Salvini lanza una moción de censura y prepara su asalto al Gobierno

El paso de la formación ultraderechista pone en marcha oficialmente el procedimiento para forzar unas elecciones en otoño

Matteo Salvini, este jueves en Pescara. En vídeo: declaraciones del ministro del interior, Matteo Salvini, y del primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
Roma -

El líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, formalizó este viernes su amenaza de tumbar al Gobierno del que es parte y presentó una moción de censura contra el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, al que hasta ahora apoyaba en coalición con el Movimiento 5 Estrellas (M5S). Con este paso se ha puesto en marcha la maquinaria para desmantelar el Ejecutivo y se abre un escenario con varias opciones; desde la configuración de otra mayoría para acabar la legislatura a la convocatoria de elecciones. Los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados deberán fijar ahora la fecha para votar la moción.

El vice primer ministro y responsable de Interior, Matteo Salvini, abrió un cisma en el Gobierno el jueves después de dos días de intensa crisis en los que las divergencias que lastraban desde hace tiempo a la coalición se hicieron ya insalvables. El líder de la Liga dio por rota la alianza con el M5S, exigió elecciones adelantadas “lo antes posible” y comenzó a preparar su asalto al Gobierno, en el que ahora es el socio minoritario.

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El vice primer ministro y responsable de Interior, Matteo Salvini, abrió un cisma en el Gobierno el jueves después de dos días de intensa crisis en los que las divergencias que lastraban desde hace tiempo a la coalición se hicieron ya insalvables. El líder de la Liga dio por rota la alianza con el M5S, exigió elecciones adelantadas “lo antes posible” y comenzó a preparar su asalto al Gobierno, en el que ahora es el socio minoritario.

“Demasiados noes hacen daño a Italia que, en cambio, necesita volver a crecer y volver a votar rápidamente. Quien pierde el tiempo perjudica al país y solo piensa en la silla de mando”, justificó en una nota La Liga después de la presentación de la moción en el Senado.

La noche antes, en uno de los mítines de su gira por las playas italianas, Salvini anunció que en unas próximas elecciones tiene intención de presentarse en solitario, sin coaliciones. Las encuestas de momento le sonríen. “Pido a los italianos que me den plenos poderes para poder hacer lo que hemos prometido sin piedras en el zapato. Quien elige a Salvini, sabe lo que elige”, dijo el líder de la Liga.

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A los últimos comicios generales, en marzo del año pasado, la formación acudió en coalición con la conservadora Forza Italia de Silvio Berlusconi y con la extrema derecha de Hermanos de Italia. La Liga fue el partido más votado de los tres, con el 17% de los votos. Los últimos sondeos le dan una intención de voto superior al 36%, por lo que no podría gobernar sin apoyos, atendiendo a las encuestas, pero sí con el respaldo del resto de la derecha.

Tras retirarse la Liga del Gobierno de coalición, el primer ministro, Giuseppe Conte, tenía dos opciones: presentar su dimisión al presidente de la República, Sergio Mattarella —la salida que hubiera preferido Salvini— o acudir a las Cámaras para confirmar su apoyo. Pero el proceso se ha acelerado por la iniciativa de Salvini, que también sacudió el viernes mercados y disparó la prima de riesgo.

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En la sesión para votar la moción, pendiente de que la semana próxima se fije la fecha, Conte constatará si tiene apoyo suficiente entre los parlamentarios, algo improbable, puesto que por el momento solo lo secunda el M5S. El jueves, el primer ministro anunció su intención de retar en ese momento a Salvini, en calidad de senador, a explicar los motivos por los que ha tumbado al Ejecutivo y lo acusó de oportunismo electoralista, de pretender “capitalizar” el apoyo del que ahora disfruta la Liga.

En el remoto caso de que Conte consiguiera apoyos suficientes en el Parlamento para conformar una nueva mayoría, con el Partido Democrático (PD) como única opción a explorar, el jefe del Estado podría encargarle la formación de un nuevo Ejecutivo, que se conocería como Conte bis.

El ambiente político está cada vez más encendido y Salvini ha echado gasolina al fuego arremetiendo contra sus hasta ahora socios acusándolos de pretender montar un Gobierno con el PD. “Espero que nadie esté pensando en tomar el pelo a los italianos, en retrasarlo todo o en inventarse un Gobierno que sería inaceptable para la democracia”, declaró este viernes.

Con su líder, Luigi Di Maio, desaparecido de la escena pública, el M5S sigue en estado de shock y trata de digerir la embestida del ministro de Interior. La formación respondió al dirigente de la Liga a través de una nota: “Querido Salvini, estás desvariando, invéntate otra cosa para justificar lo que has hecho, juglar”. Y añadió: “Di Maio-Renzi [exlíder del PD] es una fake news de Salvini para esconder la traición al contrato de Gobierno y al país”.

Ejecutivo técnico

El secretario general del Partido Democrático, Nicola Zingaretti, ha rechazado la idea de ofrecer su apoyo a Conte para que pueda formar una mayoría alternativa. “Soy contrario a cualquier transformismo, es necesario ir a las urnas. Que nadie se haga el listo con esto”, declaró en una entrevista con Radio Capital.

Con este panorama, resultará decisiva la figura del presidente de la República, el verdadero árbitro en el tablero político italiano y que hasta ahora se ha mantenido en un segundo plano, aunque ya ha dado muestras de su firmeza con el veto a un ministro euroescéptico.

Además de convocar consultas y encargar que se sondeen posibles nuevas mayorías, Mattarella también podría designar un Gobierno técnico provisional, en Italia llamado “de objetivos”, dirigido por una figura de corte tecnócrata con la única misión de elaborar los presupuestos generales de 2020, que deberían estar listos antes de fin de año. Esta opción, a la que hasta ahora se han opuesto casi todos los partidos, también requiere el voto de la mayoría en el Parlamento.

Si el presidente decide disolver las Cámaras y convocar elecciones, los italianos estarían llamados a las urnas en un plazo mínimo de 45 días y en un máximo de 70, por lo que los comicios se celebrarían en torno a la segunda mitad de octubre.

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