos, no tiene sentido que la usemos”, comenta Serrano.
Además, hay que evitar que la esencia contenga alcohol, no solo ya por los efectos adversos que puede tener para la piel, “sino porque la dermis de los niños, al ser más sensible, absorbe con más facilidad las sustancias que la de los adultos. También hay que descartar que no tenga elementos sintéticos o que puedan ser irritantes para la piel como los parabenos (compuestos químicos usualmente utilizados como conservantes en cosméticos y medicamentos)”, asegura Serrano. Este especialista aconseja a los progenitores consultar las certificaciones que acompañan a las colonias infantiles para saber qué tipo de fragancias están aplicando a sus hijos.
También hay que vigilar el resto de los productos utilizados durante los primeros años de los niños, como jabones, geles o cremas, pues muchos de ellos contienen alguna fragancia. “Por debajo del año, tanto las fragancias como los geles deben ser específicos. También los hay que no tienen ningún tipo de fragancia. El olor a limpio viene por la propia limpieza más que por la fragancia que se le añada”, subraya el especialista de la AEP.
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