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Las milicias kurdas firman un acuerdo histórico para devolver el territorio bajo su control al Estado sirio

Las Fuerzas Democráticas Sirias disolverán sus instituciones y restituirán los pozos de petróleo y gas. El Gobierno les garantiza la reintegración en el ejército, su participación en la transición y el retorno de los desplazados

El líder de las milicias kurdo-sirias Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazlum Abdi, y el presidente del país árabe, Ahmed Al Shara, este lunes, tras la firma del acuerdo en Damasco.SANA (via REUTERS)

El presidente de Siria, el islamista Ahmed al Shara, y el líder de las milicias kurdo-sirias Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazlum Abdi, han firmado un acuerdo histórico para devolver a Damasco el territorio que controlan en el noreste, que cubre aproximadamente un tercio del país. El acuerdo, de ocho puntos y que se irá aplicando progresivamente hasta final de año, implica la declaración de un alto el fuego en todo el te...

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El presidente de Siria, el islamista Ahmed al Shara, y el líder de las milicias kurdo-sirias Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazlum Abdi, han firmado un acuerdo histórico para devolver a Damasco el territorio que controlan en el noreste, que cubre aproximadamente un tercio del país. El acuerdo, de ocho puntos y que se irá aplicando progresivamente hasta final de año, implica la declaración de un alto el fuego en todo el territorio, la disolución de las estructuras autónomas con las que se han gobernado los kurdos prácticamente durante los 13 años de guerra civil y la integración de estas y de las milicias en el Estado y el ejército sirios. A cambio, el Gobierno reconoce a los kurdos como parte integral de Siria y garantiza su participación en el proceso de transición, además de prometer el retorno de los miles de desplazados a sus hogares.

La fotografía con la que se selló el acuerdo, que se produjo el lunes, es para la historia: dos combatientes bregados en conflictos de décadas (Al Shara, primero en Al Qaeda y luego en el grupo salafista sirio Hayat Tahrir al Sham o HTS; y Abdi, en el grupo armado PKK y en las milicias kurdas de Siria), cuyas fuerzas se han enfrentado a muerte en el campo de batalla; dos guerrilleros que solo recientemente han abandonado el uniforme de campaña por sendos trajes que no terminan de llevar con soltura; dos líderes militares transformados en políticos, firmando la paz.

Tras el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad el pasado diciembre, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), popularmente conocida como Rojava y dominada por las FDS con apoyo de Estados Unidos, era el último obstáculo a la unificación completa de Siria tras más de una década dividida en taifas controladas bien por el régimen bien por diversos grupos armados. Ahora esta estructura —que incluye desde sistema educativo y sanitario a tribunales y ministerios— deberá integrarse en la Administración del Estado sirio, de carácter centralista (no se han aceptado las demandas de autonomía exigidas por algunos partidos kurdos, aunque se podría reforzar la administración local).

El acuerdo para la reintegración de las milicias kurdas llega poco después del proceso de diálogo iniciado entre Turquía y el grupo armado kurdo PKK, con el que estaba en guerra desde 1984. Un diálogo que llevó hace dos semanas a esta organización a declarar un alto el fuego permanente tras la petición hecha por su fundador y líder espiritual, Abdullah Öcalan, que abogó por que el PKK se disolviera y todos sus grupos abandonasen la lucha armada. Aunque las FDS incluyen componentes de diversas comunidades sirias, están dominadas por las milicias kurdas YPG, parte de la estructura del PKK. Öcalan, además, rechazó soluciones para los kurdos basadas en el federalismo o incluso el autonomismo, una renuncia histórica de su movimiento.

La devolución al Estado sirio de la zona bajo control de las milicias kurdas incluye desde el control de los pasos fronterizos y aeropuertos de la zona a “los campos petrolíferos y gasísticos”, una importantísima fuente de ingresos para el Gobierno, que hasta ahora controlaban las milicias kurdo-sirias. También pasarán a estar bajo control de la Administración central las prisiones en las que las FDS aseguran mantener a unos 10.000 excombatientes del Estado Islámico (o ISIS por sus siglas en inglés) y los campos de internamiento que albergan a unas 50.000 familiares de los miembros del ISIS, muchos de ellos extranjeros a los que sus países de origen no quieren repatriar.

