Una ciudad alemana que alberga un campo de concentración esquiva por 2.000 votos tener el primer alcalde de ultraderecha
La victoria en primera vuelta del candidato de Alternativa para Alemania, un revisionista del Holocausto, había creado una gran controversia y consternación en un municipio conocido por ser testigo de los horrores nazis
Nordhausen, un municipio de 42.000 habitantes en el norte del Estado de Turingia, ha estado a punto de convertirse este domingo en la primera ciudad alemana con un alcalde de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial. Tras un recuento muy ajustado, el actual alcalde, el independiente Kai Buchmann, ha vencido al candidato de Alternativa para Alemania (AfD), Jörg Prophet, con el 54,9% de los votos. Poco más de 2.000 sufragi...
Nordhausen, un municipio de 42.000 habitantes en el norte del Estado de Turingia, ha estado a punto de convertirse este domingo en la primera ciudad alemana con un alcalde de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial. Tras un recuento muy ajustado, el actual alcalde, el independiente Kai Buchmann, ha vencido al candidato de Alternativa para Alemania (AfD), Jörg Prophet, con el 54,9% de los votos. Poco más de 2.000 sufragios de diferencia han impedido que AfD consiguiera ampliar su cota de poder, hasta ahora reducida a un pueblo y un distrito rural, en un momento de gran crecimiento del partido ultra en intención de voto en el Este alemán.
La victoria en primera vuelta de Prophet, un revisionista del Holocausto vigilado por los servicios secretos de Turingia, había creado una enorme controversia en Nordhausen y el resto del país, porque la historia de este municipio está estrechamente ligada a un campo de concentración nazi. El director de la fundación de la que forma parte el memorial, Jens-Christian Wagner, había anunciado que no invitaría a ningún acto a Prophet si este finalmente resultaba elegido regidor. “La reputación internacional de Nordhausen se vería gravemente dañada con la elección de un revisionista histórico como alcalde”, afirmó hace unos días.
Esta pequeña ciudad industrial y universitaria es conocida porque a unos cinco kilómetros de su casco urbano se encuentra el antiguo campo de concentración de Mittelbau-Dora, donde los nazis mantuvieron cautivos a 60.000 prisioneros durante los 15 meses en que estuvo activo. Alrededor de 20.000 no sobrevivieron.
Prophet ganó con holgura la primera vuelta de las elecciones con más del 42% de los votos, lo que le convertía en favorito para vencer este domingo. Una posibilidad que había causado consternación entre los responsables del memorial y las asociaciones de exprisioneros. “Es inconcebible que los últimos supervivientes de los campos de concentración y sus familias [...] puedan ser recibidos en Nordhausen por un alcalde de las filas de un partido cuyo programa político consiste en llamamientos a la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el antigitanismo, el nacionalismo y el revisionismo”, se lamentaba el IKBD, el comité que engloba los memoriales de varios campos de concentración, como el de Buchenwald. También la universidad técnica de la ciudad había expresado su preocupación porque afectara a su imagen y prestigio, ya que el 70% de los estudiantes proceden del extranjero.
Entre el resto de formaciones políticas ha cundido el nerviosismo antes de la cita electoral porque estos podrían haberse convertido en los terceros comicios locales que gana AfD desde finales de junio. La primera victoria la consiguieron en el distrito rural de Sonneberg, en el sur de Turingia, donde Robert Sesselmann se convirtió en el primer administrador de distrito de esta formación nacida en 2013 como un partido euroescéptico y liberal que con los años ha ido radicalizándose hasta adoptar posturas xenófobas y de extrema derecha. Una segunda victoria en el pequeño municipio de Raguhn-Jessnitz (8.800 habitantes), en el Estado de Sajonia-Anhalt, permitió a AfD hacerse con su primer alcalde a tiempo completo, Hannes Loth. Finalmente, los votantes de Nordhausen han evitado que AfD gestione su primera ciudad, que además es capital del distrito.
Los partidos alemanes se han unido hasta ahora para mantener a AfD fuera del poder, en el conocido como cordón sanitario o cortafuegos, como se le llama en Alemania. Sin embargo, el tabú de la cooperación con esta formación parece estar deshilachándose a medida que aumenta su popularidad. Las encuestas a escala federal otorgan a los ultras hasta un 22% de intención de voto, lo que les convertiría en la segunda fuerza si se convocaran elecciones. En las últimas semanas, se han producido varios ejemplos de aparente brecha de ese cordón sanitario, como la votación conjunta de la CDU y AfD en el Parlamento de Turingia que permitió que saliera adelante una reducción de impuestos propuesta por los democristianos.
Turingia es precisamente el land alemán donde AfD es más radical. Los servicios secretos han clasificado a la agrupación regional del partido como extremista de derechas y la consideran un peligro para la democracia. Agentes de la Oficina para la Protección de la Constitución, el nombre de la inteligencia interior alemana, vigilan los mítines y las declaraciones de los miembros del partido. Su líder, Björn Höcke, el ideólogo del ala más radical de AfD, está a la espera de juicio por haber empleado lemas nazis en un mitin. Turingia, Sajonia y Brandeburgo celebran el año que viene elecciones para renovar sus parlamentos. En estos tres Estados federados del este ―y también en Meckemburgo-Pomerania Occidental― la intención de voto a la ultraderecha supera ampliamente el 30%.
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