La estrella de la socialdemocracia alemana se hace mayor
El líder de las juventudes del SPD abandona el cargo y se prepara para dar el salto al Bundestag
Se llama Kevin Kühnert y es la estrella ascendente de la socialdemocracia alemana. Es un tipo carismático y rebelde, que acaba de dar un paso decisivo para su madurez política y tal vez para su partido, el SPD. Kühnert ha anunciado esta semana que abandonará la jefatura de los Jusos, las poderosas juventudes del partido, para dar el salto al Bundestag en las elecciones de 2021. El joven con cara aniñada y tupé a lo Tintín quiere más.
Su decisión ha causado cierta conmoción, también en su partido, donde el ala más centrista teme que Kühnert escore el partido más hacia la izquierda. A est...
Se llama Kevin Kühnert y es la estrella ascendente de la socialdemocracia alemana. Es un tipo carismático y rebelde, que acaba de dar un paso decisivo para su madurez política y tal vez para su partido, el SPD. Kühnert ha anunciado esta semana que abandonará la jefatura de los Jusos, las poderosas juventudes del partido, para dar el salto al Bundestag en las elecciones de 2021. El joven con cara aniñada y tupé a lo Tintín quiere más.
Su decisión ha causado cierta conmoción, también en su partido, donde el ala más centrista teme que Kühnert escore el partido más hacia la izquierda. A este joven de 31 años, cuyas posiciones se sitúan en el extremo más izquierdo de la socialdemocracia alemana, se le atribuye en buena medida el triunfo de Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken, que el año pasado fueron elegidos para presidir el SPD. Kühnert optó en aquella ocasión por esperar su momento y no presentar su candidatura e impulsar el cambio al improbable tándem de improbables ganadores, decididos a combatir “el neoliberalismo”, que acabó por triunfar.
Aquel movimiento dejó claro una vez más que Kühnert tiene mucho tirón. Para empezar, porque los Jusos no son las juventudes de un partido cualquiera. Es un aparato, en el que forjaron líderes como Gerhard Schröder o Andrea Nahles y en el que hoy conviven unos 70.000 militantes de entre 14 y 35 años. La voz de los Jusos resuena con fuerza en los congresos del partido. Se les escucha y se les tiene muy en cuenta.
Allí, los discursos de Kühnert ante los más veteranos son aplaudidos con fruición por los militantes. En parte por su capacidad oratoria, pero también porque son conscientes de que este político conecta a un SPD envejecido con votantes más jóvenes, que necesitan para sobrevivir. “En el SPD saben que los Jusos pueden movilizar a los votantes y crear estados de opinión dentro del partido. Kühnert simboliza la juventud en un partido que se preocupa más de las pensiones que de los asuntos que afectan a los más jóvenes”, interpreta el politólogo Gero Neubauer.
Kühnert se opuso hace tres años con vehemencia a continuar gobernando en coalición con el centro-derecha de Angela Merkel en la gran coalición. Defendió que el partido, en caída libre debía recomponerse y buscar su nueva identidad en la oposición. No logró convencer a la mayoría del partido, cuyas bases optaron finalmente por seguir adelante en la gran coalición. Pero sus tesis sedujeron a una parte considerable de las bases y también del aparato y la pugna evidenció la gran brecha existente entre las dos almas que conviven en el SPD. Aquella batalla también dejó claro que el partido no podía prescindir del líder de los Jusos en su proyecto de renovación.
Era post Merkel
Ahora, el anuncio de Kühnert llega en un momento crucial para un SPD que sigue sin levantar cabeza. La crisis del coronavirus ha reforzado a los partidos de la gran coalición, pero sobre todo al conservador de la canciller Merkel. El SPD ronda ahora un 14% en intención de voto, lejos incluso del 20,5% que infligió una caída histórica a la formación en las generales de 2017. Ahora es cuando la formación aspira a delinear un nuevo perfil político para una formación desdibujada, con vistas a la era post Merkel.
Prueba del peso político de Kühnert es el revuelo que ha causado su anuncio, que ha dado pie a ciertas críticas a su trayectoria profesional, en un país que reverencia los títulos académicos. El joven líder no cuenta con un título universitario, ya que no acabó los estudios, que dejó de lado para dedicarse de lleno y sobre el terreno a la política. Antes trabajó en un call center durante algo más de tres años, como ha recordado ahora a los que le critican. En un tuit explicó que trabajó por un salario por debajo del mínimo; el mismo que sacó adelante su partido. “Nadie tiene que elegirme por eso, pero es parte de mi experiencia y no me arrepiento de nada”, añadió.
De momento, peleará por su mandato en el Bundestag en las generales del otoño de 2021 por el distrito berlinés de Tempelhof-Schöneberg. Si lo logra, dispondrá de una inmejorable plataforma para escalar en un partido plagado de barones y que sigue considerándole excesivamente joven. Kühnert no tiene prisa; ha demostrado que sabe esperar.