“El éxodo venezolano es el más grande que ha visto América Latina en la época moderna”
Filippo Grandi, máximo responsable de ACNUR, conmemora en Colombia el Día Internacional del Refugiado para agradecer el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos
El mundo ha alcanzado, una vez más, la mayor cifra de personas que tuvieron que huir de sus hogares, 82,4 millones, más del doble de hace diez años. Después de Siria, el país más afectado es Venezuela, de donde más de cinco millones de migrantes han salido empujados por la profunda crisis política, económica y social, de acuerdo con los datos que acaba de presentar la oficina...
El mundo ha alcanzado, una vez más, la mayor cifra de personas que tuvieron que huir de sus hogares, 82,4 millones, más del doble de hace diez años. Después de Siria, el país más afectado es Venezuela, de donde más de cinco millones de migrantes han salido empujados por la profunda crisis política, económica y social, de acuerdo con los datos que acaba de presentar la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, en su informe anual.
Filippo Grandi (Milán, 64 años), el máximo responsable de ACNUR, ha mantenido una agitada semana en Latinoamérica. Desde Panamá participó el miércoles en una conferencia internacional de donantes para la crisis migratoria. “Uno de cada cuatro niños venezolanos está separado de uno o sus dos padres. Uno de cada tres va a la cama con hambre. El riesgo para las mujeres es mayor. Violencia doméstica, acoso sexual y abuso están en aumento”, advirtió durante el evento.
Después viajó a Colombia, por mucho el principal país de acogida, con 1,7 millones de venezolanos en su territorio, casi un millón de ellos en situación irregular, donde ya había estado en febrero para acompañar al presidente Iván Duque cuando lanzó un Estatuto Temporal de Protección con una vigencia de diez años. Grandi recibe a EL PAÍS el viernes, en vísperas del Día Mundial de los Refugiados, en una sala del aeropuerto El Dorado de Bogotá, a punto de partir hacia Barranquilla, donde planeaba constatar sobre el terreno la situación de los migrantes en esa ciudad caribeña antes de tomar otro avión con rumbo a Ecuador.
Pregunta. ¿Cuáles son las principales tendencias del informe anual que acaba de presentar?
Respuesta. El dato fundamental es que por noveno año consecutivo aumenta esta cifra que publicamos anualmente, que es la suma total de los desplazados, refugiados y solicitantes de asilo en el mundo. Es significativo que a pesar del aislamiento –que significa fronteras cerradas, vuelos bloqueados, viajes difíciles para todos, incluidos refugiados y migrantes–, son tres millones de personas más. Este aumento asusta. El segundo dato importante es el desplazamiento predominantemente interno. Creo que por dos razones: el cierre de las fronteras y conflictos del tipo que desplazan a las personas. Calculamos que, en los dos años precedentes, un millón de niños nacieron en este tipo de exilio, a causa de guerras, de persecución. Es terrible.
P. ¿Por qué conmemorar el día mundial del refugiado en Colombia, el principal país receptor de la diáspora venezolana?
R. Fue una decisión tomada el 8 de febrero con el presidente Duque [el día en que Colombia anunció el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, ETPMV]. Fue mi manera de reconocer este gesto, complejo, difícil de implementar. Era importante hacerlo, pues no hay muchos países en el mundo que acojan 1,7 millones de personas de un país vecino, que tengan el coraje de tomar una decisión que abre la vía a la inclusión, al acceso a la educación, al empleo, a la salud, tan importante hoy con la pandemia. La inclusión es la forma moderna de protección. Tenemos un concepto un poco legal de la protección, que es importante, pero la medida más eficaz para asegurar la protección de las personas en movimiento es incluirlos. Ecuador está siguiendo el ejemplo, también Perú y otros países.
P. ¿Le preocupa que algún tipo de deriva o de cambio de política migratoria con el cambio de Gobierno en Perú?
R. Las políticas migratorias de los países dependen también de la orientación política, pero lo que yo he observado personalmente en esta región –en la que hemos visto muchos cambios en Ecuador, Argentina, Brasil– es que a pesar de la orientación política hay una coherencia humanitaria y solidaridad, que creo que no va a cambiar. Después de eso hay detalles técnicos importantes, ¿estatuto de protección o no? Vamos a discutirlo con los países, pero hay un enfoque humanitario y solidario muy fuerte, más fuerte que en otras regiones.
P. ¿Cómo valora la gestión que está haciendo Latinoamérica del éxodo venezolano?
R. Es el éxodo más grande que ha visto esta región en la época moderna. Casi seis millones que dejaron el país, y casi cinco en 17 países de la región. Es enorme. No es más grande numéricamente que la crisis siria, pero como extensión geográfica es más grande. Hay venezolanos que han caminado hasta Chile o Argentina, es impresionante. La Organización Internacional para las Migraciones y ACNUR hemos dicho a los países que es importante desarrollar un enfoque regional.
P. Esta semana hubo una conferencia internacional de donantes, auspiciada por Canadá. ¿La crisis de la migración venezolana está recibiendo la atención internacional que merece?
R. Antes no, durante muchos años fue una situación no muy conocida y no muy apoyada. Para los países de acogida era difícil captar la atención de los grandes países donantes, de las instituciones financieras. Ahora, la situación es mejor. La decisión del presidente Duque fue también importante para captar esa atención. La conferencia fue un éxito, casi mil millones de dólares en donaciones [subsidios] y 600 en préstamos en un año difícil para la economía mundial. Es el efecto del estatuto de protección temporal. Esperamos que vaya a continuar.
P. ¿Cuál será el futuro, en unos años, de esa diáspora venezolana?
R. Mi organización no hace parte de ningún proceso político, pero sabemos que hay esfuerzos políticos para encontrar una solución a la crisis venezolana. Si hay una solución, es posible que por lo menos una parte de la diáspora regrese. Pero en el corto plazo, en el momento en que las restricciones de la fronteras por la covid se levanten vamos a ver un aumento del flujo en Colombia, Brasil, Ecuador, en otros países.
P. ¿Qué deben hacer las sociedades latinoamericanas para crear una narrativa migratoria de acogida que se contraponga al discurso xenófobo?
R. Una vez más, esta iniciativa colombiana es importante. Porque si funciona aquí, va a ser un ejemplo positivo, constructivo. La xenofobia existe en todos los países. Hay también en todos los países, empezando por el mío, Italia, una manipulación política de eso. Es una forma de irresponsabilidad terrible, porque no resuelve el problema migratorio, complica las soluciones y crea una situación de odio y división. ¿Por qué estoy aquí? La decisión del estatuto de protección temporal va en la dirección contraria, es una decisión valiente.
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