La politización de las instituciones turcas retrasó el rescate en el terremoto, denuncian oposición y expertos

El nombramiento de seguidores de Erdogan sin experiencia técnica a la cabeza de las agencias de emergencia afectó a la gestión del seísmo, que con más de 33.000 muertos es ya el más letal en la era moderna de la región

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, abraza a una superviviente del terremoto, el 8 de febrero de 2023 en la frontera turco-siria. Foto: DPA VÍA EUROPA PRESS | Vídeo: Reuters

Mientras los rescatistas retiran escombros en busca de los últimos supervivientes del terremoto en Turquía una semana después del que, con más de 33.000 fallecidos, ya es el seísmo más letal de la era moderna en la región, muchos se preguntan si la respuesta del Gobierno fue la adecuada. Cuántas vidas más podrían haberse salvado puede ser una pregunta inoportuna ante la magnitud del desastre, pero resulta pertinente para quienes aguantaron horas o incluso días al pie de los edificios en ruinas, esperando la aparición de la maquinaria y los equipos de rescate.

El propio presidente turco,...

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Mientras los rescatistas retiran escombros en busca de los últimos supervivientes del terremoto en Turquía una semana después del que, con más de 33.000 fallecidos, ya es el seísmo más letal de la era moderna en la región, muchos se preguntan si la respuesta del Gobierno fue la adecuada. Cuántas vidas más podrían haberse salvado puede ser una pregunta inoportuna ante la magnitud del desastre, pero resulta pertinente para quienes aguantaron horas o incluso días al pie de los edificios en ruinas, esperando la aparición de la maquinaria y los equipos de rescate.

El propio presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha reconocido que la ayuda llegó “no todo lo rápido” que cabía esperar, pero lo achaca a las circunstancias: la extensión del área devastada, unidas a la destrucción causada por el seísmo en las carreteras de acceso, al temporal de nieve y lluvia que azotó la zona y a la congestión de tráfico ocasionada por la llegada de ayuda y la huida de los afectados. La oposición, y varios expertos consultados, ponen el acento en la mala gestión de unas instituciones erosionadas por 20 años de erdoganismo.

