El voto en la Cámara de Representantes contra una legisladora demócrata de origen palestino exhibe las graves divisiones sobre Israel y Gaza

El apoyo a Israel, mayoritario al principio de la crisis, retrocede entre la opinión pública estadounidense, especialmente entre los jóvenes demócratas, según una encuesta

La congresista Rashida Tlaib en una manifestación propalestina en Washington, el sábado 20 de octubre.Jose Luis Magana (AP)

Pocas cosas exaltan tanto los ánimos estos días en Estados Unidos como el conflicto entre Israel y Hamás, en el que buena parte de la ciudadanía y de los medios de comunicación, así como la inmensa mayoría de la clase política, apoya sin ambages al Estado amigo. Así lo da fe el voto de censura de la Cámara de Representantes contra la única legisladora de origen palestino en el Congreso de EE UU, la demócrata Rashida Tlaib.

Tlaib, diputada por una zona de la ciudad de Detroit, en Michigan...

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Pocas cosas exaltan tanto los ánimos estos días en Estados Unidos como el conflicto entre Israel y Hamás, en el que buena parte de la ciudadanía y de los medios de comunicación, así como la inmensa mayoría de la clase política, apoya sin ambages al Estado amigo. Así lo da fe el voto de censura de la Cámara de Representantes contra la única legisladora de origen palestino en el Congreso de EE UU, la demócrata Rashida Tlaib.

Tlaib, diputada por una zona de la ciudad de Detroit, en Michigan, uno de los estados de mayor población musulmana en EE UU y una bisagra clave en cada ciclo electoral, ha quedado acusada de “promover falsas narrativas” por los atentados de Hamás contra Israel el 7 de octubre y de “llamar a la destrucción” del Estado israelí.

El voto de censura quedó aprobado en la noche del martes por 234 votos a favor y 188 en contra. Un total de 22 congresistas demócratas se sumaron a la mayoría republicana para criticar a su colega, alineada con el ala más progresista del partido. Seis republicanos votaron en contra de la medida, que no tiene impacto en las funciones de la legisladora, pero sí tiene peso como crítica oficial contra ella.

Es la segunda ocasión en una semana en la que la Cámara vota sobre una propuesta de censura contra esta diputada. La semana pasada una moción presentada por la congresista del ala más conservadora republicana Marjorie Taylor-Greene fue rechazada con los votos demócratas.

La resolución de la Cámara critica que Tlaib haya utilizado en protestas y declaraciones públicas el lema palestino “desde el río hasta el mar”. Según quienes apoyaron el voto de censura, ese eslogan, muy popular entre la población palestina, es “ampliamente conocido como un llamamiento genocida a la violencia” para destruir a Israel. En cambio, las organizaciones propalestinas -y la propia congresista- defienden que simplemente expresa el deseo de libertad y de coexistencia pacífica.

Este miércoles, la Casa Blanca también se sumaba a la polémica y se desmarcaba de Tlaib. “En lo que respecta a ese lema, hemos dejado muy claro que discrepamos profundamente”, apuntaba la portavoz presidencial, Karine Jean-Pierre.

El voto del martes también censura un comunicado que la parlamentaria demócrata emitió el 8 de octubre, un día después de la incursión de Hamás en territorio israelí en la que la milicia radical palestina dejó más de 1.400 muertos.

El que más de una veintena de legisladores demócratas se sumasen a la crítica contra su compañera de bancada pone de manifiesto las profundas divisiones que suscita la guerra en Oriente Medio dentro de un partido que, hasta el momento, había hecho gala de su disciplina interna y unidad en los votos, frente a unos rivales republicanos incapaces durante semanas de ponerse de acuerdo para nombrar un presidente de la Cámara.

La mayor parte de los legisladores demócratas, tanto en la Cámara como en el Senado, respaldan con firmeza la posición de la Casa Blanca y el presidente Joe Biden -que se define a sí mismo como “sionista”- de respaldo incondicional a Israel combinado con llamamientos a “pausas tácticas” para permitir la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza y la salida de ciudadanos extranjeros, heridos y, posiblemente, rehenes retenidos por Hamás durante su incursión.

Pero parlamentarios del ala más progresista, incluida la propia Tlaib, reclaman un alto el fuego en la guerra, en la que ya han muerto más de 10.000 palestinos, más de un 40% de ellos niños, según las cifras del Ministerio de Sanidad en la Franja. Ellos y las organizaciones humanitarias advierten que el rápido deterioro de las condiciones en Gaza causa una crisis humanitaria de graves proporciones. Una manifestación de apoyo a la causa palestina congregó el sábado pasado en Washington a cerca de 300.000 personas, según sus organizadores; fue la más numerosa en la capital estadounidense desde el estallido del conflicto actual.

Tlaib alega que sus compañeros legisladores han distorsionado sus declaraciones, y que sus críticas van dirigidas únicamente contra el Gobierno israelí y no sus ciudadanos o el Estado. “La idea de que criticar al Gobierno de Israel es antisemitismo sienta un precedente peligroso”, apuntaba antes de la votación.

“No me puedo creer que tenga que estar diciendo esto, pero los palestinos no son desechables. Somos seres humanos”, sostenía en la Cámara, mientras mostraba una foto enmarcada de su abuela. “Como todos los palestinos ella solo quiere vivir su vida con la libertad y dignidad que todos merecemos”.

Desde que comenzó la crisis, Tlaib ha advertido constantemente a Biden del riesgo de que el apoyo incondicional a Israel le cueste el apoyo de los demócratas más progresistas, sobre todo los jóvenes, en estados como Michigan. Ese estado bisagra se perfila como uno de los puntos clave en la carrera por la Casa Blanca en las elecciones de noviembre del año próximo.

Algunas encuestas comienzan a dar la razón a la parlamentaria. Los sondeos inmediatamente después de los ataques de Hamás indicaban un aumento del apoyo a Israel entre los estadounidenses de todas las ideologías. Pero un mes más tarde, y cuando la ofensiva de ese país en Gaza ha suscitado las críticas de la ONU, organizaciones humanitarias y gobiernos, “Israel ha perdido mucho de ese apoyo inicial, especialmente entre los demócratas”, apunta un análisis del think tank Brookings Institution.

Entre los jóvenes demócratas se ha doblado la cifra de quienes creen que Biden es “demasiado proisraelí” -del 20,6% en octubre al 41,5% en noviembre-, mientras aumentan quienes piensan que Estados Unidos debe inclinarse hacia el lado palestino, según el sondeo elaborado por la Universidad de Maryland para Brookings. Entre los demócratas, el apoyo a Israel se redujo del 30,9% en la tercera semana de octubre al 20,5% a principios de noviembre. Su respaldo a los palestinos creció ligeramente, del 9,2% al 12,9%. Un 14,8% de los simpatizantes de este partido asegura que si las elecciones ocurrieran ahora, es menos probable que votaran por Biden, frente al 10,8% que así lo pensaba en octubre.

En ese mismo periodo, la diferencia entre los republicanos que desean que Estados Unidos apoye a Israel y los que quieren que respalde a los palestinos se redujo del 70,7% al 60,8%.

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