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La Fiscalía israelí presenta cargos contra la española de la flotilla y pide mantenerla en prisión

La solicitud al tribunal complica la liberación y posterior expulsión a España de Reyes Rigo

La Fiscalía del tribunal de Beersheba, en el sur de Israel, ha presentado cargos y solicitado prisión preventiva este viernes contra Reyes Rigo, según un comunicado que la policía israelí ha difundido en su perfil oficial en la red social X. A la activista de la Flotilla Global Sumud, de 56 años, se le acusa de haber mordido el pasado domingo a una funcionaria —una enfermera— de la cárcel de Ketziot, situada en el desierto del Néguev.

La presentación formal de cargos —hasta ahora la mujer solo estaba bajo investigación— y la petición de prisión preventiva complican ahora la liberación y posterior expulsión a España de la activista mallorquina. Si el tribunal acepta la petición de la Fiscalía, la activista deberá permanecer en la cárcel en Israel hasta que se celebre el juicio.

Rigo comparece este viernes en una segunda audiencia de su caso ante el juzgado de paz de esa ciudad israelí, ha confirmado a este diario Suhad Bishara, directora de Adalah —la ONG que le presta asistencia legal— desde el interior del tribunal. “Estamos empezando el inicio de la vista”, ha señalado la abogada poco antes de las once de la mañana.

“Tras la conclusión de la investigación de la comisaría de Shagav Shalom, esta mañana se presentó una acusación en el Tribunal de Paz de Beersheba contra una ciudadana española de unos 50 años por agredir a un funcionario público”, afirma la policía israelí en su tuit. En el mensaje se asegura que “la acusada se negó a entrar en la celda y agredió a una guardia al morderla en la mano, causándole una lesión”.

La versión de esa supuesta agresión que Rigo ofreció durante la primera vista judicial de su caso el pasado miércoles es muy diferente. La activista asegura que el domingo se produjo un forcejeo en el que ella se interpuso entre los guardias de la cárcel y una compañera de la flotilla, cuando los funcionarios estaban agrediendo a esa otra mujer.

Los abogados de Adalah reclamaron entonces al representante de la policía israelí que testificó en la vista que aportara las imágenes del incidente, que deberían haber quedado grabadas en las cámaras de seguridad del penal. El agente respondió asegurando que esa fuerza de seguridad no tiene en su poder esos vídeos y que ni siquiera los había visto.

“Me están amenazando”

Tras esa primera audiencia, los jueces prolongaron la detención de Rigo hasta la vista de este viernes. En un vídeo grabado mientras la mujer entraba el miércoles en el tribunal, se le oye decir en español “Me están amenazando”.

Otros participantes de la Flotilla habían denunciado al llegar a España, después de ser expulsados por Israel, que la mujer había sufrido un episodio de gran violencia el día del supuesto mordisco. Según esta versión, los funcionarios de la cárcel llegaron a sacarla de una celda arrastrándola por el pelo.

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, aseguró el miércoles que el Gobierno “mantiene la protección diplomática y consular hasta que la última española sea liberada”.

Otros ocho activistas españoles de una segunda flotilla, la Thousand Madleens, están también retenidos en Israel. En su caso, desde el pasado miércoles, cuando los nueve barcos en los que viajaban fueron también abordados por militares israelíes, de nuevo en aguas internacionales, como sucedió con la flotilla Global Sumud en la que participaba Rigo.

Su caso es, en principio, más sencillo que el de la activista mallorquina. Si nada se tuerce, serán expulsados a España después de firmar una orden de deportación, al igual que sucedió con los más de 460 integrantes de la Global Sumud, todos ya de vuelta en sus países. Solo Rigo y otros cinco activistas de esa primera flotilla, de nacionalidad noruega y marroquí, siguen en Israel.

Un primer grupo de deportados españoles (21 de los 49 que viajaban en la Global Sumud) aterrizó el lunes en el aeropuerto de Madrid. Un día después llegaron los 27 restantes.

Estos activistas —y sus compañeros de otras nacionalidades expulsados— han relatado maltrato, golpes, insultos y humillaciones, así como privación de agua, comida y medicamentos por parte de las autoridades israelíes. Algunos participantes han denunciado incluso haber sido encañonados con armas de fuego o amenazados con perros. También fueron esposados, se les vendaron los ojos y fueron obligados a permanecer durante horas en posturas dolorosas. Todos esos actos pueden ser considerados formas de tortura.

“Un acto de resistencia”

Rigo viajaba en el barco Adara, una de las alrededor de 40 embarcaciones que participaron en la flotilla Global Sumud, a la que Israel ha tratado de desprestigiar vinculando a sus organizadores con Hamás, sin ofrecer ninguna prueba de ello. La mujer trabaja como acupuntora en un centro de su propiedad, The House of Qi, situado en el barrio en el que creció en Palma de Mallorca, Son Espanyolet.

Cuando la nave en la que viajaba se encontraba a unas 200 millas náuticas (370 kilómetros) de Gaza, Rigo difundió un vídeo en redes sociales en el que aseguraba que el objetivo de la Flotilla no era solo “entregar ayuda humanitaria”, sino que se trataba de “un acto de resistencia y dignidad”.

“Sumud, una palabra árabe que significa resistencia y firmeza, encarna la resiliencia del pueblo palestino tras casi 80 años de colonización, opresión y asedio sistemático", continuaba la española. “Esta flotilla amplifica esa fuerza: son barcos de conciencia que desafían el silencio, el apartheid, el capitalismo opresivo, el imperialismo y el encubrimiento global del genocidio palestino”.

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