Dos hombres miran los trabajos de desescombro de un edificio en Nurdagi (Turquía), este lunes. JOAO RELVAS (EFE)
Soldados turcos patrullan cerca de varios edificios colapsados en Kahramanmaras, este lunes. OZAN KOSE (AFP)
Saadet Sendag saluda con el puño alto tras ser rescatada después de permanecer 177 horas entre los escombros de un edificio en la provincia de Hatay (Turquía), este lunes.UMIT BEKTAS (REUTERS)
El hijo de Saadet Sendag reacciona tras el rescate de su madre en la provincia de Hatay (Turquía), este lunes. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Una personas se calienta en una hoguera en una calle de la ciudad turca de Kahramanmaras, este lunes. SUHAIB SALEM (REUTERS)
Efectivos de la Unidad Militar de Emergencia han logrado rescatar con vida a dos niños, de seis y dos años, y a su madre de entre los escombros de un edificio derruido en la ciudad turca de Nurdagui, perteneciente a la provincia de Gaziantep (Turquía).
Un hombre anda con muletas frente a los escombros de un edificio en la región turca de Hatai, este viernes. YASIN AKGUL (AFP)
Entierro de una de las víctimas del terremoto en la ciudad turca de Adıyaman, este viernes. Emrah Gurel (AP)
Fotografía aérea que muestra la destrucción causada por el terremoto en la ciudad de Kahramanmaras (Turquía), este viernes. ABIR SULTAN (EFE)
Mujeres llorando frente a las tumbas de los fallecidos del terremoto del pasado lunes en Adiyaman (Turquía), este viernes. Emrah Gurel (AP)
Una mujer en el campo de desplazados del parque de Masal limpia los platos en un punto de agua en Gaziantep (Turquía), este viernes.ZEIN AL RIFAI (AFP)
Un hombre busca entre los restos de un edificio derrumbado en la localidad de Kahramanmaras (Turquía), este viernes. STOYAN NENOV (REUTERS)
Una mujer sentada junto a los restos de un edificio colapsado en Kahramanmaras (Turquía), este viernes. SUHAIB SALEM (REUTERS)
Personas de emergencias y voluntarios entre las ruinas de varios edificios en Kahramanmaras (Turquía), este viernes. RONEN ZVULUN (REUTERS)
Imagen aérea tomada a través de un dron muestra las tiendas de campaña para afectados por los terremotos en el estadio de la ciudad turca de Kahramanmaras, este viernes. ABIR SULTAN (EFE)
Mehmet Nasir Duran, de 67 años, sentado una silla junto a los retos de un edificio destruido en Nurdagi (Turquía). Petros Giannakouris (AP)
Una niña tras ser rescatada por los servicios de emergencias en Kahramanmaras (Turquía), este jueves.ABIR SULTAN (EFE)
Un hombre camina entre los escombros de varios edificios en la provincia de Hatay (Turquía), este jueves. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Un grupo de mujeres se calentaba este miércoles alrededor de un fuego junto a los escombros del terremoto en Kahramanmaras (Turquía).SUHAIB SALEM (REUTERS)
Varios hombres sirios lloraban tras identificar el cuerpo de un pariente fallecido por el terremoto en la región de Hatay (Turquía).AAREF WATAD (AFP)
Un superviviente era rescatado entre los escombros de un edificio en Hatay (Turquía), este miércoles.ERDEM SAHIN (EFE)
Vecinos de Kahramanmaras busca a supervivientes entre los escombros, este miércoles. ABIR SULTAN (EFE)
Personal de rescate sostenía este miércoles al bebé Kerem Agirtas, que fue sacado de debajo de los escombros en Hatay (Turquía).KEMAL ASLAN (REUTERS)
Vista aérea de edificios colapsados por los terremotos en Kahramanmaras, sur de Turquía, este miércoles.Ahmet Akpolat (AP)
Dos hombres permanecían abrazados junto a los restos de un edificio colapsado en la ciudad turca de Kahramanmaras. ABIR SULTAN (EFE)
Vista de una fosa común de las víctimas del terremoto, en Jandaris, en el norte de Alepo (Siria), este miércoles.WHITE HELMETS (REUTERS)
Tres niños comían pan sentados bajo una manta en la ciudad turca de Kahramanmaras, dos días después de que temblara la tierra en la región.OZAN KOSE (AFP)
Vista aérea de un edificio destruido y de un campo de fútbol donde se refugian los residentes afectados por los terremotos en Azmarin (Siria), este miércoles.ABDULAZIZ KETAZ (AFP)
Una mujer se sentaba sobre los escombros de un edificio colapsado, mientras los equipos de emergencias buscaban este miércoles supervivientes en la ciudad turca de Nurdagi.Khalil Hamra (AP)
Abdulalim Muaini permanecía atrapado junto al cadáver de su esposa en el interior de un edificio en Hatay (Turquía). UMIT BEKTAS (REUTERS)
Varios hombres trasladan los cuerpos de varias víctimas de los terremotos durante su funeral en la ciudad de Jandaris (Siria) este miércoles.STRINGER (REUTERS)
Vista aérea tomada este miércoles por un dron en la que se aprecian varios edificios colapsados en Hatay (Turquía). ERDEM SAHIN (EFE)
Un hombre atendía este miércoles a su hijo herido mientras esperaban una ambulancia en Hatay (Turquía).Burak Kara (Getty Images)
