La adopción de sanciones contra Irán por Siria divide a la Unión Europea

Varios países, entre ellos Italia, bloquean el castigo que defienden Alemania, Francia y Reino Unido

El presidente de Irán, Hasan Rohaní, y el líder ruso, Vladímir Putin, en un encuentro que celebraron el pasado 4 de abril en Ankara. Tolga Bozoglu (AP)

Europa busca un castigo de baja intensidad contra Irán por su activo papel en la guerra siria pero sin arriesgarse a dañar el acuerdo nuclear que suscribió el régimen. Alemania, Francia y Reino Unido, el trío europeo garante de esa paz nuclear que rige entre Teherán y Occidente desde 2015, han propuesto a sus socios europeos aplicar sanciones selectivas para demostrar a Estados Unidos que se puede ser duro con es...

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Europa busca un castigo de baja intensidad contra Irán por su activo papel en la guerra siria pero sin arriesgarse a dañar el acuerdo nuclear que suscribió el régimen. Alemania, Francia y Reino Unido, el trío europeo garante de esa paz nuclear que rige entre Teherán y Occidente desde 2015, han propuesto a sus socios europeos aplicar sanciones selectivas para demostrar a Estados Unidos que se puede ser duro con este país sin retirarse del esquema nuclear. Aunque la mayoría de los países están dispuestos a respaldar esta iniciativa, la resistencia de algunos (principalmente Italia, Suecia y Austria) impide por el momento adoptarla, según confirman a EL PAÍS fuentes diplomáticas y comunitarias. La falta de avances en la redacción de las sanciones hará muy difícil que los ministros de Exteriores puedan aprobarlas durante la reunión que mantendrán el próximo lunes en Luxemburgo, como pretendían Londres, París y Berlín.

Esa división en el seno europeo coincide con un momento crítico de la guerra en Siria. Estados Unidos se dispone a intervenir —previsiblemente con ayuda europea— contra el régimen sirio, al que responsabiliza del ataque químico ocurrido la semana pasada en Guta Oriental.

Las medidas restrictivas planteadas por estas tres capitales consisten en impedir la entrada en la UE —y congelar los activos que pudieran tener— a responsables iraníes directamente implicados en el conflicto sirio. Los tres países firmantes del acuerdo nuclear lo defienden como una manera de persuadir a Estados Unidos de que no se retire del pacto nuclear porque Irán cumple sus compromisos y resulta arriesgado que el régimen de los ayatolás vuelva a los proyectos nucleares con fines militares si considera que Occidente desmantela este histórico acuerdo. Pero muchos en la UE dudan de que este intento europeo de demostrar que se puede presionar a Irán en otros terrenos sin poner en duda el esquema nuclear sirva para convencer al presidente estadounidense, Donald Trump, de continuar en ese marco. Y a cambio, argumentan, enfrentarse a Irán con nuevas sanciones puede disminuir su colaboración en el ámbito nuclear.

Tras una tensa reunión entre los embajadores de los 28 Estados miembros ante la UE esta misma semana, los más escépticos impidieron iniciar los trabajos técnicos para tener listas las sanciones, que solo pueden adoptarse por unanimidad.

Menos conflictiva ha resultado la renovación del castigo que la UE mantiene sobre Irán desde 2011 —y que ha sobrevivido pese al pacto nuclear— por las violaciones de los derechos humanos. El Consejo decidió este jueves prolongar un año ese paquete, que veta la entrada en la UE a 82 personas y una entidad y prohíbe exportar a este país material que pueda usarse para la represión interna.

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