Brasil busca al periodista británico y al experto en indígenas desaparecidos en la Amazonia
La policía abre una investigación criminal mientras los allegados urgen a las autoridades a ampliar las operaciones para localizarlos
Las autoridades brasileñas han desplegado equipos de rastreo en el trecho de río donde el domingo se perdió la pista del periodista británico Dom Phillips, colaborador del diario The Guardian, y del indigenista Bruno Pereira, ambos de 57 años, en el valle de Yavarí. Es un área remota de la Amazonia brasileña que hace frontera con Colombia y con Perú, y donde está la mayor concentración de nativos no contactados del mundo. Equipos de indígenas, do...
Las autoridades brasileñas han desplegado equipos de rastreo en el trecho de río donde el domingo se perdió la pista del periodista británico Dom Phillips, colaborador del diario The Guardian, y del indigenista Bruno Pereira, ambos de 57 años, en el valle de Yavarí. Es un área remota de la Amazonia brasileña que hace frontera con Colombia y con Perú, y donde está la mayor concentración de nativos no contactados del mundo. Equipos de indígenas, dos lanchas y una moto de agua de la Marina, además de buceadores y policías y soldados entrenados para moverse en la selva, buscan cualquier rastro que indique su paradero. Transcurridas más de 72 horas desde que fueron vistos por última vez, cunde la preocupación entre sus familiares y colegas porque algunos indicios apuntan a que pudieron sufrir una emboscada.
Phillips y Pereira, quien en el pasado denunció haber recibido múltiples amenazas, desaparecieron cuando regresaban de un puesto de vigilancia en un punto aún más aislado de la selva, donde el reportero entrevistó a los indígenas que intentan evitar las incursiones de cazadores y pescadores furtivos, madereros y narcotraficantes. Estos vigilantes indígenas consideran que, en vista de la dejadez del Estado, no les queda más remedio que asumir ellos la defensa de las tierras habitadas por sus antepasados desde hace siglos.
La policía ha abierto una investigación criminal y trabaja con la hipótesis de que fueran atacados, aunque sin descartar por ahora que estén perdidos, según ha explicado a Reuters el comisario que lleva el caso. Y cuatro pescadores locales han sido interrogados.
Pereira trabajó durante muchos años para la Fundación Nacional del Indio (Funai), el organismo encargado de proteger a los indígenas y estaba amenazado. Los allegados de ambos y varias ONG de indígenas o que protegen a los pueblos nativos han exigido a las autoridades brasileñas que desplieguen urgentemente una amplia operación de búsqueda. “Incluso si no encuentro vivo al amor de mi vida, hay que encontrarlos. Por favor, intensifique estas búsquedas”, ha implorado en un vídeo Alessandra Sampaio, esposa del reportero inglés. La compañera de Pereira, Beatriz Matos, ha recalcado que “cada minuto cuenta, cada trecho de río y de selva no recorrido puede ser este donde esperan el rescate”.
Unos 25 indígenas especializados en búsquedas en la selva se han desplegado en la zona, mientras las ONGs más activas en aquella zona acusan al Gobierno brasileño “de dejación de sus responsabilidades ante la escalada de violencia”. Univaja, la asociación que reúne a los nueve pueblos indígenas del valle de Yavarí, el Observatorio de los Pueblos Aislados (OPI) y la APIB, la coordinadora de los pueblos indígenas, han reclamado a las autoridades que movilicen helicópteros para la búsqueda, incorporen más personas y más embarcaciones.
El presidente brasileño se ha referido al caso este martes en su habitual estilo. “Dos personas en una lancha, en una región así, completamente salvaje, es una aventura nada recomendable. Puede pasar cualquier cosa. Pudieron tener un accidente o haber sido ejecutados. Pidamos a Dios para que sean localizados pronto”, ha dicho. Aunque el mandatario los presente como un par de aventureros, ambos eran veteranos profesionales con décadas de experiencia en sus oficios.
Phillips y Pereira fueron vistos por última vez mientras navegaban por el río Itaquí en ruta a la ciudad de Atalaia do Norte. Desde el domingo no hay rastro de ellos ni de la lancha. Pereira es un veterano expedicionario, acostumbrado a vivir durante semanas en la selva, como explicó en una entrevista para un reportaje de EL PAÍS publicado el pasado mayo, Amenazados: las últimas tribus aisladas de Brasil.
El Ministerio de Exteriores brasileño ha asegurado que, “en el caso de que la desaparición haya sido obra de actividades criminales, se tomarán todas las medidas para llevar a los perpetradores ante la justicia”, según un comunicado.
Pereira recibía amenazas hace tiempo, incluso de muerte. Y en la expedición con Phillips ambos se cruzaron con unos hombres armados que habían amenazado a los vigilantes indígenas a los que acababan de entrevistar. El periodista británico los fotografió desde la distancia, según el responsable de Univaja, una ONG local con la que Pereira colabora.
Phillips está escribiendo un libro sobre medio ambiente con una beca internacional y Pereira está de permiso no retribuido en su puesto de funcionario de la Funai, pero sigue enteramente dedicado a la protección de las tribus aisladas en el valle de Yavarí, un territorio tan extenso como Austria que sufre constantes invasiones. Los que todavía siguen allí, sobre el terreno, velando por los nativos o el medio ambiente se sienten cada vez más solos y expuestos a todo tipo de peligros por la impunidad con la que actúan los grupos criminales que expolian la selva y los narcotraficantes cuyas rutas la cruzan.
Es uno de esos territorios sin ley que abundan en un país del tamaño de Brasil, una situación que la llegada de Bolsonaro al poder ha agravado con un discurso que insiste en que los indigenas y las ONG solo entorpecen el desarrollo económico. Univaja, la asociación que reúne a los nueve pueblos indígenas del valle de Yavarí, el Observatorio de los Pueblos Aislados (OPI) y la APIB, la coordinadora de los pueblos indígenas, han difundido un comunicado conjunto en el que critican “la represión al ejercicio del periodismo y la amenaza impune contra la vida y la actuación de los funcionarios comprometidos en la defensa de la Constitución”. Recuerdan que en 2019 fue asesinado un empleado de la Funai en una ciudad cercana y que el puesto de vigilancia de este organismo ha sido atacado con armas ocho veces en los últimos tiempos.
Las críticas al lento despliegue de vehículos y personas para peinar la zona donde el indigenista y el reportero fueron vistos por última vez se transformaron en indignación en redes sociales este lunes por la noche por una nota del comando militar de Amazonia, que afirmaba que eran plenamente capaces de asumir la misión, pero solo la emprenderían “de ser accionados por los mandos superiores”.
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