Mehtez Farac, de 8 años, tras ser rescatado de entre los escombros de un edificio en la ciudad de Hatay (Turquía). KEMAL ASLAN (REUTERS)
Rescatistas buscaban supervivientes este miércoles entre los escombros de un edificio colapsado en la ciudad siria de Harim.OMAR HAJ KADOUR (AFP)
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abrazaba a una mujer en su visita de este miércoles a Kahramanmaras, una de las localidades más afectadas por los terremotos.Europa press
Una sección de la carretera D420 dañada por el terremoto en Demirkopru (Turquía), este miércoles.BENOIT TESSIER (REUTERS)
Un hombre trasladaba el cadáver de un menor en Jandairis (Siria). BAKR ALKASEM (AFP)
Dos hombres, junto a los escombros de un edificio colapsado en Kahramanmaras (Turquía). OZAN KOSE (AFP)
Dos mujeres intentaban consolar a un hombre en la ciudad de Kahramanmaras (Turquía) este miércoles. SUHAIB SALEM (REUTERS)
Varias personas se calentaban junto a una hoguera en la ciudad de Malatya (Turquía). Emrah Gurel (AP)
Trabajos de búsqueda de supervivientes en la ciudad siria de Jandairis. RAMI AL SAYED (AFP)
Un hombre sujetaba la mano de su hija fallecida en la localidad de Kahramanmaras (Turquía).ADEM ALTAN (AFP)
Vista aérea de la región de Hatay, Turquía, después del terremoto de magnitud 7,8. Burak Kara (Getty Images)
Una mujer es rescatada por los equipos de emergencias de un edificio derrumbado en la región de Hatay, Turquía. Burak Kara (Getty Images)
Vista aérea de los daños tras el terremoto en la región turca de Hatay. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Supervivientes del terremoto recogen suministros proporcionados por una fábrica de pañales en Hatay, Turquía. BULENT KILIC (AFP)
Varios vecinos de la región turca de Hatay (sur del país) caminan entre los escombros. Muchos de ellos esperan noticias de sus seres queridos, atrapados bajo los edificios en ruinas. BULENT KILIC (AFP)
Vista de la ciudad turca de Iskenderun después del terremoto de ayer. Burak Kara (Getty Images)
Un niño de 8 años, tras ser rescatado en Elbistan, en la provincia turca de Kahramanmaras, a unos 600 kilómetros al sureste de la capital turca.IHLAS NEWS AGENCY (IHA) (via REUTERS)
Vista aérea de los escombros de lo que era un edificio en la región turca de Hatai. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Una persona busca supervivientes entre los escombros de un edificio colapsado en Kahramanmaras (Turquía). SUHAIB SALEM (REUTERS)
Un soldado ruso inspecciona los daños causados en un edificio en la ciudad de Alepo (Siria). Omar Sanadiki (AP)
Una mujer entre los escombros de un edificio en la región turca de Hatay. BULENT KILIC (AFP)
Un niño es sacado con vida de entre los escombros en la ciudad siria de Al Atareb. WHITE HELMETS (White Helmets via REUTERS)
Familias buscan a desaparecidos entre los escombros de un edificio colapsado en Kahramanmaras (Turquía). OZAN KOSE (AFP)
Personal de rescate recupera el cadáver de una persona de entre los escombros de un edificio en Alepo (Siria). Omar Sanadiki (AP)
Personal de emergencias saca a una mujer de entre los escombros en Elbistan (Turquía). Ismsail Coskun (AP)
Una mujer sentada entre los escombros de un edificio en la ciudad turca de Nurdagi. Khalil Hamra (AP)
Un hombre junto al cadáver de un fallecido por el terremoto en la localidad de Kahramanmaras (Turquía). OZAN KOSE (AFP)
Miembros de los equipos de rescate trabajan entre los escombros de un edificio hundido en la ciudad de Adana (Turquía). Hussein Malla (AP)
Vecinos de la localidad de Gaziantep (Turquía) observan las labores de rescate. SUHAIB SALEM (REUTERS)
Los trabajadores de emergencias rescatan a Muhammet Ruzgar, de cinco años, de entre las ruinas de un edificio en la región de Hatay (Turquía). UMIT BEKTAS (REUTERS)
El cadáver de un niño sirio entre los escombros de un edificio en la localidad de Jandaris, en la provincia de Alepo. MOHAMMED AL-RIFAI (AFP)
Una mujer llora junto a los restos de un edificio colapsado en la ciudad turca de Alejandreta. ERDEM SAHIN (EFE)
Un residente, tras ser rescatado por los servicios de emergencias en la región turca de Hatay. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Varias mujeres lloran junto a los restos de un edificio derrumbado en la ciudad turca de Hatay, este martes. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Trabajadores de rescate se calientan en una hoguera en la localidad siria de Sarmada. AAREF WATAD (AFP)
Una mujer es rescatada por los servicios de emergencias en la ciudad turca de Alejandreta. UMIT BEKTAS (REUTERS)
Varios residentes pasan la noche en la calle en la localidad de Alejandreta (Turquía). ERDEM SAHIN (EFE)
Equipos de rescate sacan a una superviviente de entre las ruinas de un edificio, este martes, en Kahramanmaras, Turquía. Khalil Hamra (AP)

