Por qué hay que proteger la piel de nuestros hijos cuando son niños y adolescentes
Según la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria, entre un 50% y 80% del daño por la exposición solar que un individuo recibe durante toda la vida se produce en la infancia
Retrocede lentamente para iniciar una carrera hacia el borde de la piscina que le impulse lo más posible hacia su interior. En esta ocasión, este brinco le ha permitido alcanzar algunos centímetros más que el salto anterior. No satisfecho aún con el espacio recorrido en esta zambullida, vuelve de nuevo a realizar la misma pirueta. Una y otra vez sigue sumergiéndose en el agua bajo los rayos del sol que van dejando una huella indeleble sobre su piel. Daños solares que se irán acumulando sobre s...
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Retrocede lentamente para iniciar una carrera hacia el borde de la piscina que le impulse lo más posible hacia su interior. En esta ocasión, este brinco le ha permitido alcanzar algunos centímetros más que el salto anterior. No satisfecho aún con el espacio recorrido en esta zambullida, vuelve de nuevo a realizar la misma pirueta. Una y otra vez sigue sumergiéndose en el agua bajo los rayos del sol que van dejando una huella indeleble sobre su piel. Daños solares que se irán acumulando sobre su dermis a lo largo de su infancia y adolescencia y que, sin el uso de un fotoprotector adecuado y la puesta en práctica de determinadas recomendaciones para combatir los efectos de las radiaciones solares durante toda esta etapa temprana, posiblemente tendrán efectos secundarios durante su edad adulta. Porque, según la Guía de protección solar en farmacia comunitaria, elaborada por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), entre un 50% y 80% del daño por la exposición solar que un individuo recibe durante toda la vida se produce durante la infancia y la adolescencia.
El documento recoge los distintos tipos de filtros solares (físicos, químicos, organominerales o biológicos), repasa los distintos factores de protección solar y analiza el etiquetado de los protectores solares, que se rigen por el Reglamento 1233/2009 de la Unión Europea (UE) sobre productos cosméticos. Teresa Bonnin, del grupo de Dermatología de SEFAC, señala que el público, en general, “no sabe cuáles son las normas que deben cumplir los protectores solares comercializados en la UE”. De ahí la importancia que tiene esta guía para procurar al farmacéutico la información que le ayude a ofrecer el mejor consejo a la población. En este sentido, apunta Teresa Bonnin, “el documento especifica las radiaciones y sus efectos, las diferencias entre los diferentes protectores solares, qué contienen, qué tipos de filtro existen, las últimas normativas, el nuevo etiquetado, así como propuestas de recomendación en función del fototipo y las características y necesidades de la piel, la correcta utilización y el protector solar según la edad del usuario o la necesidad de este. Asimismo, intenta desmitificar algunas creencias sobre cómo proteger la piel del sol, ya que estos falsos mitos generan desinformación entre la población y fomentan las malas prácticas a la hora de exponerse a la radiación solar”.
Desde SEFAC apuntan que, en los últimos años, gracias a las campañas de prevención y educación para la salud, se observa una mayor concienciación sobre la importancia de protegerse del sol, aunque dicen que “queda mucho por hacer”. En este trabajo de “educación”, Teresa Bonnin declara que el papel del farmacéutico “es clave en la mentalización de la sociedad, gracias a los conocimientos de los que dispone y a su cercanía con la población”. Que existe una mayor concienciación, continúa esta experta, se hace patente en el hecho de que, “cada vez más, se acude a la farmacia solicitando consejo en materia de protección solar y no solo en verano. Durante todo el año se dispensan protectores solares faciales, lo que indica que hay una concienciación también en la prevención del fotoenvejecimiento, manchas solares, alergias y patologías de la piel, con una mayor preocupación a las agresiones no solo de la radiación, sino de lo que supone el exposoma”.
Las consultas de los dermatólogos reciben ocasionalmente niños y jóvenes con patologías asociadas a la exposición solar, afirma Lucero Noguera Morel, dermatóloga del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús. No existen datos de la prevalencia exacta, aunque, en general, es baja. Señala la especialista Noguera Morel que la mayoría de los niños y jóvenes que la visitan “es por exposición solar inadvertida sin fotoprotección como, por ejemplo, hacer deporte o jugar al aire libre, sobre todo al inicio del verano. Asimismo, vemos niños con enfermedades fotosensibles (empeoran con la exposición solar) que suelen tener brotes en épocas del verano, como niños con alergias solares o lupus eritematoso”.
