Un G-7 con líderes en horas bajas (salvo Meloni)

Casi todos los mandatarios reunidos en la cumbre de Italia se hallan en situación de fragilidad política

Desde la izquierda, Charles Michel, Rishi Sunak, Olaf Scholz, Justin Trudeau, Ursula Von Der Leyen, Emmanuel Macron, Joe Biden y Giorgia Meloni. poco antes de la foto de familia en el primer día de la cumbre del G-7 en la localidad italiana de Savelletri.Yara Nardi (REUTERS)

La reunión del G-7, el grupo de las principales economías avanzadas, exhibe este año con inusitada claridad el reto de la turbulencia política que sufren las democracias, mientras los regímenes autoritarios impugnan el orden mundial liberal de forma cada vez más desafiante. La mayoría de los líderes congregados en la cita en Puglia, región del sur de Italia, se hallan en una situación política extremadamente frágil, que impide una funcionalidad gubernamental eficaz y pragmática. Las mayores dificultades las atraviesan el presidente estadounidense, Joe Biden, el francés, ...

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La reunión del G-7, el grupo de las principales economías avanzadas, exhibe este año con inusitada claridad el reto de la turbulencia política que sufren las democracias, mientras los regímenes autoritarios impugnan el orden mundial liberal de forma cada vez más desafiante. La mayoría de los líderes congregados en la cita en Puglia, región del sur de Italia, se hallan en una situación política extremadamente frágil, que impide una funcionalidad gubernamental eficaz y pragmática. Las mayores dificultades las atraviesan el presidente estadounidense, Joe Biden, el francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz. El primer ministro británico, Rishi Sunak, directamente no parece tener ninguna opción de seguir en el poder, según los sondeos. Casi la única excepción a esta debilidad general es la líder italiana, Giorgia Meloni, anfitriona de la cumbre.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó a Italia en medio de vientos desfavorables. Encara una difícil ronda electoral, las legislativas convocadas tras el colapso de su partido y la gran afirmación de la ultraderecha en las europeas. El mandatario ya venía sufriendo una falta de mayoría absoluta en el Parlamento, y todo apunta a que en el resto de su mandato tendrá que presidir el país con unas cámaras prácticamente ingobernables que dificultarán la toma de decisiones.