“¿Dónde está el Estado?”, se preguntaban muchos de los damnificados los dos primeros días que siguieron a la catástrofe. Este diario recogió testimonios en diversas zonas de las provincias de Kahramanmaras y Hatay que denunciaban la ausencia de auxilio y que tenían que enfrentarse a los rescates con sus propios medios. “No es únicamente la falta de ayuda. Mis parientes en Malatya y Gaziantep [otras dos provincias afectadas por el seísmo] me dicen que durante las primeras 48 horas no había interlocutor al que dirigirse. Las autoridades locales habían desaparecido, no respondía el Ayuntamiento ni la prefectura ni la Delegación del Gobierno. No había policía ni ejército”, explica el analista y exdiplomático Aydin Sezer.

Los Ayuntamientos metropolitanos de las grandes ciudades del país (Estambul, Ankara y Esmirna), todos en manos de la oposición, se aprestaron a enviar personal de rescate y camiones cargados de ayuda, pero el ministro del Interior, Süleyman Soylu, tachó de “provocación” cualquier intento de ayudar que no fuese a través de los canales oficiales.

“AFAD [el organismo dependiente del Ministerio del Interior turco que gestiona la ayuda en emergencias] ordenaba parar los camiones porque decían que iban a entregarlos ellos. Bien, no estamos en contra, si son capaces de hacerlo. El problema es que no lo fueron”, critica Zeynel Emre, diputado del partido centroizquierdista CHP: “Si hubieran puesto a gente competente al frente de AFAD y al frente de la Media Luna Roja, no habríamos tenido estos problemas”. Uno de los ejemplos más criticados es el de Ismail Palakoglu, nombrado director general de Lucha contra los Desastres en AFAD el pasado enero, pese a su formación como teólogo y a que su carrera ha transcurrido principalmente en la Dirección de Asuntos Religiosos del Gobierno.

Técnicos sustituidos por aliados del presidente

Parecidas críticas se han vertido contra la Media Luna Roja. “Me avergüenzo de esta organización”, sentenció Tekin Küçükali, presidente de la institución entre 2005 y 2011. En varias entrevistas en medios turcos durante los últimos días, Küçükali ha denunciado que los “cuadros bien preparados” de la Media Luna han sido sustituidos por “personas sin experiencia”. De hecho, en los últimos años, la organización se ha visto envuelta en escándalos de corrupción y se le ha acusado de donar parte de su dinero a ONG islamistas vinculadas al entorno de Erdogan.

Diversas fuentes consultadas lamentan que, durante sus 20 años en el poder, el partido islamista AKP ha colocado al frente de organismos del Estado y de asociaciones vinculadas a la lucha contra emergencias a su propia gente sin tener en cuenta la preparación. Nasuh Masruki es uno de los que lo ha sufrido. Este montañero y fundador de la AKUT, la ONG de búsqueda y rescate más importante de Turquía, denuncia que se le obligó a dimitir de la presidencia de la organización tras recibir amenazas de los colaboradores de Erdogan.

