Hezbolá amenaza con atacar a Chipre si permite a Israel usar sus bases en una guerra abierta
En plena intensificación del fuego cruzado, el líder de la milicia libanesa asegura que alcanzaría “por tierra, mar y aire” cualquier lugar del Estado judío
En plena intensificación de las amenazas y del fuego cruzado entre Israel y Hezbolá —que han llevado al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a enviar de urgencia a la zona a su enviado Amos Hochstein para intentar evitar una guerra abierta de consecuencias impredecibles—, el líder del partido-milicia libanés ha lanzado este miércoles una advertencia. Hasan Nasralá ha asegurado que no quiere una “guerra...
En plena intensificación de las amenazas y del fuego cruzado entre Israel y Hezbolá —que han llevado al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a enviar de urgencia a la zona a su enviado Amos Hochstein para intentar evitar una guerra abierta de consecuencias impredecibles—, el líder del partido-milicia libanés ha lanzado este miércoles una advertencia. Hasan Nasralá ha asegurado que no quiere una “guerra total”, pero que combatirá “sin reglas ni límites”, por tierra, mar y aire, y sin que “un solo lugar” quede a salvo de sus misiles y sus drones, en caso de que su enemigo la inicie. Nasralá ha advertido, además, por primera vez a Chipre, miembro de la Unión Europea. Si la isla, que está ubicada al noroeste de Líbano y ha albergado maniobras militares con Israel, le permitiese usar sus bases para lanzar ataques, pasaría a considerarla “parte de la guerra” y actuaría en consecuencia. Su presidente, Nikos Christodoulides, ha respondido que Chipre no solo “no está involucrada de manera alguna” en los enfrentamientos bélicos en la región, sino que es “parte de la solución, no del problema”, como ejemplifica su papel en el corredor marítimo para llevar ayuda a Gaza.
“Si [Israel] inicia una guerra contra Líbano, el asunto del mar Mediterráneo se volverá una cosa completamente diferente. Todas sus costas, todas sus playas, todos sus puertos, todos sus navíos. E [Israel] sabe que es incapaz de defenderse. Su ejército es incapaz en esa batalla”, señaló Nasralá en su discurso televisado, tras ocho meses de enfrentamientos que han derivado en una especie de guerra de baja intensidad o de desgaste. Hezbolá viene insistiendo en que cesará sus ataques en cuanto Israel ponga fin a la guerra en Gaza, pero el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu los trata como frentes separados.
El máximo dirigente de la poderosa organización chií ―una suerte de Estado dentro del Estado a cuyos hombres, entre 50.000 y 100.000, se atribuye la capacidad de vencer al propio ejército libanés― afirmó que “ningún lugar” de Israel quedaría a salvo de sus cohetes y drones. Y recordó que no los está lanzando de manera indiscriminada. “Cada uno tiene un objetivo [...] Deben esperarnos por tierra, mar y aire”, añadió.
Golpe de efecto en Haifa
El discurso televisado se produce un día después de un golpe de efecto de Hezbolá. Fue la difusión de imágenes de uno de los puntos más estratégicos del Estado judío: el puerto de Haifa. Situado a más de 30 kilómetros de la frontera, es el mayor de los tres puertos internacionales que tiene el país, junto con Ashdod y Eilat. Un dron lanzado desde Líbano llegó hasta allí, captó las imágenes y regresó sin ser interceptado, según Hezbolá.
“Nasralá se jacta hoy de haber filmado los puertos de Haifa, operados por compañías internacionales de China y la India, y amenaza con atacarlos. Estamos muy cerca del momento de decidir cambiar las reglas contra Hezbolá y Líbano”, respondió el ministro de Exteriores, Israel Katz. “En una guerra total, Hezbolá será destruido y Líbano se verá gravemente dañado. El Estado de Israel pagará un precio en el frente y en la retaguardia, pero con una nación fuerte y unida y todo el poder del ejército, restauraremos la seguridad a los residentes del norte”, señaló. El ejército israelí informó además de la aprobación de “planes operativos para una ofensiva en Líbano”.
Al igual que unos 94.000 libaneses, más de 60.000 israelíes permanecen evacuados de sus hogares en la zona del fuego cruzado. La gran mayoría pide iniciar ya una guerra abierta que les permita regresar. El pasado día 5, Netanyahu visitó la frontera ―que todos los días registra decenas de bombardeos aéreos, en Líbano; o drones explosivos, cohetes o proyectiles anticarro, en Israel― y declaró: “Estamos preparados para una acción muy intensa”.
Unos y otros ya se enfrentaron en 2006 durante 34 días. Hezbolá cantó victoria por resistir a un enemigo muy superior y matar a 165 israelíes (sobre todo soldados), aunque muriesen más de mil libaneses, sobre todo civiles. Hoy tiene más arsenal, más hombres y mejor preparados.
Mientras que algunas voces en el ejército y la política consideran inevitable una guerra abierta para empujar a las fuerzas de élite de Hezbolá al norte del río Litani, como marca la resolución 1701 de la ONU que también Israel incumple a diario, un sector ultraderechista minoritario ve además una oportunidad de reocuparla militarmente (como sucedió entre 1982 y 2000) de forma permanente y levantar allí asentamientos judíos. La pasada semana, organizó una conferencia sobre el tema. El concepto bíblico de la Tierra de Israel, al que aspiran los judíos más ultranacionalistas, engloba al menos una parte del actual Líbano.
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