Bruselas presentará en primavera propuestas frente a la manipulación en las redes

La estrategia de la UE contra las llamadas noticias falsas se intensifica

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión (izquierda) y Donald Tusk, responsable del Consejo Europeo, el viernes tras una cumbre informal en Bruselas.Geert Vanden Wijngaert (AP)

Comenzó como un cándido intento de contrarrestar la propaganda rusa y ha derivado en una amplia reflexión sobre si hacen falta nuevas leyes para atajar el fenómeno. La estrategia de la Unión Europea contra las llamadas noticias falsas —un cajón de sastre que incluye conceptos como desinformación, manipulación, bulos…— se ha intensificado ...

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Comenzó como un cándido intento de contrarrestar la propaganda rusa y ha derivado en una amplia reflexión sobre si hacen falta nuevas leyes para atajar el fenómeno. La estrategia de la Unión Europea contra las llamadas noticias falsas —un cajón de sastre que incluye conceptos como desinformación, manipulación, bulos…— se ha intensificado a medida que crecía la alarma sobre su impacto. A las autoridades comunitarias, pese a todo, les aterra cualquier iniciativa que pueda interpretarse como un freno a la libertad de expresión. Y la lucha contra las fake news corre el riesgo de adentrarse en ese terreno resbaladizo.

Bruselas ha abierto dos vías para combatir los mensajes engañosos que se propagan con rapidez por Internet. La primera, vigente desde finales de 2015, se basa en la labor de una modesta unidad del servicio diplomático comunitario que trata de desmontar historias falsas orquestadas en buena medida por actores rusos. Los 13 expertos que combaten la desinformación dirigida al vecindario oriental de la UE —pero también al mismo corazón del club comunitario— cuentan por primera vez este año con presupuesto propio.

Además de recibir más personal, fuentes de ese equipo esperan emplear los nuevos recursos para entrenar a otros funcionarios en esas destrezas y para analizar mejor la manipulación. Este grupo de trabajo ha desmontado 3.700 casos desde que comenzó su labor, pero apenas se apoya en una red de voluntarios para alimentar la base de datos (euvsdisinfo.eu). Los integrantes de esta célula, de nombre East Stratcom Task Force, aspiran a profesionalizar la red y a ofrecer sus productos en más lenguas (ahora se limitan al inglés y al ruso).

“Es un grupo muy productivo, pero pequeño. La UE no hace lo suficiente para luchar contra este fenómeno. Porque las noticias falsas son solo una pequeña parte del problema. La máquina de propaganda es un problema mucho mayor y más difícil de combatir”, reflexiona Malgorzata Zawadzka, experta en manipulación informativa del Warsaw Institute, una fundación polaca que alerta sobre la influencia rusa en Europa.

Consciente de que las noticias falsas rebasan con creces el ámbito de la intoxicación rusa, la Comisión Europea ha lanzado este año una segunda línea de trabajo. Se trata de un grupo de expertos que debe analizar el fenómeno y proponer medidas para mitigarlo. La cuarentena de profesionales liderados por Madeleine de Cock Buning desde mediados de enero evalúa cómo definir un medio de comunicación, la necesidad de revelar sus intereses financieros, la preparación de los ciudadanos para interpretar la información y, en última instancia, la conveniencia de legislar en la UE.

La primera reunión de esa unidad, que presentará sus resultados en marzo, arrojó reflexiones clave. “Existe una discrepancia entre la regulación de los canales de radio y televisión y la ausencia de regulación para las plataformas [de Internet]. Esto distorsiona el mercado de medios y amenaza el ecosistema tradicional”, se puede leer en las minutas. La discusión sirvió para analizar el papel de los anunciantes que utilizan esos foros como vehículo de promoción y sugerir “la necesidad de que se responsabilicen de sus decisiones”. Los expertos se mostraron escépticos respecto a la idea de autorregulación en este terreno, “dada la experiencia con los anunciantes”.

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El margen disponible entre regular en exceso o no hacer lo suficiente es estrecho. “El grupo de expertos es excelente, pero ha llevado demasiado tiempo constituirlo. Hay que dar una respuesta rápida porque este fenómeno evoluciona con rapidez”, aconseja Heidi Tworek, de la Universidad British Columbia (Canadá) y la casa de análisis German Marshall Fund. Esta historiadora insta a plantear un debate mucho más amplio para desactivar las noticias falsas: la necesidad de apoyar a los medios de comunicación de calidad, muchos de los cuales atraviesan hoy dificultades financieras. “Es una cuestión extremadamente compleja”, admite Tworek.

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