La agencia de la ONU para los refugiados palestinos sigue operando pese a la ley israelí que se lo prohíbe desde este jueves
La UNRWA sostiene que no ha recibido la notificación para detener su actividad en Jerusalén. Una quincena de israelíes han celebrado el veto con brindis y pintadas frente a la sede del organismo
Sin dispositivo policial y con más reporteros que manifestantes, una quincena de judíos ultranacionalistas ha escenificado este jueves en Jerusalén, con banderas, pintadas y un brindis, el primer día en vigor de la nueva ley israelí que prohíbe funcionar a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés). Naciones Unidas, sin embargo, no tiene claro de qué manera va a materializar e...
Sin dispositivo policial y con más reporteros que manifestantes, una quincena de judíos ultranacionalistas ha escenificado este jueves en Jerusalén, con banderas, pintadas y un brindis, el primer día en vigor de la nueva ley israelí que prohíbe funcionar a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés). Naciones Unidas, sin embargo, no tiene claro de qué manera va a materializar el Gobierno de Israel esa prohibición, y fuentes de la organización subrayan que ni siquiera han recibido una notificación expresa de cierre. La agencia, por tanto, sigue “brindando asistencia y servicios” tanto en sus clínicas y centros de salud de Cisjordania y Jerusalén Este como con sus operaciones humanitarias en Gaza, según un comunicado. “Nos comprometemos a permanecer y cumplir”, añade la nota. La UNRWA es el principal soporte de cientos de miles de palestinos y lo es especialmente en este momento, tras más de 15 meses de guerra en la Franja palestina.
La sede de la UNRWA en Jerusalén sí está cerrada y vacía desde hoy, pero el centro de salud del campo de refugiados de Shuafat, también en esa ciudad, donde unas 30.000 personas son atendidas, ha abierto con normalidad, según confirman fuentes de la agencia. Allí, Maha Adel Mhesin, de 58 años, sostenía en la mañana del miércoles a su nieto Ahmed, de un mes. Junto a ella, otros dos nietos de corta edad correteaban por la sala de espera. No sabían si van a poder seguir disfrutando de servicios tan básicos como la aplicación de vacunas, el suministro de medicación o las revisiones periódicas.
Los vecinos de Shuafat, que como en los demás campos de refugiados reciben sanidad, educación y otros servicios gratuitos de la ONU, viven con incertidumbre la actual coyuntura y entienden que se trata de un asunto político con el que Israel trata de elevar el nivel de ocupación del territorio palestino. Es el caso de Shaher Alqam, nacido en 1967 en la ciudad vieja de Jerusalén y llegado de bebé a Shuafat. En este tiempo ha tenido en el campo de refugiados seis hijos y tres hijas, y hoy es abuelo de 42 nietos.
Este empleado de los servicios comunitarios del campo defiende que la UNRWA “es una herramienta muy importante” para sus derechos como refugiados y su “derecho al retorno” a sus pueblos de origen”, en referencia a la expulsión de cientos de miles de palestinos durante la guerra con la que se independizó Israel en 1948. En este sentido, Naciones Unidas insiste en que los derechos de los refugiados no pueden verse afectados por la nueva normativa que trata de imponer el Estado judío. Toda la familia de Shaher ha acudido a las dos escuelas de la ONU en el campo, una de niños y otra de niñas.
“Hay personas que no tienen acceso a otros centros de salud porque son demasiado pobres, porque, por ejemplo, no tienen documentos de identidad de Jerusalén Este o porque no han podido pagar la cotización del seguro al sistema israelí”, señalaba el miércoles Roland Friedrich, director de UNRWA en Cisjordania, que desde este jueves trabaja desde Jordania porque Israel no le ha ampliado su visado como a otro medio centenar de empleados. “Así que estas personas vulnerables, bajo una situación económica complicada, dependen de nosotros. Y es la única alternativa que tienen”, subrayaba, poco antes de emprender viaje a la frontera jordana.
Además de ordenar el fin de las operaciones en Jerusalén de la agencia, Israel ha aprobado una segunda ley que impide al personal de la UNRWA mantener contacto con las autoridades israelíes, lo que pone en peligro la coordinación necesaria para asistir a la población de Cisjordania y de Gaza, esta especialmente golpeada por meses de bombardeos que han dejado más de 47.000 muertos.
Shaher Alqam apunta otra consecuencia del veto impuesto a UNRWA: “Si cierran las escuelas, los niños tendrán que ir a escuelas israelíes y abandonar el currículum palestino y nuestra historia. Eso supone un peligro para nuestras ideas. Las escuelas de la ONU nos educan como refugiados, como palestinos y con nuestras tradiciones. En Israel tendríamos otras ideas, otra religión, por eso es un peligro”. “Estoy enfadado y tengo miedo”, recalca, antes de lanzar un llamamiento a la comunidad internacional para que impida que las leyes sean aplicadas. “Nunca nos iremos”, insiste, y pone el ejemplo de Gaza, donde cientos de miles de desplazados están regresando estos días al norte de la Franja, aprovechando el alto el fuego, pese a que se trata de un escenario en ruinas por la guerra.
Mientras, delante de la sede de la UNRWA —en la zona este de Jerusalén, bajo ocupación israelí desde 1967—, dos mesas dispuestas delante de la verja cerrada sirven para que un grupo de ciudadanos israelíes celebren la nueva medida con brindis y consignas. Lo ha hecho de manera especial el líder de la movilización, el vicealcalde de la ciudad, Arieh King. Varias personas han colocado banderas israelíes en el vallado del recinto y otras dos se han aupado a la tapia. Desde allí han pintado con espray una estrella de David sobre el cartel de la ONU y han tachado toda referencia a Naciones Unidas mientras gritaban que la UNRWA “es Hamás y Hezbolá”, en referencia al movimiento islamista palestino y a la milicia libanesa.
“Estamos aquí para celebrar que este es el día que la nueva ley israelí prohíbe la UNRWA, y desde hoy esta organización terrorista y nazi es ilegal en Jerusalén”, ha afirmado Arieh King instantes antes de dirigir el brindis y manifestar su deseo de que la policía israelí implemente de inmediato las dos leyes aprobadas. “No hay diferencias entre UNRWA y los nazis”, ha insistido King al ser preguntado sobre la reciente conmemoración del 80º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en Polonia.