Atenas envía tres barcos para alojar a los refugiados y planea edificar un campo de detención en Moria
Miles de desplazados pasan la noche al raso en los márgenes de la carretera ante el bloqueo de la policía
Con los niños entre los brazos, cubiertos algunos por las mantas que pudieron rescatar antes de que las devorase el fuego, apelotonados para darse calor, miles de refugiados han dormido al raso a la vera de las carreteras y en las colinas de Lesbos tras el incendio que, durante la noche del martes al miércoles, devastó buena parte del campamento de Moria, en el que habitaban entre 12.000 y 13.000 personas. En la tarde del miércoles, dos nuevos fuegos se desataron en las rui...
Con los niños entre los brazos, cubiertos algunos por las mantas que pudieron rescatar antes de que las devorase el fuego, apelotonados para darse calor, miles de refugiados han dormido al raso a la vera de las carreteras y en las colinas de Lesbos tras el incendio que, durante la noche del martes al miércoles, devastó buena parte del campamento de Moria, en el que habitaban entre 12.000 y 13.000 personas. En la tarde del miércoles, dos nuevos fuegos se desataron en las ruinas del campo y ardieron durante varias horas inutilizando lo poco que quedaba en pie. Al mediodía del jueves, los restos de las carpas utilizadas por los refugiados volvieron a arder y un denso humo se extendió por la zona, según informaron los medios locales.
“Esto es terrible, más duro que el infierno. No tenemos dónde dormir, no tenemos adónde ir, la policía no nos deja ir a Mitilene [la capital de la isla]. Somos seres humanos y pedimos que nos traten como a seres humanos”, se queja Hussein, uno de los refugiados, en conversación telefónica: “Toda nuestra esperanza está puesta en que nos ayude la Unión Europea, porque esto no lo puede gestionar Grecia por sí sola”.
La cadena griega de televisión MEGA mostró imágenes de los refugiados hacinados en los arcenes “a lo largo de kilómetros”, según informó el canal, y también de los policías antidisturbios que bloqueaban el paso en la carretera que lleva hasta la capital de la isla. La noche anterior varios medios informaron de que los agentes lanzaron gas lacrimógeno a los refugiados para dispersarlos.
Durante la madrugada de este jueves, 325 niños no acompañados fueron evacuados de la isla a Salónica, en el continente, en tres vuelos fletados por el Gobierno griego y la Organización Internacional de las Migraciones y de allí serán trasladados a otros países europeos que los acepten. Otro centenar permanecen en instalaciones de Unicef. El ministro de Migraciones, Notis Mitarakis, dijo que un millar de refugiados, entre aquellos más vulnerables, serán alojados en un ferry anclado en el puerto de Mitilene, y otros dos buques de la Armada llegarán a lo largo de este jueves para alojar a más personas.
Los barcos, no obstante, siguen siendo insuficientes para todos aquellos que se han quedado sin techo. Por ello, el Gobierno planea que el Ejército reparta tiendas de campaña y otros suministros, y la Organización Mundial de la Salud se ha comprometido al envío de material médico.
“La situación es crítica, de absoluta emergencia. Está siendo muy difícil contactar con nuestros pacientes porque se les acaba la batería de los teléfonos y están desperdigados por las colinas, los campos y los pueblos alrededor de Moria. Lo que nos piden todos es agua potable, comida y mantas, porque no se les han distribuido”, explica Mario López Alba, psicólogo de Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta organización humanitaria ha podido retomar parte de sus labores de asistencia pues su clínica no sufrió daños, al encontrarse separada del campo de refugiados de Moria. Con todo, asegura el médico, sí han tenido algunos problemas para acceder por los bloqueos de carreteras que han establecido algunos vecinos contrarios a los migrantes: “Hay mucha tensión en la isla, porque no se sabe lo que va a suceder, con miles de personas en la calle y el riesgo de contagios de COVID, porque tienes a un montón de gente en una situación límite”.
El Gobierno griego ha anunciado que reconstruirá Moria, pero no como campamento de refugiados sino como un centro de detención totalmente cerrado, algo que ya había provocado protestas en la isla a principios de año. “Moria necesita una estructura cerrada, que garantice condiciones dignas de vida a los residentes”, explicó el ministro Mitarakis, que también anunció que, tras las pertinentes investigaciones policiales, los autores del incendio del campo serán deportados de Grecia.
El alcalde de Mitilene, Stratis Kytelis, ya ha mostrado la oposición a la reconstrucción de Moria y ha exigido el traslado a la Grecia continental de todos los refugiados. “Llevamos tiempo insistiendo en que hay que descongestionar la isla, no es posible que una estructura pensada para 2.800 personas acoja a 12.000”, dijo en declaraciones al portal de noticias griego In.gr.
Es la opinión compartida por 31 organizaciones de derechos humanos con presencia en Grecia que han pedido al Gobierno la evacuación de los damnificados por el incendio. “Urgimos a las autoridades griegas a que trabajen en un plan coherente para utilizar todos los recursos disponibles, incluidos los de la Unión Europea, y renovamos nuestro llamamiento a que los líderes europeos compartan la responsabilidad para la recepción y el apoyo a los solicitantes de asilo”, han manifestado estas organizaciones en un comunicado. Asimismo, exigieron a las autoridades dejar de utilizar un “lenguaje inflamatorio” y tomar las medidas necesarias para “reducir el riesgo de violencia”.
El Gobierno ha hecho oídos sordos a estas peticiones y, este jueves, el portavoz del Ejecutivo, Stelios Petsas, afirmó que sólo los menores no acompañados serán transferidos fuera de Lesbos. “Algunos no respetan el país que les acoge. Pensaban que incendiando Moria podrían abandonar la isla; pueden olvidarse de ello”, señaló.