Borrell viaja a Turquía para rebajar la tensión en el Mediterráneo Oriental

Fragatas turcas han protagonizado incidentes con Francia a raíz de la guerra en Libia y con Grecia y Chipre en su pugna por los hidrocarburos submarinos

El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, choca el codo con el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, antes de su reunión en Ankara este lunes.Necati Savas/EU Commision /dpa (Europa Press)

Los conflictos con Turquía en el Mediterráneo Oriental, derivados de la pugna por las reservas de hidrocarburos y la guerra de Libia, se han convertido en uno de los temas más apremiantes a los que se enfrenta el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell. Las relaciones con el país euroasiático “están lejos de ser las ideales”, reconoció el jefe de la diplomacia europea este lunes en Ankara, adonde acudió para rebajar l...

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Los conflictos con Turquía en el Mediterráneo Oriental, derivados de la pugna por las reservas de hidrocarburos y la guerra de Libia, se han convertido en uno de los temas más apremiantes a los que se enfrenta el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell. Las relaciones con el país euroasiático “están lejos de ser las ideales”, reconoció el jefe de la diplomacia europea este lunes en Ankara, adonde acudió para rebajar la tensión después de hacer escala en Atenas y Nicosia.

Hace tiempo que el control de las aguas más orientales del Mare Nostrum enfrenta a varios países (los miembros de la UE Grecia y Chipre, aliados a Egipto e Israel) con Turquía, a la que en palabras de su ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, se intenta “aprisionar” mediante pactos entre dichos países que excluyen a Turquía y a la comunidad turca de Chipre del reparto de los hidrocarburos. En el último año la tensión se ha disparado con el envío de fragatas turcas y buques de perforación a aguas chipriotas y, de hecho, el pasado verano la UE aprobó un paquete de sanciones. Esto no ha hecho torcer el brazo de Turquía, que sigue clamando por un reparto más justo de las Zonas Económicas Exclusivas en el Mediterráneo.

“Si la Unión Europea aprueba nuevas medidas contra Turquía, no nos quedará más remedio que responder. Esto no es una amenaza, es un hecho”, advirtió Çavusoglu en su comparecencia con Borrell. La referencia es, claramente, a volver a permitir el libre paso de migrantes hacia territorio europeo provocando una crisis similar a la del pasado marzo en la frontera greco-turca, pues este -el de la gestión migratoria- es otro de los temas en los que Turquía se siente maltratada por la UE: no se han previsto fondos extra para el mantenimiento de los refugiados sirios en Turquía más allá de este año y las contrapartidas prometidas a Ankara, la liberalización de visados y la actualización del acuerdo de Unión Aduanera, no se han materializado. “Las promesas hechas a Turquía deben cumplirse. Les guste o no”, exigió Çavusoglu.

El tono bronco de Çavusoglu en la comparecencia de ambos políticos da una idea de la dificultad por la que atraviesan las relaciones, si bien una fuente diplomática europea explicó a EL PAÍS que la reunión con Borrell fue “muy profesional y enfocada en resultados”. “He venido a tratar de reducir la tensión en este tema. Está claro que hay grandes puntos de desacuerdo en ambos lados. Hace falta relanzar el diálogo, [porque] esto no se puede arreglar en una conversación de unas horas”, dijo Borrell, que propuso que la UE medie entre Turquía, Grecia y Chipre y negociar un nuevo acuerdo euro-turco que tenga en cuenta las cuestiones que preocupan a Ankara. Eso sí, pidió al Ejecutivo turco que se abstenga de “acciones unilaterales” y tome en consideración los temas que son “sensibles” para el Gobierno chipriota, al que Turquía no reconoce por considerar que solo representa los intereses de la comunidad griega de la isla, dividida desde 1974.

Pero además de con estos países, en los últimos meses se han incrementado los roces entre Turquía y Francia a raíz de la guerra en Libia, en la que cada país apoya al bando contrario. París acusa a Turquía de violar el embargo de armas al enviar material al Gobierno de unidad libio y Ankara alega que los franceses no deberían participar en las patrullas de la OTAN y la UE que vigilan las aguas libias, pues les acusa de ser una parte del conflicto al suministrar instructores y armamento al mariscal rebelde Hafter. Francia ha decidido, además, retirarse de la misión de la OTAN, Sea Guardian, tras un incidente con fragatas turcas el mes pasado. De ahí que en su visita a Turquía, Borrell se entrevistase también con el ministro turco de Defensa, el general Hulusi Akar, para tratar de rebajar los ánimos: “No es aceptable que haya este tipo de incidentes entre dos países aliados. Debemos evitar cualquier tipo de incidentes que pueda desencadenar mayores problemas”.

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