El presidente de Argentina, Javier Milei, es recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, durante el segundo día del G-7 en Savelletri, este viernes.ETTORE FERRARI (EFE)
Desde la izquierda, el primer ministro de la India, Narendra Modi; el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, y el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, en la segunda jornada del G-7 celebrada en en el complejo Borgo Egnazia de Savelletri, este viernes. Christopher Furlong (DPA/ Europa Press)
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, tras ser recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el segundo día de la cumbre del G-7, en Savelletri, este jueves.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Activistas medioambientales del movimiento 'Extinction Rebellion', se manifiestan frente al centro de prensa instalado para la cumbre del G7.Yara Nardi (REUTERS)
El presidente argentino, Javier Milei, y el homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, conversan antes de la sesión sobre Inteligencia Artificial, Energía, África y Mediterráneo en el segundo día de la cumbre del G-7 en Savelletri, este viernes.Louisa Gouliamaki (REUTERS)
Desde la izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil; Akinwumi Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo, y Emmanuel Macron, presidente de Francia, en la segunda jornada del G-7, celebrada en Savelletri.Andrew Medichini (AP/ LaPresse)
El presidente del Banco Mundial, Ajay Banga (a la izquierda), y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, durante la segunda jornada del G-7, en Savelletri, este viernes.Sean Kilpatrick (AP/ LaPresse)
El papa Francisco y el presidente de Argentina, Javier Milei, durante la segunda jornada del G-7, este viernes en Savelletri.Andrew Medichini (AP/ LaPresse)
El presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed, durante la sesión sobre Inteligencia artificial, Energía, África y el Mediterráneo el segundo día de la cumbre del G-7 en Savelletri, este viernes.Louisa Gouliamaki (REUTERS)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, saluda al papa Francisco a su llegada a la cumbre del G-7, este viernes en Savelletri. VATICAN MEDIA HANDOUT (EFE)
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en la segunda jornada del G-7 en Savelletri, este viernes.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y el estadounidense, Joe Biden, durante la segunda jornada del G-7, este viernes.Kevin Lamarque (REUTERS)
El primer ministro de la India, Narendra Modi, es recibido por primera ministra italiana, Girgia Meloni, durante la segunda jornada del G-7 en Savelletri, este viernes.Christopher Furlong (AP/ LaPresse)
El papa Francisco y el presidente de los EE UU, Joe Biden, antes de una sesión sobre Inteligencia Artificial, Energía, África y el Mediterráneo en el segundo día de la cumbre del G-7 en Savelletri, este jueves.Louisa Gouliamaki (REUTERS)
El canciller alemán, Olaf Scholz, recibe las felicitaciones por su cumpleaños de los líderes del G7, Charles Michel, Joe Biden, Georgia Meloni, Emmanuel Macron, Justin Trudeau, Rishi Sunak y Ursula von der Leyen, en Savelletri el 14 de junio. Steffen Kugler/BPA (via REUTERS)
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, durante la segunda jornada de la cumbre del G7 celebrada en Borgo Egnazia, el 14 de junio. Kevin Lamarque (REUTERS)
Los líderes del G-7 observan el descenso de un paracaidista en Savelletri (Italia), el 13 de junio.Kevin Lamarque (REUTERS)
El presidente de EE UU, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en Savelletri, el 13 de junio.Yara Nardi (REUTERS)
Giorgia Meloni, primera ministra italiana, llega a una exhibición de paracaidismo en el Club de Golf San Domenico en Fasano, el 13 de junio.Christopher Furlong (Getty Images)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con el homólogo británico, Rishi Sunak, en Savelletri (Italia), el 13 de junio.Yara Nardi (REUTERS)
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, llega a una demostración de paracaidismo en Savelletri (Italia), el 13 de junio.Kevin Lamarque (REUTERS)
Desde la izquierda, Charles Michel, Olaf Scholz, Justin Trudeau, Emmanuel Macron, Giorgia Meloni, Joe Biden, Fumio Kishida, Rishi Sunak y Ursula von der Leyen, participan en una sesión de trabajo durante la cumbre del G-7 en Borgo Egnazia.Andrew Medichini (AP/ LaPresse)
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, es recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en el complejo Borgo Egnazia (Italia).Louisa Gouliamaki (REUTERS)
Foto de familia del G-7. De izquierda a derecha, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo; Olaf Scholz, canciller alemán; Justin Trudeau, primer ministro canadiense; Emmanuel Macron, presidente francés; Giorgia Melonia, primera ministra italiana y anfitriona de la cumbre; Joe Biden, presidente de EE UU; Fumio Kishida, primer ministro japonés; Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Meloni observa al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, saludar al canciller alemán, Olaf Scholz, durante la cumbre del G-7.ETTORE FERRARI (EFE)
La presidenta italiana, Giorgia Meloni, durante la cumbre del G-7 en Italia, celebrada este jueves.Roberto Monaldo (Zuma Press/ContactoPhoto)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, saluda a Emmanuel Macron, presidente francés, a su llegada a la cumbre del G-7 que se celebra en Borgo Egnazia. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, es recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en Borgo Egnazia.Christopher Furlong (Getty Images)
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, es recibido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni en Borgo Egnazia (Italia). Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Giorgia Meloni se hace un selfi con los miembros de la prensa, justo antes de que llegara el presidente estadounidense Joe Biden, durante la cumbre del G-7, en una imagen distribuida por la oficina de prensa del palacio Chigi.FILIPPO ATTILI /PALAZZO CHIGI HA (EFE)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, abraza a su homólogo británico, Riski Sunak, a su llegada a la cumbre del G-7 que se celebra en Borgo Egnazia. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, saluda al canciller alemán, Olaf Scholz, a su llegada a la cumbre del G-7 que se celebra en Borgo Egnazia. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llega a la ceremonia de bienvenida, este jueves durante la cumbre del G-7, celebrada en el sur de Italia.Antonio Masiello (Getty Images)
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, es recibido por la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, este jueves en Borgo Egnazia.CIRO FUSCO (EFE)
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni recibe al primer ministro de Japón, Fumio Kishida, este jueves en Borgo Egnazia.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, saluda a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo a su llegada a la cumbre del G-7 que se celebra en Borgo Egnazia. ETTORE FERRARI (EFE)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, recibe a Ursula von der Layen, presidenta de la Comisión Europeoa, a su llegada a la cumbre del G-7 que se celebra en Borgo Egnazia. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Giorgia Meloni se hace un selfie en el arranque de la cumbre del G-7. Roberto Monaldo / LaPresse (LAPRESSE)
Giorgia Meloni, primera ministra italiana, saluda a la prensa a su llegada a la recepción de los líderes del G-7 que se celebra en un resort de Borgo Egnazia, al sur de Italia. Guglielmo Mangiapane (REUTERS)

Las elecciones europeas también han pasado factura al canciller alemán, Olaf Scholz, que ha recibido un duro varapalo —junto a sus socios de coalición— en las urnas. Ese revés agudiza las dificultades ejecutivas que ya padecía su Gobierno tripartito.

