Inflación, aborto y derechos: los motores del voto de las mujeres en Estados Unidos

El sufragio del electorado femenino, más numeroso y constante que el masculino, se perfila crucial en las elecciones legislativas del 8 de noviembre

Una partidaria de Trump esperaba para participar en un mitin republicano en McAllen (Texas), el 10 de octubre de 2022Foto: Allison Dinner/AFP | Vídeo: Reuters

Aún no es mediodía, la hora para que comience la manifestación, pero el parque Folger de Washington, en los alrededores del Capitolio, ya rebosa de mujeres. Las organizadoras de la Women’s March esperaban unas 2.000 participantes, y el número se supera con creces. Vestidas de azul, como se especificaba en la convocatoria, o de verde —el color de los derechos reproductivos de la mujer popularizado en Argentina y que se ha extendido por el continente—, con pancartas en las que se leen lemas como “unidas somos más fuertes que un país dividido. Vota”, mujeres de todas las edades desafían el frío q...

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Aún no es mediodía, la hora para que comience la manifestación, pero el parque Folger de Washington, en los alrededores del Capitolio, ya rebosa de mujeres. Las organizadoras de la Women’s March esperaban unas 2.000 participantes, y el número se supera con creces. Vestidas de azul, como se especificaba en la convocatoria, o de verde —el color de los derechos reproductivos de la mujer popularizado en Argentina y que se ha extendido por el continente—, con pancartas en las que se leen lemas como “unidas somos más fuertes que un país dividido. Vota”, mujeres de todas las edades desafían el frío que ya empieza a calar en esta mañana de sábado (8 de octubre) para defender el derecho al aborto.

Mujeres de cabello plateado junto a sus hijas y sus nietas de corta edad. Jóvenes que acaban de registrarse para votar en las elecciones legislativas de Estados Unidos en noviembre. Adolescentes que aún no tienen edad de votar y que participan, con ojos asombrados y carteles muy caseros —”¿no puedo tomar decisiones, pero sí puedo tener un hijo?”—, en la primera manifestación de sus vidas. Todas marchan desde el parque en dirección al Capitolio, coreando lemas como When women’s lives are under attack, what do we do? Stand up and fight back (“cuando las vidas de las mujeres se ven atacadas, ¿Qué hacemos? Nos levantamos y peleamos contra ello”). Un hombre les sale al paso —”¡pecadoras! ¡Vais a ir todas al infierno!”— y queda prontamente rodeado. Forzado a echarse a un lado, seguirá profiriendo insultos durante la hora de marcha.

“Nunca me había interesado mucho la política, la verdad. Me aburría. Pero que eliminen nuestro derecho al aborto me ha parecido alarmante. Hasta ahora no había prestado atención, pero se trata de proteger nuestros derechos como mujeres. Ahora sí que estoy atenta”, cuenta Robbie, una estudiante de 20 años residente en el Estado de Maryland y que participa con un grupo de amigas en la concentración. Se declara “indignada” desde que el Tribunal Supremo anuló el 24 de junio la sentencia Roe versus Wade —que en 1973 legalizó el derecho al aborto en EE UU— y dejó en manos de los Estados permitir o no la interrupción voluntaria del embarazo y regular en qué circunstancias. ¿Irá a votar el 8 de noviembre en las elecciones legislativas estadounidenses? “Por supuesto. Las mujeres nos jugamos el cuerpo en ellas”, sostiene.

Al otro lado del río Potomac, en el condado de Arlington, Anne, empleada de 57 años en una empresa de servicios y madre de dos hijos en edad universitaria, se lamenta del impacto de la inflación —8,2% en septiembre—. “Ya no podemos comprar cosas que antes sí. A la hora de hacer la compra me pienso más lo que pongo en la cesta. He dejado casi de comprar pescado y he recortado en carne también. Voy a un supermercado que está más lejos pero es algo más barato. Trabajo cada vez que puedo desde casa, para no gastar gasolina. Intentas hacer más con menos… eso es ahora mismo mi preocupación número uno”, admite.

Apenas quedan un par de semanas para las elecciones de medio mandato en Estados Unidos. Unos comicios clave. El partido que gane tendrá el control de la agenda legislativa en un país cada vez más polarizado entre demócratas y republicanos. Y el electorado femenino, uno de los mayores bloques de votantes, tendrá una importancia decisiva. Son diez millones más que los votantes varones, y acuden más a las urnas que ellos: 88,2 millones en 2020, por 72,5 millones de hombres en las presidenciales de 2020. Su apoyo ya dio en 2018 la mayoría a los demócratas en el Congreso de EE UU, y en 2020 posibilitó que Joe Biden le ganara la presidencia a Donald Trump por más de siete millones de votos.

“El género importa, en lo que respecta al comportamiento de los votantes y en lo que respecta a los esfuerzos por movilizarlos”, apunta la profesora Andra Gillespie, de la Universidad de Emory. “En particular, la participación de ciertos perfiles de mujeres podría ser decisiva en algunas de las batallas electorales. Por ejemplo, entre los votantes afroamericanos, los electores son desproporcionadamente de género femenino. Si hay una gran participación de mujeres afroamericanas, eso pueden ser buenas noticias para los candidatos demócratas, porque ese bloque es sistemáticamente el más leal hacia ese partido”, añade.

