La democracia cede terreno en el mundo por noveno año consecutivo
Un informe de IDEA Internacional, de referencia en la materia, resalta que 94 países han retrocedido en al menos un indicador clave para el desempeño democrático
La percepción de la democracia vive uno de sus peores momentos. El último informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), publicado este jueves, afirma que los regímenes democráticos se han debilitado y han perdido terreno como sistemas de gobierno en el mundo. Un total de 94 países han retrocedido en varios aspecto...
La percepción de la democracia vive uno de sus peores momentos. El último informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), publicado este jueves, afirma que los regímenes democráticos se han debilitado y han perdido terreno como sistemas de gobierno en el mundo. Un total de 94 países han retrocedido en varios aspectos claves de la democracia, como la libertad de prensa, la independencia judicial y la credibilidad electoral, en 2024. Es el noveno año consecutivo en el que se registran descensos netos en el desempeño democrático general.
Se trata de la caída consecutiva más prolongada desde que la organización intergubernamental comenzó sus registros en 1975. La libertad de prensa ha sufrido su peor retroceso en los últimos 50 años, según los datos del informe. Las dos principales potencias occidentales, EE UU y Europa, se asoman al abismo de un futuro con escasez de derechos y libertades, y el resto del planeta sigue ese rumbo. El actual deterioro de la democracia en el mundo ya tilda de urgentes nuevas medidas para sanar su práctica en el mundo, de acuerdo con los autores.
“Lo que está sucediendo en el mundo con la democracia tiene que ver con el aumento muy abrupto de la incertidumbre”, advierte Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA Internacional. “Los cambios sociales, los cambios tecnológicos, el aumento drástico de las migraciones, el aumento de las situaciones de conflicto... Está generando una situación en que los niveles de ansiedad de la gente están creciendo”, explica.
Esta incertidumbre de la que habla Casas-Zamora se ve reflejada tanto en los datos —uno de cada cinco países experimentó descensos en libertad de expresión— como en la política, donde regímenes de ultraderecha ganan en popularidad, al capitalizar el aumento de los flujos migratorios y el discurso antiinmigrante.
“Cuando se percibe que un país pierde control sobre los flujos migratorios, eso alimenta la aparición de discursos usualmente muy reaccionarios, discursos de odio y de extrema derecha, que le pueden hacer mucho daño a la democracia”, señala el secretario general. El conjunto de esos cambios y las incógnitas que crean, provocan, según Casas-Zamora, “un apetito por soluciones autoritarias”. El incremento de las migraciones en el mundo ha provocado, en los últimos años, exactamente eso: una situación de “aguda incertidumbre” dónde los ciudadanos busquen una “restauración del orden”, cuyos promotores son la extrema derecha y los autócratas, sostiene.
“Si el entorno electoral es justo y el partido ganador resulta ser de extrema derecha, eso no significa necesariamente que haya nada malo. Lo importante es ver qué ocurre una vez que llegan al poder”, insiste Seema Shah, jefa de Evaluación de la Democracia para IDEA Internacional. En su opinión, estos partidos solo son una amenaza para la democracia si desmantelan los pilares del juego democrático.
El actual mandatario estadounidense, Donald Trump, es un ejemplo muy ilustrativo de ese escenario. “En Estados Unidos, tengo que pensar que el partido republicano ya se ha convertido en lo que la literatura sobre las transiciones democráticas llamábamos un ‘actor semi leal’. Solo es leal a las reglas democráticas en la medida que gane”, indica Casas-Zamora.
El especialista considera que EE UU es “uno de los problemas más graves” para la democracia en el mundo. “Lo que está pasando en Estados Unidos legitima la conducta de muchos líderes autoritarios. [El presidente de El Salvador, Nayib] Bukele es un caso obvio”. Lo que hoy parece para algunos una mejora de la seguridad en el país latinoamericano, con la política de mano dura del presidente salvadoreño para luchar contra el crimen organizado mediante deportaciones y encarcelaciones masivas, oculta una realidad más oscura.
La popularidad del llamado “modelo Bukele” ha ido ganando terreno en el continente. El máximo representante de IDEA asegura que países como Chile, Uruguay o Costa Rica expresan una “atracción” por este modelo debido a los altos niveles de crimen organizado en América Latina y la preocupación que genera entre la población. “La condición para que las políticas de Bukele funcionen es la dictadura, es olvidarnos de la democracia”, advierte.
Voto internacional
Con unos 304 millones de personas —el doble que en 1990— viviendo en el extranjero, IDEA Internacional urge los gobiernos democráticos a replantear la manera en que se incluye a los emigrantes en los sistemas electorales de sus países de origen. Una primera solución reside en el concepto del voto internacional, mediante el cual se permite a un emigrante votar en elecciones de su país.
En territorios como Ucrania, donde desde 2022 el presidente ruso, Vladimir Putin, busca imponer su autoridad, gran parte de la población ha huido a lugares más seguros, fuera la región. “En la mayoría de los países, incluido Ucrania, existe un sistema para votar fuera del país, pero requiere que la gente se desplace al lugar de las elecciones para emitir su voto. Pero cuando la votación presencial es la única opción, vemos que la participación tiende a bajar. Si se ofrecen otras vías, como el voto por correo, la participación mejora”, señala Shah.
Si bien hay países más escépticos al respecto y posibles inconvenientes para el voto internacional (cuando gobiernos lo usan a su favor para beneficiar a su partido, por ejemplo), Shah asegura que permite generar “un sentimiento de pertenencia” para el votante, y eso, a su vez, sana la democracia a largo plazo. “El pluralismo contribuye a la resiliencia democrática”, afirma.