Vivek Ramaswamy, el multimillonario ‘antiwoke’ que se enfrenta a Trump por la Casa Blanca
El empresario de 37 años lanza su candidatura presidencial por el Partido Republicano en una carrera en la que ya lo esperan el expresidente y Nikki Haley
Vivek Ramaswamy, emprendedor multimillonario, inversor de éxito en el campo de la biotecnología y azote de la ideología woke, quiere ser presidente de Estados Unidos. El martes por la noche anunció en un vídeo su candidatura a las elecciones de 2024 por el Partido Republicano. Acompañó ese anuncio de un artículo de opinión en ...
Vivek Ramaswamy, emprendedor multimillonario, inversor de éxito en el campo de la biotecnología y azote de la ideología woke, quiere ser presidente de Estados Unidos. El martes por la noche anunció en un vídeo su candidatura a las elecciones de 2024 por el Partido Republicano. Acompañó ese anuncio de un artículo de opinión en The Wall Street Journal, publicado simultáneamente, en el que explica que le mueve la certeza de que el país se halla sumido en una “crisis de identidad nacional”. “La fe, el patriotismo y el trabajo duro están en declive”, escribe. ”Adoptamos religiones seculares como el climatismo, el covidismo y la ideología de género para satisfacer nuestra búsqueda de sentido, pero no podemos responder qué significa ser estadounidense”. “Nos hemos obsesionado tanto con nuestra diversidad y nuestra diferencia que olvidamos todo lo que nos hace iguales”, dice en el vídeo.
Ramaswamy, de 37 años, es autor de un libro de, como el resto de sus emprendimientos profesionales, éxito: Woke Inc. es su denuncia de las consecuencias de que las grandes compañías abracen “la justicia para ganar dinero”. “[La responsabilidad corporativa] Está causando estragos silenciosamente en la democracia estadounidense. Implica que un pequeño grupo de inversores y directores ejecutivos determinen lo que es bueno para la sociedad en lugar de los mecanismos democráticos habituales. Esta nueva tendencia ha creado un gran cambio cultural (...). Está polarizando nuestra política. Está dividiendo a nuestro país hasta un punto de ruptura”, escribe Ramaswamy sobre el término woke, que nació para designar a quienes son conscientes (literalmente, están “despiertos”) de la desigualdad, el racismo y otras formas de injusticia social.
Nunca se sabe a ciencia cierta con la política estadounidense, pero su apuesta no aparenta tener demasiado futuro (tampoco parecía tenerlo la de un tal Donald Trump en 2016). De momento, ha servido para animar la carrera en el Partido Republicano, mientras nada se mueve en las filas demócratas, que aguardan al anuncio (o no) de Joe Biden de presentarse para la reelección.
Esperan a Ramaswamy en la línea de salida hacia la Casa Blanca, Trump, que lanzó su tercera candidatura al puesto el pasado mes de noviembre, y Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora con Trump ante la Organización de Naciones Unidas. En la formación conservadora, todas las miradas llevan meses puestas en el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien, a sus 44 años, deshoja la margarita sobre si es demasiado pronto o el momento exacto para probar si su experimento ultraconservador le funciona en las urnas de la misma manera espectacular que lo ha hecho en su propio Estado en las últimas elecciones. Otros posibles candidatos son el exvicepresidente (2017-2021) Mike Pence, o los gobernadores de Virginia (Glenn Younggkin) y New Hampshire (Chris Sununu).
Y esta semana se especula en los círculos políticos estadounidenses sobre la posible apuesta de Tim Scott, senador de Carolina del Sur, un político afroamericano que basa sus aspiraciones en una visión en cierto modo más tradicional del conservadurismo estadounidense, más en la estela optimista de Ronald Reagan que en la visión airada del mundo de Trump. Tanto si Scott, como Ramaswamy o Haley, ambos hijos de inmigrantes indios, superan las primarias republicanas, harán historia al convertirse en el primer candidato en la historia del partido que no es un hombre blanco.
Algo que une a todos los posibles candidatos y a muchos políticos conservadores estadounidenses, hombres blancos o no, es el argumentario antiwoke, del que DeSantis ha hecho un efectivo emblema en Florida, “el lugar en el que lo woke viene a morir”. Para el gobernador, woke puede ser muchas cosas: desde los libros que prohíbe en las escuelas hasta la protección de los derechos LGTBI o la inclusión del estudio del racismo en los currículos académicos.
En su libro, Ramaswamy da su versión de los que significa el insulto de moda en Estados Unidos, que nació como algo positivo, para designar a aquellos que están “despiertos” ante las injusticias que han estado ocultas durante demasiado tiempo. “Básicamente”, escribe el empresario, “ser woke significa obsesionarse con la raza, el género y la orientación sexual. Con el cambio climático también. (...) Hoy en día, más y más personas se están despertando, a pesar de que generaciones de líderes de derechos civiles nos han enseñado a no centrarnos en la raza o el género. Y ahora el capitalismo también está tratando de mantenerse despierto. Una vez que las corporaciones descubrieron el despertar, sucedió lo inevitable: lo usaron para ganar dinero”.
En el artículo del Journal, Ramaswamy argumenta que “para poner a Estados Unidos en primer lugar [Make America First, eslogan prestado de Trump]”, conviene antes “redescubrir qué es Estados Unidos”, y afirma que el lanzamiento de su campaña esconde “un movimiento cultural para crear un nuevo Sueño Americano”, que persiga “la búsqueda de la excelencia sin disculpas”.
Y como credencial, aporta su historia familiar: “Mis padres entraron en el país legalmente, trabajaron duro y criaron a dos hijos que luego crearon negocios que mejoraron la vida de miles de estadounidenses. Necesitamos más inmigrantes como ellos, en lugar de los que violan la ley cuando llegan a Estados Unidos. Eso significa asegurar la frontera sin disculpas y eliminar la inmigración basada en la lotería a favor de la admisión meritocrática”.
En el texto, Ramaswamy también se compromete a despojar de sus beneficios a los funcionarios federales y a trabajar para eliminar la acción afirmativa (discriminación positiva) “en la economía estadounidense”, que tiene en cuenta cuestiones étnicas para fomentar la igualdad de oportunidades. Asimismo, exigirá al Departamento de Justicia que persiga las “preferencias ilegales basadas en la raza”.
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