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Estados Unidos afirma que la agencia de la ONU para los palestinos “es una filial de Hamás” y que no puede jugar ningún papel en Gaza

El secretario de Estado, Marco Rubio, se suma a la campaña de Israel contra la UNRWA, el mayor organismo humanitario de la Franja

Un niño muestra una pancarta de apoyo a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) junto a la sede del organismo, destruido por bombas israelíes, el pasado junio en Jan Yunis (Gaza). Foto: Anadolu (Anadolu via Getty Images) | Vídeo: EPV

El Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha afirmado este viernes desde Israel que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, por sus siglas en inglés) no puede tener un papel en la Gaza del futuro porque es “una filial de Hamás”. En una rueda de prensa celebrada en el Centro de Coordinación que las autoridades israelíes y estadounidenses han establecido en el sur de Israel para trabajar en la aplicación del alto el fuego en el enclave, Rubio se ha sumado así a la campaña de desprestigio lanzada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu contra la agencia de la ONU —el principal actor humanitario en la Franja durante estos dos años de ofensiva militar israelí—.

El Gobierno estadounidense de Donald Trump alimenta de esa forma la narrativa israelí, que vincula a los trabajadores de la organización de Naciones Unidas con el grupo terrorista palestino sin aportar pruebas. Esta semana, la Corte Internacional de Justicia desacreditó esa versión y negó la existencia de elementos que lleven a pensar que Hamás está infiltrado en la UNRWA y exhortó a Israel a permitir que la institución garantice “las necesidades básicas” de dos millones de gazatíes.

“La UNRWA no va a jugar ningún papel en Gaza”, ha aseverado el jefe de la diplomacia estadounidense. Rubio ha distinguido esa agencia en particular del resto del sector humanitario e incluso del conjunto de la ONU, a la que la UNRWA pertenece. “La ONU está aquí”, ha dicho señalando hacia atrás, indicando la presencia de la organización en el centro. “Vemos el trabajo que hacen el Programa Mundial de Alimentos [también parte de la ONU] y una decena de organizaciones humanitarias más. Estamos dispuestos a trabajar con la ONU. Pero no con la UNRWA. La UNRWA se ha convertido en una filial de Hamás”.

Rubio ha comparecido ante un grupo de periodistas israelíes en una jornada en la que la prensa de ese país y la estadounidense especula con la supuesta frustración que la Casa Blanca siente por la conducta de Israel durante la tregua. En la línea de otros miembros de la Administración de Trump que han pasado por Israel en los últimos días, el diplomático se ha mostrado “positivo” por el trabajo hecho desde la entrada en vigor del cese, ha evitado adjudicar incumplimientos de la tregua a ninguna de las partes y ha pedido paciencia con un proyecto de paz destinado a cambiar, ha dicho, el rumbo de la región. “Lidiamos con 30 o 40 años de errores y de terrorismo y sólo llevamos dos semanas de tregua”, ha indicado, elogiando un trabajo “sin precedentes en la historia moderna”.

Acompañado por decenas de uniformados israelíes, Rubio ha buscado el equilibro entre mostrar el férreo apoyo de EE UU al Gobierno israelí y el establecimiento de límites. Preguntado sobre si Washington ofrece a las tropas israelíes libertad de acción en Gaza —tal y como hace en Líbano a pesar de la existencia, también en este país, de una tregua— y por si podrían recomenzar los bombardeos a gran escala en caso de percibir amenazas de Hamás, el secretario de Estado ha respondido: “No creo que haya nadie que quiera eso”. “Eso sucedería solo si la tregua se rompe, y no estamos en ese escenario”, ha insistido. La postura coincide con la información del diario israelí Haaretz, que la noche del jueves aseguró, citando “fuentes de defensa israelíes”, que EE UU ha dejado claro al Gobierno de Israel “que no tolerará más sorpresas israelíes”.

El domingo pasado, el Ejército israelí lanzó una ofensiva relámpago sobre Gaza en respuesta a un supuesto ataque de miembros rebeldes de Hamás que mató a dos soldados israelíes en Rafah, al sur del enclave. Decenas de bombardeos israelíes mataron a más de 30 personas en un solo día, según la agencia de noticias estatal Wafa. La escalada se percibió en la región como el mayor test hasta el momento para la supervivencia de la tregua.

Esa operación israelí, junto con la celebración el miércoles de una votación preliminar en el Parlamento sobre la anexión israelí de Cisjordania, son elementos que han frustrado al presidente Trump y a otros miembros de su Administración, según publicó el jueves el medio estadounidense Político. Washington cree que ambos sucesos pueden deteriorar el alto el fuego y Trump hizo llegar el miércoles a Netanyahu un “mensaje firme”, de acuerdo con las fuentes citadas por ese diario.

El vicepresidente estadounidense, JD Vance, y los responsables de la política de la Casa Blanca en Oriente Próximo, Steve Witkoff y Jared Kushner, han estado en Israel esta semana en un esfuerzo por salvaguardar un alto el fuego, percibido a nivel global como un proyecto estadounidense.

Una Gaza sin “rehenes” palestinos

El secretario de Estado, que ha eludido mencionar la limitación que Israel sigue imponiendo al flujo humanitario en incumplimiento de la tregua, ha puesto como objetivo “crear las condiciones” en Gaza para que los gazatíes “nunca más” estén interesados en “apoyar” o en “ser rehenes” de un grupo “terrorista”.  Antes, ha anticipado, hay que recorrer un camino “con altos y bajos” del que no hay “un plan B”.

Rubio ha señalado que sigue existiendo “una organización terrorista” detrás de la Línea Amarilla, que determina la mitad de la Franja que controla el Ejército israelí en virtud del alto el fuego. Sin detallar cómo, el diplomático ha indicado que habrá que “forzar” el desarme de Hamás si la milicia se niega a desmilitarizarse.

Completada buena parte de la primera fase de la hoja de ruta de Trump, que exigía a Hamás la liberación de los 48 rehenes vivos y muertos -quedan menos de la mitad de los fallecidos por entregar- y a Israel la excarceración de casi 2.000 presos palestinos y el reinicio del flujo humanitario, uno de los mayores retos en el paso hacia la segunda es encontrar países voluntarios para la creación de la Fuerza de Estabilización Internacional (ISF, por sus siglas en inglés).

La propuesta de la Casa Blanca adjudica a este cuerpo de seguridad un papel central como supervisor de la retirada israelí y la desmilitarización de la Franja, y dicta que su despliegue debe ser “inmediato” y debe contar con “socios árabes e internacionales”. A pesar de ello, Rubio ha reconocido este viernes que la fuerza “todavía no existe” y que el Centro de Coordinación Cívico-Militar, abierto días atrás por EE UU e Israel como sede desde donde apuntalar la tregua, trabaja para definir “el mandato” y la “autoridad” de ese cuerpo. “Los países deben saber qué están firmando” antes de unirse a la misión, ha razonado, y ha añadido: “Necesitamos gente e ideas”.

El miércoles, Vance declaró desde Israel que la ISF debe “liderar el desarme de Hamás”, otorgando al proyecto una misión que muchos Gobiernos -especialmente los árabes e islámicos- podrían ver como impopular al no querer ser percibidos como ejecutores de la voluntad israelí.

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