Ucrania entra en el cuarto año de guerra bajo la amenaza de quedarse sin las armas de EE UU

Washington aporta a Kiev munición, misiles, inteligencia y telecomunicaciones fundamentales, una dependencia que Trump utilizará para forzar a Zelenski a aceptar sus exigencias

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, firma un proyectil de artillería durante su visita del 22 de septiembre de 2024 a la planta de municiones del ejército en la localidad estadounidense de Scranton (Pensilvania).Foto: CONTACTO vía Europa Press (CONTACTO / Europa Press) | Vídeo: Reuters

Una antena rudimentaria sobresale de un búnker en el frente de guerra en Chasiv Yar. El refugio se encuentra escondido en una arboleda de esta zona de Donetsk, en el este de Ucrania. En el exterior se levanta camuflada esta antena, con la que recibe señal de internet el equipo que opera un obús de la 26ª Brigada de Artillería Ucrania. Dovro, nombre en clave del comandante de la batería, ...

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Una antena rudimentaria sobresale de un búnker en el frente de guerra en Chasiv Yar. El refugio se encuentra escondido en una arboleda de esta zona de Donetsk, en el este de Ucrania. En el exterior se levanta camuflada esta antena, con la que recibe señal de internet el equipo que opera un obús de la 26ª Brigada de Artillería Ucrania. Dovro, nombre en clave del comandante de la batería, explicaba este febrero a EL PAÍS que es una alternativa, aunque de poca calidad de conexión, a las antenas de internet por satélite Starlink, la empresa del multimillonario Elon Musk, hombre de confianza de Donald Trump.

Cientos de miles de soldados del ejército ucranio, también sus drones, dependen de las comunicaciones con Starlink. “Ya no hay muchas antenas de Starlink disponibles, aunque tampoco lo usamos porque no nos fiamos de Musk, en cualquier momento puede desactivar el servicio”, dijo Dovro. “Pero es verdad que los que no las tenemos somos casos contados”, añadió este oficial, “y si este tipo cierra la señal, nuestras defensas colapsarán”.

Ucrania cumple mañana lunes tres años defendiéndose de la invasión rusa con el miedo a perder el favor de la nación que más la ha apoyado, Estados Unidos. Trump ha desatado una campaña hostil contra el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, acompañada de amenazas y decisiones que buscan que Ucrania claudique y acepte un acuerdo entre la Casa Blanca y el Kremlin para finalizar las hostilidades. Starlink es uno de los mejores ejemplos de los recursos que tiene el presidente de EE UU para su estrategia de chantaje.

La agencia Reuters ha informado este sábado, a partir de fuentes anónimas, que Washington transmitió a Zelenski que Starlink puede desconectar su señal si no firma el contrato propuesto por Trump por el que Kiev cede a Estados Unidos la mayor parte de la explotación de minerales críticos ucranios. Este pacto es la condición impuesta por Trump para garantizar que su Gobierno sigue aportando ayuda a Ucrania.

EE UU suministra un 40% de las armas de Ucrania, según datos revelados en enero por Zelenski. Otro 27% es aportación europea y el 33% restante, es de producción ucrania, según el mandatario. Zelenski da por imposible que los miembros de la UE, Canadá y el Reino Unido puedan multiplicar su entrega para reemplazar a los estadounidenses. “Ucrania tiene opciones de sobrevivir muy, muy bajas sin EE UU”, admitió Zelenski el 15 de febrero en la televisión NBC.

Límite, hasta el verano

Ucrania cuenta con armamento suficiente para resistir hasta mediados de este año, según reveló el pasado diciembre a EL PAÍS su ministro de Finanzas, Sergii Marchenko. Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania, afirmó este mes que se da precisamente medio año para sentar a todas las partes en una mesa de negociación. Lo que depara a Ucrania a partir del verano es una incógnita. El republicano Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes de EE UU, aseguró el jueves que “no hay ganas” de aprobar nuevos paquetes de ayuda estadounidense para Ucrania.

“Si los americanos abandonan a Ucrania sería un desastre, para nosotros y para Europa”, valoró el viernes para este diario Arsenii Yatseniuk, ex primer ministro ucranio, durante unas jornadas del Foro de Seguridad de Kiev (KSF). Yatseniuk nombró tres aportaciones estadounidenses que son imprescindibles: munición de artillería, tareas de reconocimiento de las posiciones rusas y datos de inteligencia. “Europa podría aportarnos reconocimiento e inteligencia, pero sería de menor precisión y requeriría muchos meses de adaptación”, añade Yatseniuk.

El jefe de la oficina de la OTAN en Ucrania, Patrick Turner, ofreció una muestra de esta dependencia durante el KSF: todos los miembros de la Alianza Atlántica producen en un año la munición que Rusia fabrica en tres meses. Si la aportación estadounidense sale de la ecuación, el desfase entre la artillería rusa y la ucrania será todavía mayor.

David Petraeus, uno de los generales más importantes de la historia reciente de EE UU, subrayó que la asistencia de su país para Ucrania es imprescindible en cuanto a armamento antiaéreo. El principal sistema de defensa contra los cohetes rusos que castigan a diario las ciudades ucranias son las baterías de misiles Patriot.

Petraeus recomendó “mantener la calma y no dejarse llevar por el último tuit” de Trump o de sus voceros. Según este general y exdirector de la CIA, la Casa Blanca es consciente de que tiene mucho más que perder si Ucrania es derrotada y Rusia amenaza a Europa.

Pese a estos mensajes optimistas, las Fuerzas Armadas Ucranias están trabajando en alternativas para todo tipo de escenarios. Pero hay situaciones que serían difícilmente salvables. Francois Heisbourg, experto del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, remarcaba en un análisis del 19 de febrero que es imprescindible que el Pentágono continúe aportando misiles de largo alcance ATACMS y su autorización para que sean utilizados en la retaguardia rusa, lejos del frente. Una de las últimas decisiones en favor de Ucrania del expresidente Joe Biden fue garantizar el suministro de los ATACMS y su luz verde para que fueran usados incluso en suelo ruso.

Sin estas prerrogativas, escribe Heisbourg, “Ucrania difícilmente resistirá en el campo de batalla, sobre todo si la administración de Trump cierra la puerta a nuevas peticiones de ayuda”.

Trump ya ha marcado el terreno a partir de Johnson, cuando este confirmó esta semana que no hay planes para aprobar nuevos paquetes de ayuda. Y aunque la Casa Blanca aceptara proseguir con nuevos suministros, estos podrían llegar tras meses de discusiones con Kiev. Heisbourg ilustra lo que puede suceder con un precedente, el del último paquete masivo de socorro estadounidense, aprobado por el Congreso en abril de 2024, tras más de medio año de retraso debido a la oposición republicana. Los avances rusos se aceleraron esa primavera, en el momento de mayor carestía de munición en el bando ucranio por la demora de la ayuda de Washington. Y mientras los republicanos pisaban el freno en el Congreso, las tropas de Vladímir Putin empezaban a recibir millones de proyectiles de artillería de Corea del Norte.

Un año después, los hombres de Trump no solo han llegado a la Casa Blanca, también tienen la mayoría en el Congreso y en el Senado. “Mejor que Zelenski se mueva rápido o perderá a su país”, amenazó Trump el miércoles. Las palabras y movimientos del líder estadounidense indican que quiere pactar con Putin a toda costa, aunque sea arrodillando a Ucrania.

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