Fuera de la UE, el líder británico, Rishi Sunak, también afronta en breve unas elecciones generales en las que casi todos los sondeos vaticinan su derrota, tras años de turbulencias vinculadas con el Brexit y el advenimiento a primera línea de la política británica de un populismo sin complejos que ha precipitado el país a una evidente disfuncionalidad.

En Estados Unidos, su presidente, Joe Biden, sufre en la segunda parte de su mandato las constricciones de un Parlamento en el que la Cámara de Representantes está en manos de los republicanos, lo que ha frenado en seco la acción legislativa. Esa parálisis ha afectado a un paquete vital de ayuda a Ucrania que tardó muchos meses en aprobarse, con importantes consecuencias en el campo de batalla.

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Por último, los líderes de Canadá y Japón —Justin Trudeau y Fumio Kishida— tampoco navegan en aguas tranquilas. El líder japonés tiene un porcentaje de aprobación entre la ciudadanía del 26%, según sondeos recientes.

La única que llega con fuerza política a la cumbre es la anfitriona, Giorgia Meloni, a lomos de una consistente reválida de su posición política con el éxito obtenido en las europeas, en las que fue la lista más votada. Italia, sin embargo, difícilmente puede representar un ejemplo de estabilidad y consistencia política. El tiempo dirá si Meloni logrará superar de forma continuada esa lacra histórica.

En cualquier caso, la conclusión conjunta es clara. Tras la gran fase expansiva después de la caída del Muro de Berlín, la democracia se halla en retroceso en el mundo, con un balance negativo en cuanto a países que mejoran y países que empeoran su calidad democrática desde hace lustros. No todo son malas noticias, como demuestran las últimas elecciones en Polonia, donde el bloque liberal ha recuperado el poder, o en la India, donde Modi perdió la mayoría absoluta y se ha visto forzado a pactar un gobierno de coalición. Pero el balance sigue siendo negativo.

El presidente de Franca, Emmanuel Macron, durante el primer día de la cumbre del G-7 en Savelletri (Italia), el 13 de junio. Yara Nardi (REUTERS)

En la cumbre, Macron se refirió a la cuestión de las turbulencias democráticas. Consideró que los franceses expresaron en las urnas su “ira” por un devenir de las cosas que consideran insatisfactorio. Defendió como la mejor “respuesta democrática” su decisión de convocar elecciones anticipadas. “Tenemos que hacer mucho más, mucho mejor, mucho más rápido”, dijo, para desactivar todo ese malestar.

Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los invitados al G-7, lo dijo con claridad este jueves antes de llegar a la cumbre: “Tenemos un problema, la democracia está en riesgo. Los negacionistas niegan el valor de las instituciones, de lo que es el Parlamento, lo que es el poder judicial”, alertó.

Hay un profundo malestar contra el sistema y sus efectos colaterales que se ha traducido en el auge de formaciones antisistema —como las de ultraderecha en alza— o un deslizamiento de formaciones antes ortodoxas hacia posiciones radicales —como los republicanos de EE UU o los tories británicos— o sencillamente una gran fragmentación política que dificulta la eficacia. En el panorama político también existen pujantes opciones de izquierda antisistema.

En el marco de una globalización con excesos, de deslocalización de empleos, precarización, salarios bajos y desigualdad, muchos votantes protestan contra los dirigentes a los que consideran responsables de esa deriva. El advenimiento de las redes sociales ha facilitado la propagación de ideas extremas y el surgimiento de hiperliderazgos.

La semana pasada, en el marco de las conmemoraciones por el desembarco de Normandía, Biden aprovecho el recuerdo del valor de los soldados que lucharon contra los sistemas totalitarios para apelar a sus conciudadanos. A ellos les recordó el valor de la democracia y les instó a conjurarse para que perdure.

Este es el contexto que produce turbulencias en las democracias y que dificulta la capacidad de acción de sus líderes, como se constata en la cumbre del G-7.

En el otro lado se yerguen líderes autoritarios cuyos sistemas oprimen la libertad de los ciudadanos y que, a medio y largo plazo, tienen serios riesgos de derivar en personalismos desequilibrados, esclerosis política y, en última instancia, pérdida de fuerzas dedicadas a vigilar y oprimir. Estos líderes también exhiben falta de brillantez por ausencia de mecanismos dialécticos normales, pero disponen, en el corto plazo, una gran ventaja en capacidad operativa con respecto a las democracias.

Son estos regímenes, como Rusia o China, los que hoy impugnan el orden mundial que construyeron en las últimas décadas EE UU y sus socios: los miembros del G-7, símbolo de la preeminencia occidental (que, en sentido geopolítico y no geográfico, también incluye a Japón). Esa preeminencia está en riesgo, y la disfuncionalidad que el G-7 muestra es causa de ello tanto como el auge de China.

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