Rusia culpa a EE UU de la cancelación del encuentro bilateral sobre control de armas nucleares
Moscú afea a Washington que se centre en inspeccionar sus arsenales y aleja la perspectiva de reanudar el diálogo
La perspectiva de una mejora en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos en plena guerra de Ucrania se desvanece después de que ambas potencias hayan sido incapaces siquiera de mantener una reunión de carácter técnico en territorio neutral. Moscú ...
La perspectiva de una mejora en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos en plena guerra de Ucrania se desvanece después de que ambas potencias hayan sido incapaces siquiera de mantener una reunión de carácter técnico en territorio neutral. Moscú canceló repentinamente este lunes la esperada cita de la comisión bilateral sobre el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas New Start que debía celebrarse este martes en El Cairo y que suponía el primer contacto entre los dos países desde la invasión rusa de Ucrania. Moscú acusa a Washington de no escuchar sus preocupaciones o intereses y centrarse solo en la inspección de los arsenales nucleares, uno de los requisitos de este tratado de control de armamento. “Ofreceremos otras fechas a los estadounidenses dentro de un tiempo, pero esto no va a ser instantáneo”, ha advertido el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, quien ha alejado la perspectiva de reconducir el diálogo al descartar que pueda producirse antes de acabar el año.
La ruptura se produjo al negociar la agenda de la reunión de la comisión consultiva del tratado, el único pacto que mantienen ambos países para evitar una carrera armamentística tras la ruptura de otros marcos anteriores. “Vimos, incluso hasta el mismo momento en el que se suspendió el encuentro, que el enfoque de los estadounidenses estaba centrado exclusivamente en la reanudación de las inspecciones bajo el Tratado New Start, mientras que para nosotros eran prioritarias otras cuestiones”, ha argumentado Riabkov. “Además de la situación en torno a Ucrania”, ha apostillado como motivo adicional.
El diplomático matizó poco después que Washington y Moscú no han abordado directamente la guerra en sus contactos. “No conozco [que exista] ningún canal para desescalar lo que está pasando en Ucrania. No sé nada. No tenemos un diálogo con EE UU sobre el tema ucranio porque las posiciones son radicalmente diferentes”, aseguró, al tiempo que insinuaba que Moscú lanza indirectas a su rival: “Estamos enviando señales a los estadounidenses de que su posicionamiento a favor de la escalada, su participación cada vez más profunda en este conflicto, trae consigo graves consecuencias y los riesgos están creciendo”.
La revisión de los arsenales nucleares es un pilar básico del último acuerdo en vigor entre ambas potencias para el control de los armamentos. Renovado en 2021 para otros cinco años, el New Start garantiza la inspección mutua varias veces al año, aunque la última se remonta a principios de 2020 por la pandemia.
Mientras Washington pide una inspección que Rusia considera “un capricho”, Moscú exige una aclaración a Washington sobre varias armas que podrían portar tanto ojivas nucleares como explosivos convencionales. Según el Kremlin, la notificación del arsenal estadounidense de septiembre no tenía en cuenta 41 bombarderos B-52H, 56 lanzaderas de misiles balísticos Trident II y cuatro silos de misiles intercontinentales ICBM que el Pentágono consideraba reconvertidos para otros fines. Según Rusia, el tratado no contempla, por ejemplo, la transformación de estos últimos en instalaciones de entrenamiento subterráneas.
Moscú defendió, además, que la suspensión de la reunión ha sido una señal política a su adversario. “Los temas que dominan nuestra agenda con EE UU son hoy más importantes que algunas mecánicas de trabajo bajo el New Start. Así se ve ahora”, ha advertido Riabkov, que ha recalcado que esto ha sido un paso del propio Kremlin: “La situación se desarrolló de tal manera que no teníamos otra opción, la decisión se tomó a nivel político”.
El responsable ruso exige ahora que la iniciativa para volver a la mesa parta de Washington: “Igual que la parte contraria ha decidido cortar el diálogo, son ellos quienes deberían tomar la iniciativa para restablecerlo si lo consideran oportuno. De lo contrario, estaremos en una posición perdedora”. Riabkov, uno de los jefes de las infructuosas negociaciones con la OTAN previas a la guerra de Ucrania, ha añadido: “Nuestro enfoque es bien conocido por los estadounidenses. No es oportunista, está basado en nuestros intereses de seguridad nacional”.
La tensión entre Rusia y EE UU por la ofensiva sobre Ucrania ha dificultado el cumplimiento de este tratado hasta tal punto que el Kremlin abre la puerta a su ruptura. “El diálogo solo es posible bajo el principio de un equilibrio de intereses en la búsqueda de denominadores comunes, sin una imposición unilateral de ciertas preferencias”, advirtió Riabkov. Sin esa condición, “no habrá ninguna perspectiva para este diálogo cuando se reanude, si se reanuda”.
“Mercenarios estadounidenses”
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha argumentado que el tratado no puede ser “un ente aislado y autónomo de realidades geopolíticas” como el apoyo estadounidense a Ucrania en la guerra, pese a que esta ayuda ha sido siempre pública. Zajárova añadió: “En todos los ámbitos, observamos un mayor nivel de toxicidad y hostilidad de Washington. (...) Casi todos los pasos de EE UU hacia Rusia están sujetos a un patológico deseo de perjudicar a nuestro país siempre que sea posible”.
“Hay que seguir una lógica muy peculiar para hablarle a Rusia de moderación, de transparencia y de previsibilidad en asuntos militares, cuando al mismo tiempo se ayuda al régimen de Kiev a matar a nuestros militares y civiles en las regiones rusas”, ha afirmado Zajárova en su cuenta de Telegram, en referencia a los territorios que Moscú se ha anexionado tras ocuparlos durante la invasión. La portavoz ha incidido, sin aportar pruebas, en que Washington proporciona a Kiev “medios cada vez más destructivos” y “asesores y mercenarios estadounidenses”.
El debate nuclear regresa a primer plano tras varias semanas de silencio del Kremlin sobre el peligro de una supuesta bomba sucia radioactiva en Ucrania. El presidente, Vladímir Putin, y su círculo aseguraron hasta principios de noviembre que Kiev estaba preparada para efectuar un ataque con un arma así, pero el tema se olvidó después. El medio The Wall Street Journal publicó el 14 de noviembre que el primer ministro chino, Li Keqiang, criticó entonces en una cumbre de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental que toda la retórica nuclear de los últimos tiempos era “irresponsable”.
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