Bill Browder, el financiero que plantó cara al Kremlin: “La determinación de combatir a Putin empieza a resquebrajarse”
El presidente de Hermitage Capital Management confiesa en Davos su temor a la fatiga de las sociedades occidentales ante el coste de la guerra en Ucrania y denuncia la cantidad de propiedades que tienen en España rusos ligados al poder
Bill Browder (Princeton, Estados Unidos, 58 años), presidente de Hermitage Capital Management, era el mayor inversor privado extranjero en Rusia a finales de los noventa y principios de los 2000, con importantes participaciones en empresas como Gazprom, Surgutneftegas o Sidanco, todas en el sector de la energía. Como accionista empezó a denunciar la corrupción que veía en las empresas y en el país. “Eso enfadó considerablemente a ...
Bill Browder (Princeton, Estados Unidos, 58 años), presidente de Hermitage Capital Management, era el mayor inversor privado extranjero en Rusia a finales de los noventa y principios de los 2000, con importantes participaciones en empresas como Gazprom, Surgutneftegas o Sidanco, todas en el sector de la energía. Como accionista empezó a denunciar la corrupción que veía en las empresas y en el país. “Eso enfadó considerablemente a Vladímir Putin y, como consecuencia, me echaron de Rusia en 2005″, resume en uno de los pasillos del Centro de Congresos de Davos (Suiza), donde se ha celebrado esta semana pasada el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
Con la excusa de suponer una amenaza para la seguridad nacional, las fuerzas de seguridad rusas asaltaron sus oficinas en 2007 y confiscaron numerosa documentación. Al frente de su defensa, Browder puso a un joven abogado, Serguéi Magnitski, que descubrió que durante la custodia de la documentación la policía había cambiado la propiedad de numerosas acciones y que habían desaparecido los justificantes de las correspondientes liquidaciones a Hacienda. “Magnitski fue detenido como consecuencia de esas acusaciones, torturado, no le proporcionaron ayuda médica y falleció en la cárcel. Desde entonces he decidido dedicar mi vida a llevar ante la justicia a todos los que participaron en su muerte”, explica el financiero y autor de dos libros sobre los desmanes de Putin. Sobre él pesa una orden de detención a la Interpol emitida por el Gobierno de Moscú, y que provocó su arresto durante unas horas en España en mayo de 2018.
De aquel empeño salió adelante en 2012 en el Congreso de Estados Unidos la denominada Ley Magnitski, para castigar a los violadores de derechos humanos en Rusia. A raíz de esa ley, el Parlamento Europeo aprobó en 2014 sanciones contra 30 altos cargos conectados con el caso. “Canadá aprobó una ley similar en 2017 y luego Lituania, Estonia, Reino Unido y así hasta un total de 34 países, que han hecho de esa norma la base de la legislación para combatir a los oligarcas”.
Pregunta. ¿Son suficientes las sanciones aprobadas hasta el momento para debilitar a Rusia por la invasión de Ucrania?
Respuesta. Estoy empezando a pensar que la determinación de combatir a Putin empieza a resquebrajarse un poco. Las sociedades occidentales empiezan a sentir que el coste de la guerra es doloroso en términos políticos y están buscando formas de capitular o de evitar que las medidas contra Putin vayan más lejos. Y Putin es un tipo que sabe aprovechar el mínimo resquicio de debilidad.
P. ¿Hay que hacer más?
R. Claro que hay que hacer más. Putin sigue ingresando miles de millones del gas y del petróleo para financiar su guerra. Solo han sido sancionados 35 de los 118 oligarcas que tienen lazos con el Kremlin. Hay que vetar el acceso a todos los bancos, sin excepción.
P. Las autoridades de Estados Unidos han emitido una dura crítica al papel de Suiza en ocultar dinero de los grandes magnates rusos.
R. Suiza es un gran problema, es uno de los principales destinos para el dinero sucio ruso. Se estima que los rusos tienen aquí entre 200.000 millones y 250.000 millones de dólares [entre 185.000 millones y 232.000 millones de euros] y las autoridades suizas solo han congelado activos por valor de unos 7.000 millones de dólares. Así que hay mucho dinero todavía disponible para Vladímir Putin y para su guerra. Los suizos necesitan poner fin a este juego y convertirse en un aliado real en la lucha contra Putin.
P. ¿Qué me dice de otros lugares en Europa que ocultan dinero ruso?
R. Sin duda, el primer lugar es Londres, que es la capital mundial del lavado de dinero, y necesita poner fin a ese doble juego y congelar los activos de los oligarcas de una vez. Y por supuesto yo he visto con mis propios ojos que en España hay muchas propiedades inmobiliarias de ciudadanos rusos ligados al Kremlin. El Gobierno español tiene que hacer su parte, no puede pretender que es el problema y la responsabilidad de otro.
P. ¿Los instrumentos que hay en estos momentos son suficientes para poder hacerlo?
R. Se han aprobado sanciones contra estos oligarcas y España debe investigar si hay dinero que pertenezca a esos oligarcas y dónde lo esconden. Hay países que ya lo están haciendo, como Francia o Alemania, no veo por qué España no puede hacer lo mismo.
P. ¿No teme por su vida?
R. Hace dos años, cuando venía para Davos, fui alertado por los servicios de seguridad británicos de que habían recibido un aviso de sus colegas suizos de que había una trama para matarme en Davos, antes del Foro Económico Mundial. Acabaron arrestando a dos rusos, que mostraron sus pasaportes diplomáticos y abandonaron de inmediato el país. Ahora creo que el nivel de vigilancia ha aumentado considerablemente.
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