Trump ofrece ocho meses de indemnización a los funcionarios que dimitan
El presidente ha ordenado que se ponga fin al teletrabajo en la Administración y se considera con capacidad para despedir a cualquiera en el poder ejecutivo
“¡Estás despedido!”. Esa era la frase que definía a Donald Trump como estrella de la telerrealidad antes de su asalto a la política. En su regreso a la Casa Blanca, el republicano llega dispuesto a prescindir de los funcionarios y empleados públicos que no se alineen con sus prioridades, incluso rebajando las protecciones legales que los blindan de una purga partidista. Trump destituyó a la mayoría de los inspectores que supervisan a la Administración, despidió a los fiscales y empleados del Departamento de Justicia que lo investigaron y suspendió de empleo a los funcionarios de áreas que ha dejado vacías de contenido. El presidente decretó el fin del teletrabajo en la Administración, pero da ahora la oportunidad de dimitir con una indemnización de ocho meses a quienes prefieran dejar el trabajo antes que volver a la oficina.
La oferta está muy por debajo de la que manejó en campaña el multimillonario Elon Musk, responsable del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). En alguno de sus mítines dijo que se indemnizaría “generosamente” con “dos años o algo así” a los despedidos para reducir la nómina de empleados públicos. Ahora, lo que se ofrece a unos dos millones de funcionarios es que sigan recibiendo sus salarios y prestaciones hasta septiembre si renuncian a sus puestos antes del próximo 6 de febrero.
El Gobierno de Trump ha enviado un mensaje a los empleados federales en el que les recuerda la nueva obligación de trabajo presencial y otras directrices de la nueva Administración, pero les ofrece una salida. “Si decide no continuar en su papel actual en la fuerza de trabajo federal, le agradecemos su servicio a su país y se le proporcionará una salida digna y justa del Gobierno federal utilizando un programa de renuncia diferida”, dice el correo electrónico, citado por Associated Press. “Este programa entra en vigor el 28 de enero y está disponible para todos los empleados federales hasta el 6 de febrero”, añade.
“Si renuncia en el marco de este programa, conservará todos los salarios y prestaciones independientemente de su carga de trabajo diaria y estará exento de todos los requisitos de trabajo presencial aplicables hasta el 30 de septiembre”, concluye el mensaje.
Katie Miller, que forma parte de un consejo asesor del DOGE, tuiteó: “Este correo electrónico se está enviando a más de DOS MILLONES de empleados federales”. El mensaje avisa a los funcionarios de que en el futuro estarán sometidos a un régimen más estricto de “idoneidad y conducta” y de que la “fuerza de trabajo federal debe estar compuesta por empleados que sean confiables, leales, dignos de confianza y que se esfuercen por alcanzar la excelencia en su trabajo diario”.
Entre los decretos firmados por Trump en su primer día en el cargo hubo varios dirigidos a los funcionarios. En uno de ellos se suprimía el teletrabajo. “Los jefes de todos los departamentos y agencias de la rama ejecutiva del Gobierno deberán, tan pronto como sea factible, tomar todas las medidas necesarias para poner fin a los acuerdos de trabajo a distancia y exigir a los empleados que vuelvan a trabajar en persona en sus respectivos lugares de destino a tiempo completo, sin perjuicio de que los jefes de departamento y agencia hagan las excepciones que consideren necesarias”, decía.
En otra de las primeras medidas, se restablecía una categoría de trabajadores federales conocida como Esquema F, que carece de las mismas protecciones laborales de que disfrutan los funcionarios de carrera. “Solo el 41% de los supervisores de la función pública confía en poder destituir a un empleado que haya incurrido en insubordinación o falta grave. Aún menos supervisores, el 26%, confían en poder destituir a un empleado por bajo rendimiento”, argumentaba el decreto.
En su primera rueda de prensa en el cargo, a la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, le preguntaron este lunes por el despido de fiscales del Departamento de Justicia y de inspectores generales, aparentemente vulnerando la ley. “Esta Casa Blanca, o la Oficina del Asesor Jurídico de la Casa Blanca, cree que el presidente tenía autoridad ejecutiva para hacerlo”, contestó Leavitt. “[Trump] es el jefe de la rama ejecutiva, y por lo tanto tiene el poder de despedir a cualquier persona dentro de la rama ejecutiva que desee”, añadió, remitiéndose a un precedente del Tribunal Supremo.