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El Congreso argentino debate, en medio de disturbios, unos Presupuestos marcados por los ajustes

Grupos de manifestantes arrojan piedras contra la Policía, que reprime con gases lacrimógenos y cañones de agua. Hay casi una treintena de detenidos y siete heridos

Policías custodian el Congreso argentino ante manifestantes que rechazan el Presupuesto 2019.
Policías custodian el Congreso argentino ante manifestantes que rechazan el Presupuesto 2019.AP

El Congreso argentino amaneció este miércoles vallado y custodiado por policías. El operativo de seguridad anticipaba una jornada tensa en la Cámara de Diputados: la votación del Presupuesto 2019, que contempla un recorte del gasto público superior a los 10.000 millones de dólares para equilibrar la balanza fiscal, tal y como exige el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras el rescate de 57.000 millones de dólares pactado en junio. Partidos de izquierda y organizaciones sindicales y sociales habían convocado a manifestarse en las calles de Buenos Aires contra el que bautizaron como "el presupuesto del ajuste", pero la multitudinaria movilización terminó con violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías y casi una treintena de detenidos. En el interior del hemiciclo, legisladores oficialistas y opositores se enzarzaron en una discusión a gritos e interrumpieron la sesión en varias ocasiones por los incidentes.

"No al presupuesto del FMI. No nos recorten el futuro" podía leerse en las pancartas de los miles de manifestantes que ocuparon la plaza frente al Congreso a partir del mediodía. Cerca de las dos de la tarde, un grupo de manifestantes comenzó a arrojar piedras y palos contra los uniformados, que respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua. Un manifestante sufrió un traumatismo leve de tobillo y una mujer tuvo una crisis nerviosa por los incidentes. Cinco policías resultaron heridos, con cortes y traumatismos, según informó un portavoz de la fuerza.

Manifestantes usan tirachinas para arrojar piedras contra la policía frente al Congreso.
Manifestantes usan tirachinas para arrojar piedras contra la policía frente al Congreso.AFP

El Gobierno de Mauricio Macri sostiene que Argentina debe dejar de gastar más de lo que ingresa. Como parte del rescate concedido por el FMI, Buenos Aires se ha comprometido a equilibrar las cuentas públicas de forma drástica: pasar del 2,6% de déficit fiscal primario (antes del pago de intereses) actual a cero el año que viene. A cambio, aspira a 7.000 millones de dólares adicionales al rescate de 50.000 millones que el organismo internacional aprobó en junio. El directorio del FMI tratará la ampliación del rescate el próximo viernes y Macri confía en que el visto bueno de los diputados —a la espera del de los senadores— convenza al organismo de que Argentina cumplirá con ese ambicioso objetivo de déficit.

Transporte, Energía y Obra Pública serán tres de las áreas más castigadas el año que viene, con recortes de hasta el 46%. El Gobierno aplicará también la tijera en Educación, Cultura y Ciencia (-8,3%), pero mantendrá las jubilaciones y planes sociales destinados a las familias más vulnerables que dependen del Ministerio de Desarrollo y Salud. La única partida que se incrementa es la de servicios de la deuda pública, con un aumento del 10%. El objetivo del Ejecutivo es lograr un ahorro de 300.000 millones de pesos (casi 8.000 millones de dólares) en las arcas estatales y otros 100.000 (2.600 millones de dólares) en las arcas provinciales.

"Es el presupuesto posible en este contexto", lo defendió el diputado macrista Fernando Iglesias en declaraciones radiales antes de entrar al recinto. Iglesias destacó que el proyecto da cuenta de la "situación financiera difícil" que atraviesa el país y busca sentar las bases para que el año que viene la economía comience a recuperarse. Argentina cerrará 2018 en recesión, con una inflación superior al 40% y una deuda cercana al 80% del PIB. Pero el país llegará a las elecciones presidenciales de 2019 en un estado sólo un poco mejor: el Gobierno prevé en el Presupuesto una caída del PIB del 0,5% y un aumento del IPC del 23%.

El macrismo, en minoría parlamentaria, ha llevado a cabo negociaciones contrarreloj para contar con apoyos suficientes en la votación del Presupuesto, prevista para la madrugada del jueves. El principal bloque opositor es el kirchnerismo.

"El Presupuesto es un espanto, es un asco, es absolutamente injustificable", señaló Axel Kicillof, exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner. El actual legislador señaló que el Gobierno llevó al país a un callejón sin salida, al haber tomado deuda con el argumento de "evitar un ajuste feroz" y ahora se ve obligado a llevarlo a cabo por la deuda contraída. La diputada Victoria Donda se presentó en el Congreso con una gigantografía de Christine Lagarde, directora del FMI, con la banda presidencial para ironizar sobre la influencia del organismo en la elaboración del presupuesto.

La crisis económica ha obligado a Macri a reducir el optimismo que caracterizó sus primeros años como presidente y en dar marcha atrás a algunas promesas, como la bajada de impuestos. Después de resistirse durante meses, anunció el mes pasado que volvía a gravar las exportaciones agropecuarias, tal y como hacía el kirchnerismo aunque por un monto algo inferior. El Presupuesto contempla también subidas en otros impuestos, como el de Bienes Personales.

Macri encara el último año de mandato con una importante caída de imagen y de las expectativas depositadas sobre su Gobierno. Según la última encuesta de Management & Fit, publicada por Clarín este fin de semana, sólo el 18,3% de la población aprueba la gestión gubernamental. Pero incluso en su peor momento, Macri se beneficia de la división de la oposición y del rechazo que despierta en gran parte del electorado Fernández de Kirchner, su posible contrincante si se presenta a la reelección en 2019.

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