Conservadores moderados y radicales se alían contra el Brexit suave de May

El jefe de campaña de la británica en 2016, Mike Penning, le acusa de "jugar a la ruleta rusa"

Theresa May viajó a Salzburgo convencida de que tenía contenido al enemigo en casa. Nada más lejos de la realidad. En pocas horas se filtraba un documento interno, que llevaba tiempo circulando entre los diputados conservadores, con los planes para derribar a la primera ministra y los posibles candidatos para sustituirla. Y su mano derecha durante años, Mike Penning, acusaba a May de estar "jugando a la ruleta rusa" y de insultar a los votantes que respaldaron la salida de Reino Unido de la UE.

Theresa May junto al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, este miércoles en la cumbre informal de Salzburgo de la UELEONHARD FOEGER (REUTERS)

La gran apuesta de May, dos años después del referéndum del Brexit, para salir del laberinto que puede poner fin a su carrera política era el llamado "plan Chequers". Tras reunir a principios de julio a todos los ministros en unos maratonianos ejercicios espirituales en su residencia oficial campestre, logró aprobar un borrador de negociación que llevar a Bruselas. Adhesión a las reglas del mercado interior para mercancías, pero no para servicios; fin a la libertad de movimiento de los ciudadanos comuni...

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La gran apuesta de May, dos años después del referéndum del Brexit, para salir del laberinto que puede poner fin a su carrera política era el llamado "plan Chequers". Tras reunir a principios de julio a todos los ministros en unos maratonianos ejercicios espirituales en su residencia oficial campestre, logró aprobar un borrador de negociación que llevar a Bruselas. Adhesión a las reglas del mercado interior para mercancías, pero no para servicios; fin a la libertad de movimiento de los ciudadanos comunitarios en Reino Unido pero compromisos de complacencia con la Unión en materia regulatoria. En definitiva, un bufé libre que no ha satisfecho a los líderes europeos y ha levantado en armas a los euroescépticos británicos, que lo consideran una rendición sin lucha y una traición al resultado del referéndum de 2016.

Acostumbrada a los exabruptos y las maniobras por la espalda del ala dura del Partido Conservador, liderada por el exministro de Exteriores, Boris Johnson, y el ultracatólico Jacob Rees-Mogg, el golpe más duro para la primera ministra vino del que durante años fue su más estrecho colaborador, el diputado moderado Mike Penning. El hombre que fue su mano derecha durante los años en los que May formó parte del Gobierno de David Cameron y que dirigió su campaña de 2016 para hacerse con el liderazgo del Partido Conservador la acusó de intentar "chantajear" a sus propios parlamentarios para que apoyen su Brexit suave, advirtiéndoles de que no existe otra alternativa y amenazándoles con una salida abrupta de la UE. Penning dijo al diario conservador The Daily Telegraph, y repitió después en sucesivas entrevistas televisivas, que el plan Chequers "está muerto" y que May "estaba muy engañada" si pensaba que lo podría sacar adelante en el Parlamento británico. El golpe definitivo de Penning, a quién la primera ministra nominó el año pasado para el título de caballero por su lealtad, fue el anuncio de que se pasaba a las filas del Grupo para los Estudios Europeos, el oscuro sanedrín desde el que Rees-Mogg maniobra para lograr una salida radical de Reino Unido de la UE.

La antigua mano derecha de la primera ministra la acusa de engañar a los votantes

La deserción de Penning tuvo lugar casi a la vez que se filtraba a los medios un documento interno que circula desde hace meses entre los diputados conservadores en el que se anuncia el derribo de May el próximo mes de abril, justo después de la fecha oficial del Brexit, el 29 de marzo. El Telegraph, el campo de batalla preferido por los tories para lanzarse entre ellos elegantes y no tan elegantes cuchilladas, no informó de la mano que había redactado ese texto, más allá de decir que se trataba de "un parlamentario conservador".

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El documento reclama a sus destinatarios que "maniobren de inmediato" para deshacerse de May, y expone, con sus correspondientes valoraciones, a los 27 candidatos que pueden sucederla al frente del partido. De Boris Johnson, la cabeza más visible de la revuelta, dice que "es el número uno en las apuestas", pero a continuación recuerda "que el favorito nunca suele ser el vencedor". Del ministro de Economía, Philip Hammond, uno de los que con más ahínco ha defendido un Brexit suave, asegura el documento que "él piensa que tiene alguna oportunidad. Ni de lejos. Pero intentará seguir al frente de su Ministerio". David Davis, el primero en ocupar el Ministerio para el Brexit y que durante dos años no logró avanzar ni un centímetro en las negociaciones con el excomisario Michel Barnier, el texto afirma que él "asegura no estar interesado en el puesto, pero lo está. No lo logrará. Es demasiado tarde". Un modo directo de dejarle claro que sus ataques exagerados de los últimos días contra May ya no le valen de nada. 

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La sorpresa, como ha ocurrido otras veces en el Partido Conservador, puede llegar del sitio más inesperado. Dominic Raab, el hombre que ha sucedido a Davis en los contactos con Bruselas. Es joven, simpático, accesible para los medios y no pisa ningún callo. "Tiene el apoyo discreto de Rees-Mogg", dice el documento. "Podría perfectamente alcanzar el éxito. Es un busto parlante muy eficaz".

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