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Estados Unidos hunde otra supuesta narcolancha y eleva a 69 los muertos en ataques extrajudiciales en el Caribe y el Pacífico

Tres personas han fallecido en la última de las 18 embarcaciones alcanzadas por Washington en su “operación contra el narcoterrorismo”

Tres personas murieron el jueves al atacar el ejército de Estados Unidos la embarcación en la que viajaban en aguas del mar Caribe, según ha confirmado el secretario de Defensa, Pete Hegseth. Con esta última ya son 18 las lanchas hundidas en apenas dos meses en el marco de lo que la Administración de Donald Trump define como operaciones contra el “narcoterrorismo”, ataques extrajudiciales que se han cobrado ya, en total, 69 vidas de civiles.

“Hoy, por orden del presidente Trump, el Departamento de Guerra ha llevado a cabo un ataque cinético letal contra una nave operada por una organización terrorista designada”, ha anunciado Hegseth en su perfil de la red social X. En el mensaje, ha confirmado la muerte de tres hombres, a quienes ha definido como “narcoterroristas”. El secretario de Defensa ha subrayado después que el ataque ha sucedido en aguas internacionales.

Como viene siendo habitual desde el inicio de estos ataques en septiembre, Hegseth ha asegurado que los tres varones muertos, a quienes no identifica, “traficaban con narcóticos”. Tampoco ha nombrado ni a la organización que supuestamente controlaba la lancha ni precisa el tipo de droga que cree que supuestamente transportaba.

“Los ataques navales contra los narcoterroristas continuarán hasta que cesen sus actividades de envenenamiento del pueblo estadounidense.(...) A todos los narcoterroristas que amenazan nuestra patria: si quieren seguir con vida, dejen de traficar con drogas. Si siguen traficando con drogas mortales, los mataremos”, ha amenazado.

Expertos internacionales han denunciado que estos ataques y las muertes de sus ocupantes pueden constituir ejecuciones extrajudiciales, mientras Naciones Unidas asegura que no existe “ninguna justificación” legal para llevar a cabo estos bombardeos en el Caribe y el Pacífico. También ha alertado de que a partir de la “información muy escasa” que proporciona Washington, ninguna de las víctimas de los barcos atacados “representaba una amenaza inminente”, por lo que la ONU ha pedido investigar de manera “rápida, independiente y transparente” para procesar a quienes hayan violado la ley.

Estados Unidos mantiene un enorme despliegue en aguas internacionales en el Caribe, en el límite con las costas venezolanas: una decena de barcos, incluido un submarino, y más de 10.000 soldados. A ellos se unirá en los próximos días el portaaviones Gerald Ford, el mayor y más moderno de la flota de este país, mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, advierte de una nueva fase en la operación que incluiría acciones terrestres.

Inicialmente, la Administración de Trump justificó esas operaciones como imprescindibles para luchar contra los carteles de la droga, con los que la Casa Blanca considera que se encuentra en un “conflicto armado”.

Pero gradualmente, Trump ha ido dejando entrever que tras esa campaña puede esconderse un intento de lograr la caída del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Su Gobierno acusa al presidente venezolano de formar parte de los cabecillas del narcotráfico, sostiene que Venezuela es un narcoestado y ha doblado a 50 millones de dólares la recompensa por la captura del dirigente chavista. El presidente estadounidense ha autorizado a la CIA a desarrollar misiones encubiertas en el país caribeño y habla con frecuencia de que la campaña actual contra las lanchas pasará a una “segunda fase” en tierra.

En una entrevista concedida al programa 60 Minutes de la cadena CBS y emitida este domingo, Trump consideró que los días de Maduro al frente de Venezuela están contados. Preguntado sobre si habrá una guerra entre su país y la nación caribeña, el presidente respondía: “Lo dudo. No lo creo. Pero Venezuela se ha portado muy mal con nosotros, y no solo en la cuestión de las drogas”.

Horas antes de que el secretario de Defensa de Estados Unidos anunciara el último ataque contra una supuesta narcolancha, el Senado de Estados Unidos había rechazado una resolución que habría impedido a la Administración de Trump llevar a cabo ataques en territorio de Venezuela sin el visto bueno del Congreso, la institución responsable de las declaraciones de guerra.

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