Bedran Çiya Kurd, asesor de la AANES, explicó en redes sociales que la integración se llevará a cabo progresivamente, “mediante detalladas negociaciones de comités especializados” y en coordinación con Damasco para garantizar que las nuevas instituciones “reflejen la voluntad de las comunidades locales en la gestión de sus asuntos”.

La renuncia a Rojava puede ser vista como un varapalo para el nacionalismo kurdo —pues su sistema de autogobierno se había convertido en ejemplo para los kurdos de otros países y tenía gran resonancia internacional— pero, a cambio, los kurdos de Siria obtienen respuesta a algunas de sus demandas históricas. El acuerdo “reconoce a los kurdos como parte integral del Estado sirio y garantiza su ciudadanía y derechos constitucionales”. Esto reviste una gran importancia, ya que la dictadura de los Asad despojó a miles de kurdos de la ciudadanía siria, lo que les impedía poseer propiedades o acceder a los servicios más básicos. Asimismo, el acuerdo asegura “la representación y participación” de los kurdos en el proceso de transición, pues las FDS se habían quejado de la falta de pluralidad en las instituciones interinas creadas hasta ahora.

“Hemos guerreado, hemos luchado mucho y el resultado es ahora que seremos socios del Estado en todas las cosas. En su dirección, en su gestión, en la redacción de una Constitución, en la economía, en todo”, afirmó Salih Muslim, dirigente del ala política de las milicias kurdas, entrevistado por la agencia Firat.

Otra cuestión importante es el acuerdo para el retorno de “todos los sirios desplazados” por la guerra. Aunque en el acuerdo no se mencionan explícitamente, Bedran Çiya Kurd asegura que se trató específicamente los casos de Afrin y Serekaniye (Ras al Ain), de donde las sucesivas intervenciones militares de Turquía junto a grupos rebeldes islamistas sirios expulsaron a decenas de miles de kurdos.

Implicaciones internacionales

El acuerdo tiene una amplia dimensión internacional. El vecino del norte, Turquía, había amenazado con aprovechar la caída del régimen de Asad para intervenir y acabar de una vez por todas con un grupo al que considera terrorista por su relación con el PKK. Sin embargo, según medios kurdos y sirios, Al Shara pidió al Gobierno turco —con el que mantiene excelentes relaciones— que le diese más tiempo para llegar a un acuerdo con los kurdos. Estados Unidos medió a favor de una tregua entre los rebeldes a los que apoya Turquía en el norte de Siria y las FDS, aunque los combates e intercambio de fuego a través de las líneas del frente han continuado desde diciembre, provocando cientos de muertos. Y la presión de la Administración de Donald Trump para repatriar a los entre 900 y 2.000 soldados que mantiene desplegados en Siria también ha impulsado la negociación entre las FDS y Damasco.

Ankara había exigido además, como parte de las negociaciones con el PKK que condujeron al alto el fuego y el llamamiento al abandono de las armas de su líder Öcalan, que los combatientes extranjeros de las FDS, en muchos casos dirigentes del PKK de ciudadanía turca, abandonasen Siria, una posibilidad que el propio Abdi ve posible. “Se irán en cuanto se establezca un alto el fuego permanente en toda Siria”, afirmó en una entrevista con el medio árabe Al Majalla realizada el pasado 17 de febrero y publicada este martes.

Entre los grandes perdedores del acuerdo está Israel. En las últimas semanas, diversos miembros del Gobierno israelí habían ofrecido a los kurdos —y a otras minorías de Siria— ponerlos bajo su protección, en un intento de mantener al país dividido y débil, así como de reducir la influencia de Turquía en el nuevo Estado. El propio Abdi reconoció en una entrevista que esta oferta les había llegado y que la estuvieron valorando. Durante la noche del lunes al martes, mientras cientos de personas festejaban en diversas ciudades de Siria la consecución del histórico acuerdo con los kurdos, las fuerzas israelíes bombardearon varios puntos del sur y el oeste de Siria. Desde diciembre, aprovechando la confusión tras la caída del régimen de Bashar El Asad, tropas israelíes ocupan una zona de territorio sirio en el estratégico Monte Hermón de los Altos del Golán, que estaba desmilitarizada desde 1974.

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