Carmen Aristegui: “Hay una guerra contra el periodismo crítico”
La periodista mexicana recibe el premio del Diario Madrid en la capital de España y acaba de ser nombrada Héroe de la Libertad de Prensa por el International Press Institute
Probablemente, Carmen Aristegui (Ciudad de México, 59 años) es una de las periodistas más escuchadas, más respetadas y más temidas del México de las últimas décadas. Lista y dura en su profesión, emana simpatía en las distancias cortas. Fundadora y directora del portal Aristegui Noticias, que ha ganado varios galardones por sus investigaciones, con un espacio en CNN Internacional y casi ocho millones de seguidores so...
Probablemente, Carmen Aristegui (Ciudad de México, 59 años) es una de las periodistas más escuchadas, más respetadas y más temidas del México de las últimas décadas. Lista y dura en su profesión, emana simpatía en las distancias cortas. Fundadora y directora del portal Aristegui Noticias, que ha ganado varios galardones por sus investigaciones, con un espacio en CNN Internacional y casi ocho millones de seguidores solo en su cuenta de Twitter, se encuentra en la capital española para recibir este miércoles el premio de periodismo Diario Madrid, concedido por la fundación de igual nombre y cuyo importe -12.000 euros- donará a los medios nicaragüenses perseguidos por el régimen de Daniel Ortega. Esta misma semana, ha sido nombrada Héroe de la Libertad de Prensa 2023 por el International Press Institute (IPI). “Es tremendo. Necesariamente insoportable me voy a poner”, bromea.
Pregunta. El periodismo en México es más que un deporte de alto riesgo. Es el país en paz donde más informadores mueren, más que en Ucrania.
Respuesta. Ese es el tema más grave: el asesinato de periodistas. La organización Artículo 19 habla de 12 periodistas asesinados en 2022 y más de 100 en los últimos años. Ese fenómeno que persiste lamentablemente va acompañado de la impunidad porque no hay un sistema de justicia que sancione a los responsables. Hay pocos casos en los que los autores hayan sido procesados judicialmente y es casi una invitación a seguir haciéndolo por parte de poderes que se sienten amenazados por el trabajo periodístico en ciertos lugares del país.
P. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, señala en sus mañaneras (conferencias de prensa matutinas) a ciertos periodistas con nombre y apellidos y entre ellos está usted, que mostró simpatía por su llegada al poder. ¿Qué pasó?
R. En mi caso, nunca he apoyado políticamente a nadie. Más que cercanía mi trabajo periodístico se distingue o ha tratado de distinguirse por ser abierto y plural y en esa apertura se incluyó la figura de López Obrador de forma muy importante en los últimos años. Ha sido por antonomasia el opositor más importante del país en las últimas décadas, que se convirtió en presidente después de tres intentos. A López Obrador se le abrió el espacio en diferentes ocasiones cuando era silenciado. Pero es verdad que la decisión política del presidente mexicano radica en eso: en polarizar, en dividir, en dañar reputacionalmente a los medios y voces críticas. ¿Qué mi trabajo no le resulta simpático? Clarísimamente no. ¿Qué no es de su agrado que no haya una complacencia por mi parte hacia su gestión política? Desde luego que no. El presidente parecería exigir a los medios complacencia, militancia y que formen parte de la apuesta política que enarbola, en lugar de hacer periodismo. El que no está en esa sintonía, se convierte en su adversario. Quien no aplaude lo que hace se convierte en enemigo, en una figura a denostar.
P. ¿Se siente amenazada? El periodista Ciro Gómez Leyva, también objeto de críticas, fue objeto de un intento de atentado en diciembre en el centro de Ciudad de México…
R. Aunque no está esclarecido al cien por cien, el caso de Ciro Gómez Leyva no parece provenir del ámbito gubernamental federal, sino que apunta a una venganza del ámbito criminal por alguna información publicada. En mi opinión, no hay entre los periodistas inquietud por un ataque criminal que provenga del Gobierno. Pero sí hay zonas de riesgo en otros ámbitos municipales o estatales.
P. Nombrar a informadores con nombres y apellidos puede alentar en cierta forma la violencia contra ellos…
R. Ese es un tema. La violencia verbal puede traducirse en violencia de otro tipo.
P. Ha sido crítica con todas las administraciones: con Felipe Calderón, del PAN, con Enrique Peña Nieto, del PRI, y ahora con López Obrador, de Morena. ¿Sigue siendo esa la función esencial del periodismo en un mundo de likes y redes sociales?
R. No imagino un periodismo acrítico. La actividad periodística lleva implícita la crítica, si no sería otra la tarea. Es muy importante que en una democracia haya ojos que observen al poder, que pueda subrayar lo que no funciona.
P. ¿Está la libertad de expresión en riesgo en México?
R. Todo lo que parecía que habíamos ganado está retrocediendo.
P. ¿La crisis del periodismo tiene que ver con la crisis de la democracia?
R. Hay una guerra contra el periodismo crítico. No hay más que observar a líderes políticos como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, Nicolás Maduro o Daniel Ortega que tienen calculado el rédito político que les da en un sistema de polarización tener enemigos y dentro de ellos está la prensa crítica.
P. ¿Qué le parece la idea de López Obrador de cerrar Notimex, la agencia de prensa mexicana, porque para eso ya están las mañaneras?
R. Patética. Si habían pensado cerrarla desde el principio, lo hubieran hecho de manera formal. Lo que hicieron fue una lenta agonía que cierra con una declaración patética. Primero porque técnica y teóricamente tendría que haber sido pensada por este gobierno como una agencia de Estado, no de Gobierno. Y decir que para eso están las mañaneras te lo retrata de cuerpo entero. Es una renuncia a crear un verdadero órgano del Estado mexicano que pudiera generar un servicio de información que fuera útil a la democracia.
P. ¿Es la inteligencia artificial el principio del fin del periodismo?
R. Nos causa entre risa y temblor. No había ocurrido nunca que una tecnología creara por sí misma, que estableciera por propia mano la narrativa de algo. Eso que creíamos hasta ahora monopolio humano ha dejado de serlo y es un cambio sustantivo, de dimensiones desconocidas, pero hay que tomarlo muy en serio. Se ha dejado correr la aplicación masiva y pública de ese tipo de herramientas que en este momento aún incipiente apuntan a masificarse muy pronto. ¿Hasta qué punto la industria editorial, la cinematográfica, publicitaria, la televisiva, la narración de las cosas la vamos a trasladar al ámbito de la IA? Pero hay que tomárselo muy en serio. No tengo idea del punto al que llegaremos y sin duda es un punto de quiebre civilizatorio.
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