La incógnita es qué pesará más a la hora de movilizar a las mujeres. Si defender el derecho al aborto que las galvanizó tras la decisión del Supremo, algo que beneficiaría a los demócratas; o si, como apuntan las últimas encuestas, pesará más la preocupación sobre el deterioro de la situación económica y la subida del coste de la vida, que obliga a las familias a hacer ajustes para intentar llegar a fin de mes. En ese caso, los republicanos serían los que sacarían provecho. Un sondeo de la Universidad de Pensilvania de hace un par de semanas revela que un 41% de los votantes estadounidenses —hombres y mujeres— considera la inflación el problema más acuciante. Solo un 15% considera el derecho al aborto como un asunto prioritario.

En las semanas siguientes al dictamen del Supremo, las organizaciones no gubernamentales especializadas en la movilización del voto detectaron un enorme aumento de las inscripciones femeninas en el censo electoral. En Míchigan son el doble de las masculinas. En Pensilvania, suman un 56% de los nuevos registros desde el 24 de junio. El voto de las mujeres propinó una sonora derrota en agosto a una propuesta legislativa en Kansas que hubiera ilegalizado el aborto incluso en los supuestos más drásticos.

“El aborto es una cuestión que es altamente motivadora, y no porque sea una cuestión muy importante en sí, sino porque está profundamente conectada con otros asuntos de justicia económica y desigualdad racial en nuestro país”, explica Amanda Brown Lierman, presidenta de Supermajority, una ONG que busca movilizar el voto femenino. “Hemos visto que las mujeres están muy motivadas sobre este asunto, y sobre nuestros derechos en el futuro. Nos jugamos nuestras vidas y nuestros cuerpos”.

El Partido Demócrata ha convertido la defensa del derecho al aborto en su gran apuesta electoral, especialmente en aquellos Estados considerados como “campo de batalla”, donde las encuestas pronostican los resultados más reñidos: Pensilvania, Míchigan y Georgia. La semana pasada, Biden prometía que si su partido alcanza una mayoría suficiente, restablecer Roe versus Wade será la primera medida que apruebe al inaugurarse la nueva legislatura el próximo enero.

“La apuesta de los activistas demócratas es que las mujeres blancas con estudios universitarios, que históricamente habían votado más por los republicanos [aunque en 2018 y 2020 se inclinaron más hacia los demócratas], digan que la situación sobre el aborto es inaceptable y que van a votar por candidatos en favor de ese derecho”, sostiene la profesora Gillespie.

Los sondeos apuntan a que la libertad de elección y los derechos de las mujeres son la cuestión principal para las votantes menores de 35 años. Pero entre las mayores de 50 preocupa el drástico aumento del coste de la vida, el rumbo económico y la seguridad: un 66% de ellas asegura que este año ha recortado gastos no imprescindibles. “Por supuesto, los asuntos que las motivan para ir a votar son diferentes entre sí porque las mujeres no son un bloque monolítico”, apunta Brown Lierman.

Señales de alarma

Algunas encuestas ya han empezado a lanzar señales de alarma a los demócratas. Después de semanas de pronósticos de un firme apoyo de las mujeres independientes —las que no se declaran de un partido o de otro— al programa demócrata, un sondeo que publicaba hace dos semanas The New York Times apuntaba a un giro de 180 grados: de respaldar al partido en el poder con una ventaja de 18 puntos porcentuales, estas mujeres se inclinaban ahora por los republicanos por una mayoría de 14 puntos porcentuales.

“Trabajo desde casa, y tengo que hacerlo porque con la inflación las cosas se han disparado tanto que no me puedo permitir jubilarme. Estoy pagando el doble que antes por los alimentos. Al menos si trabajo desde casa no tengo que gastar en gasolina”, contaba una jubilada de 64 años residente en Ohio durante una sesión de grupos focales de la Asociación Estadounidense de Personas Retiradas. “Los precios han subido tanto que no me dejan ser el tipo de abuela que me gustaría ser. Tengo una nieta de 18 meses y mi hijo quería que me saludara en una videoconferencia por Zoom, pero yo en ese momento tenía que trabajar. Y no podía permitirme perder los 20 dólares de esa hora de trabajo por una llamada de Zoom con ella. Colgué el teléfono y me eché a llorar”.

Manifestación en favor de los derechos reproductivos de la mujer, el sábado 8 de octubre en Washington.Anna Moneymaker (AFP)

Votantes como ella son fundamentales para los dos partidos. Las mayores de 50 años componen uno de los grupos más numerosos y que con mayor constancia acuden a las urnas. Según los datos del censo, suman el 27% del total del electorado y tanto en 2018 como en 2020 acumularon el 30% de los sufragios emitidos. Una encuesta de AARP indica que el 94% prevé votar este año, pero la mitad aún no sabe por quién. Entre las mujeres latinas, uno de los grupos más perjudicados por la inflación y el aumento del coste de la vida, esa cifra se dispara al 78%.

“Como el bloque mayor de votantes bisagra en estas elecciones, las mujeres mayores de 50 años pueden marcar la diferencia en 2022 y decidir el equilibrio de poder en el Congreso y en los Estados de todo el país”, según la la vicepresidenta de AARP Nancy LeaMond.

Las próximas dos semanas serán decisivas. Dos de cada cinco mujeres de más de 50 años consideran que decidirán a quién apoyar en la recta final hacia el 8 de noviembre. Será clave también el que las mujeres menores de 35 años, generalmente menos cumplidoras con las urnas, finalmente se movilicen ese día.

“Estas van a ser unas elecciones legislativas como ninguna otra. Las madres estadounidenses están decididas a votar”, subraya en un comunicado Kristin Rowe Finkbeiner, directora ejecutiva de la ONG MomsRising. “Las mujeres y madres se han registrado para votar en números récord, y estamos haciendo un trabajo enorme para que participen. Vamos a ejercer nuestro poder en las urnas este año”, concluye.

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