Rusia ofrece redoblar su ayuda a Nicaragua, Cuba y Venezuela frente a las “amenazas externas”

El ministro de Defensa ruso dice en Moscú que sus aliados en Latinoamérica necesitan apoyo para hacer frente incluso al “uso abierto de la fuerza militar”

Un hombre camina junto a un mural de Daniel Ortega y Rosario Murillo el 21 de junio, en Managua.STRINGER (Reuters)

El ministro de Defensa ruso, el general del ejército Serguéi Shoigu, ha afirmado que Nicaragua, Cuba y Venezuela, aliados de Rusia en América Latina, requieren “ahora más que nunca” el apoyo de Moscú para hacer frente a lo que ha catalogado como “amenazas”, incluyendo “el uso abierto de la fuerza militar” contra esas naciones, ...

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El ministro de Defensa ruso, el general del ejército Serguéi Shoigu, ha afirmado que Nicaragua, Cuba y Venezuela, aliados de Rusia en América Latina, requieren “ahora más que nunca” el apoyo de Moscú para hacer frente a lo que ha catalogado como “amenazas”, incluyendo “el uso abierto de la fuerza militar” contra esas naciones, que mantienen una tensa relación con Estados Unidos. Shoigu no ha especificado si los tres países han hecho oficialmente una petición de ayuda, pero en un discurso dado el miércoles durante una conferencia sobre seguridad internacional realizada en Moscú, el ministro hizo referencia al apoyo militar que la potencia ha entregado en anteriores ocasiones a sus aliados latinoamericanos.

Crisis política en Nicaragua

“Históricamente hemos establecido relaciones de asociación con Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros países. Ellos han estado resistiendo diversas formas de presión, hasta la amenaza del uso abierto de la fuerza militar durante muchos años. El apoyo de Rusia es requerido ahora más que nunca“, ha dicho el oficial en declaraciones divulgadas por la agencia estatal rusa Tass. Shoigu también hizo referencia al apoyo que Rusia puede dar a la región para combatir el crimen organizado. Sus declaraciones se dan el mismo día que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos diera el visto bueno una la ley, bautizada como RENACER, que impone sanciones al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. La norma incluye un apartado que le permite a la Administración Biden reunir información de inteligencia sobre las actividades e intereses de Rusia en el país centroamericano.

El Gobierno de Ortega ha desarrollado una estrecha relación con Rusia desde que el sandinista regresó al poder en 2007. De hecho, una de las primeras —y pocas— visitas que Ortega ha realizado como presidente al exterior fue a Moscú, en diciembre de 2008, lo que avivó viejos resquemores en Washington, dado que la antigua Unión Soviética fue un aliado estratégico de Nicaragua en tiempos de la revolución sandinista, en los años ochenta. “El respaldo de Moscú y los países del Este de Europa fueron fundamentales en la época de la revolución para sostener el conflicto interno. Rusia proveía armamento y entrenamiento y otros recursos para esa guerra, aunque nunca hemos sabido exactamente los montos ni los recursos que se manejaron con esa ayuda”, explica la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, especialista en análisis de conflictos y seguridad.

El presidente ruso, Vladímir Putin, sorprendió en 2014 cuando realizó una visita sorpresa a Managua como parte de su gira por América Latina. Putin fue recibido en esa ocasión en el Aeropuerto Internacional de la capital nicaragüense por Ortega y su esposa, Rosario Murillo, además de altos mandos del Ejército y la Policía Nacional. Ortega, que dio la bienvenida a Putin con abrazo de camaradas, ya había hecho algunos guiños a Moscú para demostrar su lealtad: fue uno de los pocos países en reconocer la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur. Ortega también respaldó la política de Putin en la crisis de Ucrania y criticó las sanciones impuestas por Occidente contra Moscú en ese momento.

Centro de entrenamiento militar

A cambio de esos respaldos diplomáticos, el líder ruso financió un centro de entrenamiento militar para la lucha contra el narcotráfico que se ha construido en Managua, además de ayuda para el fortalecimiento y modernización del Ejército y 26 millones de dólares (unos 21 millones de euros) para atender desastres naturales. Ocho años después, en 2016, Rusia informó oficialmente de que enviaba a Nicaragua un primer lote de 20 tanques de guerra T-72B, de un total de 50, a un costo de 80 millones de dólares, en el marco del llamado acuerdo de “cooperación técnico-militar” entre ambas naciones. La agencia de información rusa RIA Novosti aseguró que Rusia ya había suministrado al país centroamericano 12 sistemas de defensa antiaérea ZU-23-2, dos helicópteros Mi-17V-5, así como “un lote” de vehículos blindados. Los encargos de Nicaragua a Rusia incluyeron cuatro lanchas patrulleras, a un costo aproximado de 45 millones de dólares. En 2019, en plena crisis desatada por la represión de Ortega contra las protestas que exigían el fin de su mandato, Putin envío una carta en la que le llamaba al exguerrillero “querido amigo, hermano” y aseguraba que Nicaragua “siempre podrá contar con la ayuda de Rusia”.

“No hubo una explicación para entender la razón de la compra de esos tanques rusos, ni de dónde provenían los fondos”, explica Cuadra. “Ha habido personal militar que está recibiendo entrenamiento en Rusia en escuelas militares y también se mantienen los intercambios de personal militar entre ambos países”, asegura. Las declaraciones de Shoigu, continúa la experta, “constituyen un endoso político a Ortega y al Ejército de Nicaragua” cuando el régimen de Managua está aislado internacionalmente y sufre sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. “La ley RENACER ha incluido un punto de interés específico en relación a Nicaragua y Rusia y marca una serie de temas que Estados Unidos va a estar monitoreando, principalmente las relaciones militares, porque [la ley] permite que Estados Unidos pida informes periódicos sobre cómo se manejan estas relaciones”, explica Elvira Cuadra.

“Las declaraciones de Shoigu colocan a Nicaragua nuevamente en el foco de los reflectores de las alarmas en América Latina y particularmente en Estados Unidos. Es probable que estas declaraciones den lugar a elevar el nivel de preocupación de Washington en Centroamérica, que puede caer de nuevo en un esquema perverso de disputas entre potencias”, concluye la analista.

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