Las armas de Washington llegan a tiempo para que Ucrania resista a la ofensiva rusa de verano

La munición de artillería, los misiles de medio alcance y los sistemas de defensa antiaérea serán la prioridad de la asistencia militar estadounidense. Los analistas dudan de que la ayuda de EE UU vaya a lograr el retroceso de Rusia

Los bomberos trabajan en el lugar donde unos edificios residenciales fueron dañados por un ataque con misiles rusos en Odesa, este sábado.Foto: SERHII SMOLIENTSEV (REUTERS) | Vídeo: EPV

Las armas de Estados Unidos llegarán en el tiempo de descuento, en el último momento para reforzar al ejército ucranio ante la ofensiva rusa de verano. Las tropas invasoras ya están avanzando en el frente de Donetsk, en el este del país. Ucrania sufre una cada vez más elevada carestía de munición y es inferior en todos los aspectos materiales y en el número de soldados. La Casa Blanca ya tiene a punto para entregar en una semana, según ...

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Las armas de Estados Unidos llegarán en el tiempo de descuento, en el último momento para reforzar al ejército ucranio ante la ofensiva rusa de verano. Las tropas invasoras ya están avanzando en el frente de Donetsk, en el este del país. Ucrania sufre una cada vez más elevada carestía de munición y es inferior en todos los aspectos materiales y en el número de soldados. La Casa Blanca ya tiene a punto para entregar en una semana, según The Washington Post, la primera ronda de munición de artillería, misiles de corto alcance para los lanzacohetes Himars y sistemas de defensa antiaérea.

Los 60.840 millones de dólares (unos 57.000 millones de euros) en ayuda estadounidense no son suficientes para revertir el dominio ruso en campo de batalla, pero sí para contener su empuje. Hay una cifra elocuente sobre ello: el presupuesto del Ministerio de Defensa ruso para 2024 superará los 129.000 millones de euros, el triple del ucranio. Es precisamente de tres a uno la superioridad mínima necesaria, según la teórica militar, para que un ejército ataque con ciertas garantías de éxito. El problema para Ucrania es que la superioridad rusa es hoy mucho mayor: las rondas de artillería que disparan al día son entre seis y 10 veces más elevadas que las ucranias. Y Rusia tiene en el frente de Donetsk 10 veces más blindados que las fuerzas defensoras, según explicó la semana pasada a EL PAÍS una oficial de la 47ª Brigada Mecanizada ucrania.

También es acuciante para Ucrania reforzar su arsenal de defensa antiaérea. El porcentaje de interceptación de misiles rusos ha caído del 80% de 2023 a un 60% durante esta primavera. En la madrugada del sábado, solo fueron derribados dos de siete cohetes rusos. La razón de ello es que el arsenal balístico del invasor está al máximo y los antiaéreos ucranios están al mínimo. La producción armamentística rusa es la más elevada hoy en décadas: los servicios de inteligencia ucranios aseguran que el arsenal de misiles de largo alcance del invasor es superior a las 1.000 unidades, pese a las sanciones de Europa y Estados Unidos para exportar a Rusia componentes electrónicos necesarios para la fabricación de estas armas. El Ministerio de Defensa ruso asegura que en 2023 también produjo 1.500 nuevos tanques, muy superior a la producción conjunta de todos los países de la OTAN.

Oficiales y analistas de defensa ucranios consultados en los últimos meses por este diario indican que la asistencia de los países de la OTAN a sus Fuerzas Armadas debería ser por lo menos seis veces superior para hacer retroceder de forma significativa a Rusia. Es improbable que esto suceda porque supondría un cambio radical en la apuesta internacional para derrotar a Rusia. Como ha advertido en numerosas ocasiones el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, los aliados internacionales han suministrado a su país lo justo para resistir.

En el futuro será, además, más difícil acordar nuevos paquetes de ayuda para Ucrania: el plan de financiación de la UE aprobado en febrero, por cinco años, y valorado en 50.000 millones de euros, consiguió ser una realidad tras meses de discusiones entre los Estados miembros. La partida militar estadounidense llegará a Ucrania tras más de medio año de diferencias entre el Partido Demócrata y el Republicano, sobre todo por la oposición del expresidente Donald Trump a armar a Ucrania por su afinidad con el líder ruso, Vladímir Putin, y porque considera que es un derroche de dinero sin visos de que dé resultados.

Cazas rusos en Ucrania

El Instituto para el Estudio de la Guerra, centro estadounidense de referencia en el análisis del conflicto en Ucrania, advirtió este sábado de que la debilidad aérea de Kiev está permitiendo que, por primera vez, los cazas rusos estén adentrándose hasta 100 kilómetros en territorio de la Ucrania libre, bombardeando con facilidad las posiciones militares ucranias. Kiev ha reclamado de Estados Unidos que por lo menos le entregue siete baterías más de misiles antiaéreos Patriot. Alemania, que este 2024 se ha significado con un sólido apoyo militar de Ucrania, se ha comprometido a entregar una batería Patriot y estudiar el suministro de más unidades de su sistema de defensa Iris-T.

La ayuda de Washington no incluye los cazas F-16, de producción estadounidense, pero que serán facilitados por países europeos a partir de este verano. Lo que sí que aportaría el paquete de asistencia de la Casa Blanca son componentes para la reparación de estas aeronaves, además de misiles para los Patriot. La tensión en Oriente Próximo también juega en contra de los intereses ucranios, porque Washington necesita de su armamento para proteger sus bases en la zona y, sobre todo, para abastecer a Israel.

EE UU ha suministrado desde el inicio de la guerra unos 42.500 millones de euros en ayuda militar. Sumado a las aportaciones de los aliados europeos, Ucrania contó hasta enero de 2024 con cerca de 100.000 millones en material militar. Gracias a ello, sus Fuerzas Armadas pudieron expulsar en 2022 a las tropas invasoras de la provincia de Járkov y de la mitad de la de Jersón. Pero el momento actual es diferente porque Rusia construyó entre finales de 2022 y durante 2023 una fortísima línea defensiva a lo largo de 800 kilómetros de frente. La principal partida de ayuda militar se destinó para la contraofensiva ucrania de verano de 2023, que concluyó en fracaso precisamente por la solidez de la línea defensiva rusa y la falta de fuego aéreo ucranio.

Los 57.000 millones que ha aprobado el Congreso son para un plan del presidente Joe Biden que va más allá de 2024. La industria armamentística estadounidense, también la de los países europeos de la OTAN, está al límite de producción y la entrega de equipos militares a Kiev será, inevitablemente, gradual. Cada vez más líderes europeos alzan la voz para que la Unión Europea asuma el papel de defensa de EE UU ante el creciente escepticismo en su clase política y en su sociedad para implicarse ante la amenaza rusa. Países como los bálticos, Países Bajos, Dinamarca, Noruega, República Checa, pero también Alemania, se han significado este año en redoblar sus entregas armamentísticas a Ucrania.

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