China acusa a Estados Unidos y Japón de “violar” las normas internacionales con el refuerzo de su alianza

Pekín muestra su descontento con una asociación que considera propia de la “Guerra Fría”

La portavoz de Exteriores de China, Mao NIng, durante una comparecencia el pasado 8 de abril en Pekín.WU HAO (EFE)

China ha mostrado este jueves un enérgico rechazo al pacto alcanzado el miércoles entre Estados Unidos y Japón, que supone el mayor refuerzo en seis décadas de alianza militar entre Tokio y Washington. El mensaje ha sido contundente: “A pesar de las serias preocupaciones de China, Estados Unidos y Japón han atacado y difamado a China sobre la cuestión de Taiwán y los asuntos marítimos, interferido groseramente en los asuntos interno...

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China ha mostrado este jueves un enérgico rechazo al pacto alcanzado el miércoles entre Estados Unidos y Japón, que supone el mayor refuerzo en seis décadas de alianza militar entre Tokio y Washington. El mensaje ha sido contundente: “A pesar de las serias preocupaciones de China, Estados Unidos y Japón han atacado y difamado a China sobre la cuestión de Taiwán y los asuntos marítimos, interferido groseramente en los asuntos internos de China y violado las normas básicas de las relaciones internacionales”, ha dicho la portavoz de Exteriores Mao Ning en una conferencia rutinaria. “China lo deplora y se opone a ello, y ha realizado serias gestiones ante las partes pertinentes”, ha añadido, sin especificar cuáles.

El acuerdo entre Estados Unidos y Japón, rubricado en Washington durante la visita oficial del primer ministro japonés, Fumio Kishida, es “la mayor modernización de la alianza desde que se estableció”, en 1960, según el presidente estadounidense, Joe Biden. El remozado de la asociación busca hacer frente, entre otros, a “los desafíos en torno a China”, según explicó el nipón. Ambos países darán pasos para modernizar sus estructuras de mando conjunto y de intercambio de información, así como en la colaboración en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Para Pekín se trata de un pacto teledirigido, que interpreta como un paso más en una línea de puntos en la que se suceden las sanciones y restricciones tecnológicas y comerciales de Washington, el Aukus (la alianza estratégica militar entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos), la inclusión del gigante asiático en el último Concepto Estratégico de la OTAN, y el estrechamiento de los lazos de la Alianza Atlántica con las democracias del Pacífico. “Las relaciones entre EE UU y Japón no deben apuntar a otros países ni perjudicar sus intereses, ni deben socavar la paz y la estabilidad regionales”, ha subrayado Mao Ning. China, ha añadido, “se opone firmemente a la práctica de aferrarse a la mentalidad de la Guerra Fría y de participar en la política de pequeños grupos, y se opone firmemente a las palabras y los hechos que crean e intensifican conflictos y perjudican la seguridad estratégica y los intereses de otros países”.

El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, fue el martes bastante explícito durante una comparecencia al término de un encuentro con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en Pekín. Mostró su oposición a la formación de “cualquier pequeño círculo” en la región de Asia-Pacífico. “La OTAN no debe llegar a nuestra casa común”, enfatizó. La prensa estatal, muy pendiente del desarrollo de los acontecimientos en Washington, también ha mostrado su oposición. El grupo “inestable” formado por Estados Unidos, Japón, y también Filipinas, “fomenta el conflicto y la confrontación”, señala un editorial publicado el miércoles por el diario oficialista Global Times.

Kishida y Biden tienen previsto reunirse este jueves en la Casa Blanca con el presidente filipino, Ferdinand Marcos hijo, y expresar el respaldo de Washington y Tokio al archipiélago frente a la presión de Pekín a Manila en el mar del Sur de China, donde ambos gobiernos mantienen una disputa territorial. Los roces crecientes entre embarcaciones de ambas naciones en torno a lo que Filipinas llama el bajío de Ayungin, donde Manila mantiene una guarnición militar en un viejo buque de guerra encallado en un arrecife, han hecho saltar chispas en el mar del Sur, considerado uno de los puntos más volátiles del planeta.

El incidente más grave de las últimas semanas tuvo lugar a finales de marzo, cuando buques chinos dispararon con un cañón de agua a un barco filipino de aprovisionamiento que llevaba víveres a la guarnición militar del atolón Ayungin. China acusa a Estados Unidos de respaldar las “provocaciones” filipinas; Washington suele replicar que el tratado de defensa mutua firmado en 1951 con Manila “se extiende a los ataques armados contra las Fuerzas Armadas, buques públicos y aeronaves filipinos —incluidos los de su Guardia Costera— en cualquier parte del mar del Sur de China”. La portavoz Mao Ning ha asegurado este jueves que “China tiene una soberanía indiscutible sobre las islas del mar Meridional de China y sus aguas adyacentes”.

Buques de guerra y aviones de Australia, Japón, Filipinas y Estados Unidos realizaron el pasado domingo maniobras conjuntas cerca de las costas filipinas. Fue el primer ejercicio a gran escala en el que participan los cuatro países para demostrar su “compromiso colectivo” y “en apoyo de un Indo-Pacífico libre y abierto”, según una declaración conjunta. China replicó con patrullas navales y aéreas en la zona. Pekín ha anunciado, también este jueves, sanciones contra dos compañías estadounidenses, General Atomics Aeronautical Systems y General Dynamics Land Systems, al considerar que están vinculadas a la venta de armamento a Taiwán, la isla autogobernada que Pekín considera una parte irrenunciable de su territorio.

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