“No podemos comunicarnos con buena parte de nuestro personal, están bajo los escombros”, lamentó el alcalde de Adiyaman, Süleyman Kiliç, días después del terremoto. Y el periodista Taha Hüseyin Karagöz, del diario progubernamental Yeni Safak, alegaba que parte de la tardanza en la respuesta se debe a que, en la región afectada, el propio personal de AFAD quedó bajo los edificios derruidos o perdió a familiares directos.

Una fuente de la cooperación extranjera, con varias décadas de experiencia en la gestión de desastres, asegura que la respuesta fue “increíblemente buena” y “mucho mejor que en 1999″, cuando un seísmo desoló la región de Mármara y el Gobierno de la época fue muy criticado por su pobre actuación. “Creo que no se comprenden las dimensiones de lo que está ocurriendo. Es un área como Bélgica y Holanda juntas, con 13 millones de habitantes”, añade.

Sezer, que también fue testigo de la desorganización de 1999 mientras trabajaba coordinando el envío de ayuda desde la Embajada turca en Moscú, cree que esta vez “el problema ha sido la incapacidad del Gobierno de delegar en instituciones locales”. Así, se ha denunciado que grúas y otras máquinas pesadas esenciales para las labores de rescate esperaron durante horas porque no recibían el visto bueno de AFAD para empezar a trabajar.

“Había ONG que intentaban hacer cosas, pero el Gobierno les decía que no, que todo se iba a hacer bajo el control de AFAD. Toda actuación tenía que recibir luz verde de Ankara”, afirma Sezer. Y añade un factor que lo complica todo: la polarización política y la competición entre los diferentes partidos a escasos meses de las elecciones.

Hoy ve con desesperanza la gestión del terremoto: “Las primeras 24 horas se echaron a perder. Hubo problemas de coordinación que solo se empezaron a arreglar a partir del segundo día. Perder esas primeras 24 horas fue una desgracia. Habría que haber desplegado a las Fuerzas Armadas, que tienen personal repartido por todo el país y en mucho mayor número que AFAD, que no tiene más de 20.000 empleados”. Masruki apunta al error de haber eliminado el protocolo EMASYA, que permitía al ejército desplegarse sobre el terreno, incluido en las ciudades, sin necesidad de permiso de la autoridad política, en caso de amenaza terrorista o desastre natural. Sin embargo, el protocolo fue anulado en 2010 por el Gobierno de Erdogan porque, sostenía, podía servir para planes golpistas.

Dudas sobre la fecha de las elecciones

Tres semanas antes del terremoto, el presidente Erdogan indicó que las elecciones presidenciales y legislativas tendrían lugar el 14 de mayo. Tras el terremoto, una fuente gubernamental afirmó que hay “serias dificultades” para que se celebren entonces. También una de las líderes de la oposición, Meral Aksener, ha concedido que “no da tiempo” para esa fecha. Los últimos comicios fueron el 24 de junio de 2018 y la legislación turca prevé un máximo de cinco años para que se celebren los siguientes. Solo bajo el estado de guerra se pueden posponer más allá de esa fecha.

Las 10 provincias afectadas por el terremoto, ahora bajo el estado de excepción, son uno de los graneros de votos de Erdogan. En las elecciones de 2018, el presidente obtuvo entre el 63% y el 74% de los votos en siete de ellas. Su partido, el islamista AKP, gobierna en las capitales de seis de estas provincias. En otra lo hace su socio, el ultraderechista MHP; en otras dos, la principal formación opositora, el centroizquierdista CHP, y en la última gobernaba el partido prokurdo HDP hasta que el Ministerio del Interior desalojó a su alcalde y nombró un interventor.

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