Irán juzga a un turista francés detenido en 2020 y acusado de espionaje
El abogado de Benjamin Brière teme que Teherán quiera utilizarlo en un intercambio de presos
Benjamin Brière, un turista francés al que Irán acusa de espionaje, ha comparecido este jueves ante un Tribunal Revolucionario de la ciudad de Mashhad, en el este del país. Brière, que lleva encarcelado casi 20 meses, se encuentra entre la veintena de detenidos extranjeros que, según las organizaciones de derechos, Teherán intenta utilizar como moneda de cambio en sus relaciones con Occidente.
El juicio a Brière, de 36 años, se ha celebrado a puerta cerrada, pero ha sido grabado en víd...
Benjamin Brière, un turista francés al que Irán acusa de espionaje, ha comparecido este jueves ante un Tribunal Revolucionario de la ciudad de Mashhad, en el este del país. Brière, que lleva encarcelado casi 20 meses, se encuentra entre la veintena de detenidos extranjeros que, según las organizaciones de derechos, Teherán intenta utilizar como moneda de cambio en sus relaciones con Occidente.
El juicio a Brière, de 36 años, se ha celebrado a puerta cerrada, pero ha sido grabado en vídeo, según ha revelado uno de sus abogados, Saeid Dehghan. El letrado ha declarado a EL PAÍS que no cree que haya otra sesión y que espera la sentencia para la próxima semana. También ha manifestado su preocupación porque el juez haya empleado la palabra “intercambio” durante la vista. En su opinión, eso significa “intercambio de prisioneros”.
Irán ha recurrido a esa fórmula en el pasado. El último caso conocido fue en junio de 2020 cuando logró que Estados Unidos excarcelara al científico iranoestadounidense Majid Taherí, acusado de violar las sanciones al país asiático, a cambio del regreso a casa del veterano de la Marina de Estados Unidos Michael White. Pero no hay constancia de que algún ciudadano iraní se encuentre encarcelado en Francia en la actualidad.
La policía iraní detuvo a Brière en mayo de 2020 cuando volaba un pequeño dron con cámara (helicam) en una zona desértica cercana a la frontera con Turkmenistán, aunque las autoridades no lo hicieron público hasta febrero del año siguiente. Un mes después, fue acusado de “espionaje y propaganda contra la República Islámica”.
Dehghan explicó entonces que el cargo de espionaje se fundaba en que “estaba haciendo fotos en zonas prohibidas” y el de propaganda en que había suscitado en sus redes sociales “la cuestión de por qué el hiyab es obligatorio en la República Islámica, pero opcional en otros países islámicos”. El abogado también difundió una imagen de Brière y la autocaravana en la que viajaba por Irán.
La detención de Brière se sumó a la de una veintena de ciudadanos extranjeros o con doble nacionalidad que se encuentran atrapados en el sistema judicial iraní bajo acusaciones que los activistas de derechos humanos cuestionan. Entre ellos está también la antropóloga iranofrancesa Fariba Adelkhah, condenada a seis años de cárcel en mayo de 2020 por acusaciones relacionadas con la seguridad nacional.
Poco después, debido a su estado de salud, Adelkhah, de 62 años y a quien también defiende Dehghan, fue autorizada a cumplir esa pena en su piso de Teherán controlada con un brazalete electrónico. Sin embargo, la semana pasada, el poder judicial volvió a ordenar su ingreso en prisión por “violar las condiciones del arresto domiciliario”.
El juicio a Brière y el regreso a la cárcel de Adelkhah se producen cuando Irán negocia con las grandes potencias en Viena la vuelta de Estados Unidos al acuerdo nuclear de 2015. Algunos analistas consideran que no se trata de una coincidencia. “Es una forma de presionar a Francia”, estima una periodista iraní que sigue el proceso. “Teherán considera que los franceses no están cooperando en las negociaciones, que representan el punto de vista de Israel”, añade.
En un gesto que subraya el carácter político de estas detenciones, el exrehén estadounidense Barry Rosen ha iniciado esta semana una huelga de hambre en Viena para pedir la liberación de todos los extranjeros y binacionales detenidos por Irán. “Son seres humanos, no piezas de un juego. Su libertad debiera preceder a cualquier acuerdo que hagamos con un régimen que no es de fiar”, asegura en su cuenta de Twitter.
Rosen, de 77 años, fue uno de los 52 secuestrados por los revolucionarios iraníes durante la toma de la Embajada de Estados Unidos en Teherán hace 42 años. El entonces consejero de prensa lleva tiempo haciendo campaña para que no se olvide a quienes considera también rehenes. El enviado especial de EE UU para Irán, Robert Malley, le aseguró durante una visita el miércoles que el asunto tiene toda su atención y le instó a cesar su huelga.
Malley ha hecho varios llamamientos a la liberación de los ciudadanos con pasaporte iraní y estadounidense. Pero Irán, que no reconoce la doble nacionalidad, responde que se trata de una interferencia en los asuntos judiciales de la República Islámica.
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