Janez Lenarcic: “Falta voluntad política de los países para dar más ayuda humanitaria”

El comisario europeo de Gestión de Crisis lamenta que el 90% de la financiación de la UE provenga de Bruselas y cuatro países

El comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, en una rueda de prensa en Bruselas.POOL (Reuters)

La pandemia ha puesto al mundo contra las cuerdas. Los efectos de la covid-19 van más allá de la estadística epidemiológica: la ONU estima que la emergencia ha dejado a 235 millones de personas en manos de la ayuda humanitaria. Para atender esa cifra, que triplica la de 2014, el año pasado se requirieron 32.500 millones de euros, un salto del 34% que la comunidad internacional fue incapaz de atender por completo (no se llegó ni a cubrir la mitad). Según la ...

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La pandemia ha puesto al mundo contra las cuerdas. Los efectos de la covid-19 van más allá de la estadística epidemiológica: la ONU estima que la emergencia ha dejado a 235 millones de personas en manos de la ayuda humanitaria. Para atender esa cifra, que triplica la de 2014, el año pasado se requirieron 32.500 millones de euros, un salto del 34% que la comunidad internacional fue incapaz de atender por completo (no se llegó ni a cubrir la mitad). Según la Comisión Europea, quedaron pendientes 17.500 millones de euros.

El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic (Liubliana, Eslovenia, 53 años) explica que la brecha se abrió sobremanera el año pasado por la pandemia, pero advierte de que detrás de ese boquete hay una dinámica que lleva tiempo produciéndose. “A lo largo de los años ha habido una tendencia sostenida de un incremento de la ayuda humanitaria, principalmente a causa de la proliferación de conflictos, pero también del impacto del cambio climático y la degradación medioambiental”, explica el comisario en una entrevista con el grupo de diarios LENA. A la vez que las urgencias aumentaban, sin embargo, la aportación de recursos a esa ayuda lo hacía de forma muy lenta. Hasta que la brecha, cada vez más grande, se hizo insostenible en 2020. “Creció dramáticamente”, resume.

Ese nuevo entorno impone cambios en la política humanitaria de Bruselas, que este miércoles presentó una comunicación en la que urge a sus principales aliados mundiales, por una parte, y a los países de la UE, por otra, a una mayor implicación tras concluir que el sistema de financiación actual “no es sostenible”.

“Estados Unidos, Alemania y la Comisión Europea dan cerca del 60% de toda la ayuda humanitaria a escala global. Y ese no es un reparto de la carga justo”, sostiene el comisario. Bruselas espera poder aprovechar el aire nuevo en la Casa Blanca para dar un impulso renovado al multilateralismo, también en ese terreno. Sin embargo, también dentro de la UE la mayoría de los países sigue sin arrimar el hombro. “La fotografía no es mucho mejor. Cuatro países miembros y la Comisión Europea dan el 90% de todos los fondos para ayuda humanitaria. Eso quiere decir que los 23 restantes solo aportan el 10% del total”, lamenta Lenarcic.

Esos cuatro países que hacen un mayor esfuerzo son Alemania, Dinamarca, Suecia y los Países Bajos. Según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés) de la ONU, España está muy rezagada entre los Veintisiete. Alemania toma la delantera de largo a todos los socios, pero la ayuda sueca es igualmente 17 veces superior a la española; y la holandesa, 10 veces. Y las donaciones de Luxemburgo, Irlanda, Francia e Italia son también más elevadas que las de España.

Lenarcic rechaza señalar a ningún país en concreto, tampoco a España, si bien admite los pasos que está dando Francia. Bruselas ha puesto sobre la mesa de nuevo el compromiso de los 27 países de dedicar el 0,7% de su presupuesto a cooperación y desarrollo —que solo Suecia, Luxemburgo y Dinamarca cumplían en 2019—. Y de esos fondos, un porcentaje debe servir para engrosar los fondos para la ayuda humanitaria.

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Lenarcic no cree que los países puedan excusarse con que vehiculan sus fondos a través de ONG, puesto que ese dinero podría contabilizarse fácilmente. “Creo que es simplemente la insuficiente voluntad política para hacer más por las necesidades humanitarias en el mundo. Y no veo ningún argumento convincente que la respalde, porque los últimos eurobarómetros señalan que el apoyo de los ciudadanos europeos a la ayuda humanitaria es increíble. Por encima del 90% de los ciudadanos cree que es importante esa demostración de solidaridad europea”, razona Lenarcic, quien aboga por implicar más al sector privado.

La Comisión Europea quiere intensificar la ayuda humanitaria con un instrumento para poder actuar por sí misma. Bruselas ya lo tuvo que hacer el año pasado con los llamados puentes aéreos para repatriar ciudadanos y trasladar material sanitario. Entre mayo y octubre de 2020, la UE cerró 67 operaciones a cuatro continentes.

Los movimientos de Rusia y China con sus vacunas en África o América Latina, sin embargo, amenazan con deslucir esa acción exterior de la UE. Lenarcic lo tiene claro: “Hay que agarrarse a los hechos, porque hay mucha propaganda e incluso desinformación”. El comisario argumenta que la Comisión Europea es el primer donante mundial y sigue siendo el primer aliado comercial e inversor de África. “Si algo caracteriza nuestra ayuda humanitaria es la neutralidad, la independencia y la imparcialidad”, añade.

Lenarcic apuesta por que los regímenes de sanciones de la UE incluyan excepciones humanitarias —para evitar que la población padezca en caso de una emergencia— y poder castigar a quien incumpla el derecho humanitario internacional. De todo ello, anunció Lenarcic, se ocupará este año un foro europeo en el que participarán países miembros, ONG y organizaciones multilaterales, entre otros.

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