La comunidad boliviana en Argentina arropa a Evo Morales en un mítin multitudinario
El expresidente se muestra convencido de la victoria de su candidato en las elecciones presidenciales
Este miércoles, pasadas las cuatro de la tarde, una vieja camioneta cruza el barrio de Villa Soldati, en el sur de Buenos Aires, con whipalas y banderas bolivianas en sus ventanas.
— ¿Jugó Bolivia, hermano?, pregunta con el semáforo en rojo un vecino sorprendido por la procesión de autobuses y automóviles que no dejan de llegar.
— No. ¡Vamos a ver a Evo, nuestro presidente!, le contesta con entusiasmo el copiloto de la camioneta.
Se llama Wilfredo Choque. Es albañil. Tiene cinco hijos. Nació en el norte de Potosí, pero desde hace 17 años vive en una barriada de Isidro Casanova, en la periferia sur de la capital argentina. Junto a una docena de amigos más, se dirige hacia el Club Deportivo Español, donde en un par de horas hablará Evo Morales.
— ¡Esto es una fiesta!, dice Choque al entrar en un estadio abarrotado en el que la música de los bombos de distintas agrupaciones se mezcla con la del grupo folklórico que sube al escenario y los gritos de alegría de las gradas al recibir chorros de agua que alivian de un calor infernal.
"Vamos a volver el 3 de mayo al Gobierno con el voto del pueblo boliviano", asegura Morales
Con casi 350.000 residentes censados, Argentina es el país con más bolivianos en el exterior y esta comunidad inmigrante es la segunda más numerosa aquí después de la paraguaya. Uno de cada cuatro votaron en las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre y dejaron claro que el desgaste de Morales no había cruzado la frontera sur: el 82% de los de los 98.458 residentes que concurrieron a las urnas optó por su reelección. Carlos Mesa quedó lejísimos en segundo lugar, con el 8,7% de los sufragios.
"Bolivia antes de Evo era pobreza. Con él mejoró todo, hizo crecer Bolivia. Ahora podemos ir con nuestros vehículos allá de vacaciones porque las rutas están pavimentadas. Antes era imposible, volvías con el coche roto", cuenta Jimena Vázquez, ama de casa de 29 años, al justificar su respaldo a Morales. Ella y sus dos hijas, de cinco y cuatro años, han tomado un tren y dos autobuses para llegar desde Merlo, en la periferia oeste, hasta el acto. Su marido, albañil, se ha quedado trabajando. "Ahorramos la plata que podemos y la mandamos, pero no está fácil", asegura.
La inmigración boliviana ha disminuido en los últimos años por el crecimiento económico del país andino y la nueva crisis económica argentina. "Mis hermanas y algunas amigas se regresaron porque Bolivia estaba mejor que aquí. Nosotros también pensamos en regresar este año, que fue durísimo, pero luego hubo el golpe contra Evo, empezó el quilombo y nos quedamos. Y ahora no sé, tengo mucho miedo", dice angustiada Miguelina Castro. "Tengo mucho miedo de que no gane las elecciones y que lo destruyan todo", repite al borde de las lágrimas.
Morales renunció a la presidencia el 10 de noviembre después de perder el respaldo del Ejército y en medio de protestas tras su cuestionada victoria en las elecciones presidenciales. La crisis política, agravada con la asunción del gobierno interino de Jeanine Áñez, es seguida con gran preocupación desde el país vecino, donde se ha refugiado Morales.
El acto de este miércoles, que coincide con el 14 aniversario de la asunción del líder indígena, se convierte en una muestra multitudinaria de apoyo al ex mandatario. Miles de personas —40.000 según la organización— lo reciben al grito de "Evo, no estás solo, carajo" cuando sube al escenario.
"Lo que viene es cómo recuperar la democracia. Estoy convencido de que es cuestión de tiempo. Vamos a recuperar la democracia y vamos a volver al gobierno, no con armas como la derecha, no con balas como los racistas-fascistas", arenga Morales. "Vamos a volver el 3 de mayo al Gobierno con el voto del pueblo boliviano, pacíficamente, democráticamente", continúa.
En primera fila lo escuchan el candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, y el exvicepresidente Álvaro García Linera, junto a sindicalistas argentinos. Vítores y aplausos interrumpen varias veces su discurso, que se extiende a lo largo de más de una hora.
— A volver, a volver, vamos a volver, canta al dirigirse hacia la salida un grupo de bolivianos que ha hecho suyo uno de los cánticos peronistas más repetido en las marchas durante el gobierno de Mauricio Macri. Al escucharlos, algunos les sonríen; otros fruncen el ceño, llenos de dudas.
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