La dermatóloga del madrileño Hospital Universitario Niño Jesús sostiene que “la exposición solar que reciben los niños, comparada con la de los adultos es mayor, dado que es frecuente que pasen más tiempo al aire libre, una media de dos horas, dos horas y media al día”. Una opinión que coincide con la de la doctora Eulalia Baselga, jefe de servicio del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, quien apunta que “los niños están expuestos mucho rato al sol, no solo coincidiendo con la época estival, cuando pasan más tiempo en los parques, en las piscinas, la playa o la montaña, sino también durante el resto del año en el patio del colegio, durante el mediodía o en la mañana”. Un tiempo que se reduce, según Eulalia Baselga, “según nos vamos haciendo mayores. Por eso, de toda la radiación que recibe el cuerpo a lo largo de su vida, el 80% se ha recibido antes de los 18 años”.
La doctora Noguera Morel comenta que “la exposición excesiva a la luz solar a la larga puede conllevar efectos negativos para la piel como el fotoenvejecimiento, las quemaduras o el desarrollo de cáncer de piel, como es bien sabido”. Sin embargo, esta experta del hospital madrileño asegura que “una exposición moderada y responsable sí resulta beneficiosa para la salud; nos da un bienestar general, aumenta la actividad mental, reduce el estrés y activa la síntesis de vitamina D que nos aporta otros beneficios tanto a nivel cutáneo como a nivel óseo”.
En cuanto a las campañas de prevención para lograr la concienciación de niños y jóvenes sobre los efectos del sol en la piel, se ha avanzado mucho, dicen los expertos, pero, aun así, la dermatóloga Noguera Morel asegura que “no podemos decir que son suficientes porque incluso en estos tiempos, y a pesar de toda la información que existe, seguimos viendo personas expuestas al sol en exceso, muchas veces sin protección o sin tomar conciencia de los daños que pueden producirse a largo plazo. Lo que si podemos decir es que existen numerosas campañas que se vienen realizando desde hace muchísimos años, tanto desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) como desde la Asociación Española contra el cáncer”.
En cuanto al trabajo para alcanzar los objetivos de concienciación en la etapa infantojuvenil, la especialista Teresa Bonni asegura que “el farmacéutico, conjuntamente con los dermatólogos y laboratorios farmacéuticos expertos en protección solar, así como asociaciones como la AECC o enfermos de Lupus, debe seguir realizando campañas de concienciación, pues muchas personas desconocen los tipos de radiaciones, sus efectos, cómo puede alterar el sistema inmune o el daño inducido por la luz azul. Se ha de saber que el daño en la piel no sólo procede de la radiación ultravioleta B, que es la que tenemos en verano, sino de la UV A, C e IR, además de la luz visible y especialmente la luz azul, procedente de los dispositivos electrónicos, que también ocasiona envejecimiento prematuro y manchas en la piel”.
La escuela y la familia resultan los entornos ideales para que los niños y las niñas adquieran para el futuro hábitos solares saludables. Una labor que debe realizarse, según la dermatóloga del Hospital Universitario Niño Jesús, “en primer lugar, explicándoles en casa y en el colegio los beneficios y los riesgos, para que tengan información. Es importante aquí enfatizar que la fotoprotección no implica solo darse crema solar, sino que incluye igualmente las protecciones físicas (usar ropa, gorro, gafas) y la exposición solar “inteligente”, evitando las horas centrales del día, cuando el índice UV es más alto. Hacer deporte al aire libre y jugar es siempre bueno para la salud de los niños y las niñas, tanto para la física como la mental. Por tanto, no se trata de que le tengan miedo al sol, sino de que sepan exponerse con responsabilidad”.
Los expertos inciden también en una utilización responsable de las redes sociales que evite la presentación de algunos modelos estéticos que se presentan en ellas. La doctora Eulalia Baselga cree que “con el modelo de belleza que se incluye en estas plataformas, de pieles muy bronceadas, es difícil que los niños y jóvenes asuman la prevención como elemento fundamental para protegerse del sol. Estamos en un mundo tan inmediato que cuando les dices que algo puede suceder en algunos años, no le dan importancia”. Por eso, los dermatólogos demandan campañas que apuesten por un cambio en el modelo de belleza actual, porque si no lo hacemos así, señala la dermatóloga del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, “es muy difícil que asuman la prevención como un elemento esencial para protegerse del sol”
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