EE UU adelanta a mediados de julio la salida de las tropas de Afganistán

El Pentágono acelera la retirada, anunciada inicialmente por Biden para el 11 de septiembre, según el diario ‘The New York Times’

Un soldado de EE UU en la base de Bagram, a las afueras de Kabul, en una foto de archivo.JOEL SAGET (AFP)

La retirada final de las tropas de Estados Unidos de Afganistán se realizará a mediados de julio, más de mes y medio antes de la simbólica fecha anunciada por la Casa Blanca recientemente, el 11 de septiembre de 2021, según informaba este martes el diario The New York Times. Las fuentes militares citadas por el rotativo neoyorquino aseguran que la salida de los efectivos estadounidenses coincidirá con la marcha de las tropas de la OTAN de...

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La retirada final de las tropas de Estados Unidos de Afganistán se realizará a mediados de julio, más de mes y medio antes de la simbólica fecha anunciada por la Casa Blanca recientemente, el 11 de septiembre de 2021, según informaba este martes el diario The New York Times. Las fuentes militares citadas por el rotativo neoyorquino aseguran que la salida de los efectivos estadounidenses coincidirá con la marcha de las tropas de la OTAN desplegadas en aquel país.

La salida de las tropas aliadas coincide con un repunte de la violencia en Afganistán, con tensiones al alza entre los talibanes y el Gobierno de Kabul. Este miércoles, los talibanes amenazaron con tomar represalias contra los países cercanos a sus fronteras si estos permiten que Estados Unidos use su territorio para operaciones militares y de contraterrorismo una vez que las tropas norteamericanas hayan abandonado el país asiático, según informa Reuters. Existe cierto consenso entre expertos y diplomáticos en torno a la idea de que el futuro papel que jugará Washington en la región puede incluir tener bases en países cercanos, en especial en Pakistán. Según fuentes militares citadas por Reuters, el Pentágono estaría explorando también opciones en Tayikistán y Uzbekistán, aunque de momento no han llegado a ningún acuerdo con ninguno de estos países.

El punto y final a la guerra más larga que ha luchado Estados Unidos está lleno de interrogantes. “La retirada de fuerzas es una operación delicada que acarrea riesgos”, declaró al Times Michèle Flournoy, antigua número dos de Defensa bajo la Administración de Barack Obama.

El pasado mes de abril, el presidente Joe Biden anunciaba la retirada de todas las tropas estadounidenses que quedan desplegadas en Afganistán en una fecha cargada de simbolismo, el próximo 11 de septiembre, cuando se cumplen 20 años de los ataques terroristas en Nueva York y Washington que llevaron a la Administración de George W. Bush a comenzar esta guerra.

Con esa decisión, Biden desoía a sus asesores militares, que le aconsejaban mantener un número residual de efectivos en el país para ayudar a las fuerzas afganas de seguridad a mantener alejados de los grandes núcleos a los talibanes. Según cita el Times, un alto cargo del Pentágono calificó ese periodo de interinidad hasta la total salida de fuerzas como “un purgatorio”.

La cifra oficial de soldados desplegados en Afganistán, casi dos décadas después del inicio del conflicto, se sitúa en los 2.500 efectivos, si bien el número es variable y ahora mismo se calcula que hay más de 3.000, además de los 7.000 militares de la coalición aliada, sobre todo de países de la OTAN.

Una vez que la Administración Biden anunció la retirada de su Ejército, el Pentágono comenzó a trabajar para que el período de salida y cierre de operaciones fuera lo más corto posible, siempre según The New York Times. Fue en ese momento cuando Defensa se percató de que en realidad no había demasiado material de guerra que sacar de Afganistán, ya que previas administraciones habían reducido la presencia militar a los antes citados 3.000 efectivos, y la salida podía adelantarse.

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El 7 de octubre de 2001, George W. Bush comenzó la guerra contra Afganistán, país en manos de los talibanes, a los que Washington acusaba de dar guarida a Osama Bin Laden y otros líderes de Al Qaeda vinculados a la matanza del 11-S. Aquella operación militar ha dejado más de 2.000 soldados norteamericanos muertos. Después de miles de vidas perdidas y de miles de millones de dólares invertidos, EE UU no ha conseguido derrotar a los talibanes ni obtener progresos relevantes en el debilitamiento del extremismo islámico.

La guerra como tal concluyó formalmente en 2014 durante el segundo mandato de Barack Obama y, desde entonces, la presencia norteamericana ha tenido fundamentalmente el objetivo de demostrar el respaldo al Gobierno de Kabul frente a la amenaza de los talibanes. Donald Trump, que llegó al Despacho Oval decidido a honrar su promesa de cesar las “guerras lejanas”, mantuvo la presencia de las tropas debido a la inestabilidad del país y la amenaza terrorista.

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